¿Ayuda la música a mejorar la salud mental?

Hace tiempo que tu hermana y tus primas treintañeras no paran de darte la matraca para que escuches a un nuevo grupo. «Suenan bien», respondes. No dices mucho más porque eres una pardilla que no sabe de música y disimulas. Pero llega un momento en que, de manera inconsciente, decides que esa melodía te acompañe en el metro, mientras haces deporte o en casa. Vas notando cómo te engancha y se te mete hasta las entrañas.

Te identificas con la temática de esas canciones que hablan de los miedos de una generación (precariedad laboral, cambio climático, falta de oportunidades…), pero también con otras. Interpretas a tu manera las letras y haces tuya cada canción. Así, se favorece el autoconocimiento y la comprensión emocional, ya que al abordar sentimientos complejos y contradictorios se entienden mejor los propios. Sus letras resumen el proceso de vivir: «Qué vida tan dura; tiene que haber una salida para tanto dolor; valor, amor y cicatriz; nunca llego a alcanzarte; que haya suerte en evitar la muerte; en el vacío, no hay maldad; si la felicidad se escapa, bailaré con el dolor». Las sientes cercanas. Sin melodramas y de forma realista, pero también con esperanza. Poseen fuerza, carácter y humanidad. Suenan mejor que cualquier libro de autoayuda.

Un día, vas a un concierto de ese grupo. Escucharlos en directo te confirma lo potente que es sentir ese derroche de armonía compartida con otros. De repente, los desconocidos que están a tu lado se convierten en tus mejores amigos por unas horas. Esa gente, pudiendo ser similar o no a ti, comparte el gusto por ese grupo. Es como si la polarización de la que tanto se habla se congelara por unas horas. La música cohesiona, promueve un sentido de comunidad y pertenencia. Es un grito compartido. Permite construir un «nosotros» que no necesite de un «ellos» para diferenciarse.

La música cohesiona, promueve un sentido de comunidad y pertenencia

A nivel individual, cantas, gritas, recapacitas, lloras y ríes. Te dejas llevar. Es una especie de purificación, reseteo y catarsis emocional. Liberas emociones reprimidas, como tristeza, rabia o nostalgia, lo que contribuye a la regulación emocional. Alivia tensiones. Además, en un mundo lleno continuamente de distracciones, la música en directo te ayuda a estar en el presente. Ocupa un espacio de tiempo no productivo, es un tiempo donde no vas a producir a nivel social, laboral o familiar porque te vas a dedicar a disfrutar. Ese concierto ayuda a desconectar de las preocupaciones cotidianas. Su energía e intensidad hace que liberes dopamina, lo que puede contribuir a un aumento temporal del estado de ánimo. Se reduce el estrés y la ansiedad. Y al día siguiente, no hay resaca mala ni te entristeces porque esa música seguirá en tu casa, en tus oídos y podrás seguir disfrutándola en la intimidad. Además, durante los siguientes días, te sientes más creativo e inspirado.  Es como un germen que te inocula para crear tu propia obra de arte.

La música como la de Arde Bogotá ayuda a poner en palabras los propios miedos, unidos a nuestra condición de ser, y a transitarlos mejor. Para vivir mejor con la angustia, necesitamos convertir los miedos en un relato que pueda ir dando sentido a parte de nuestra biografía. Las letras de sus canciones dan sentido a los relatos biográficos particulares. Aterrizan lo abstracto en lo concreto. Así, el miedo es más tolerable una vez convertido el relato en una historia con anécdotas. Al escuchar esas letras que reflejan luchas internas o sentimientos de soledad y frustración, uno se siente más comprendido y validado en sus propias emociones y miedos. Esto es especialmente útil para los que están en un mal momento, ya que puede ayudar a sentirse menos aislado. Además, ese miedo convertido en una canción nos ayuda a hacernos más responsables de él.

Escuchar letras que reflejan luchas internas o sentimientos de soledad puede ayudar a sentirse menos aislado

El reconocimiento del papel de la música en la vida humana y su potencial terapéutico ha quedado evidenciado desde lo científico, con disciplinas como la musicoterapia que emplean algunos profesionales de la salud en sus tratamientos. Nos referimos al impacto positivo para los que la crean, pero también al impacto significativo en la salud mental de los oyentes.  Los grupos de música indie o rock más veteranos, como Lory Meyers o Vetusta Morla, unidos a los de «nuevas generaciones» como Arde Bogotá o Carolina Durante, profundizan en aspectos emocionales y en los problemas de salud mental en muchas de sus letras, de una manera más o menos explícita. Sirven como una fuente de inspiración para aquellos que se enfrentan a dificultades emocionales o existenciales, ya que sus letras transmiten la idea de que, aunque las adversidades sean inevitables, siempre hay una oportunidad para seguir adelante o encontrar significado en la experiencia. Hablan de resiliencia emocional y favorecen un sentimiento de empoderamiento y de consuelo. Además, cada vez son más los mensajes que invitan a la esperanza de la recuperación para las personas con problemas de salud mental. Muchas personas pueden encontrar en su contenido un referente o punto de partida.

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