David Lynch más allá del cine. Así es 'Polish Night Music', el tétrico paisaje sonoro que reafirmó su genio como artista multidisciplinar junto a Marek Zebrowski

Dos meses antes de la muerte de David Lynch —porque ahora nuestro estándar para datar acontecimientos debería ser "antes de Lynch" y "después de Lynch"—, me encontraba en la ciudad de Toruń, a unos 1.800 kilómetros de casa, asistiendo a un festival Camerimage en el que descubrí casi por casualidad una faceta del maestro que, hasta el momento, desconocía. La experiencia estuvo entre lo revelador, lo evocador y lo extrañamente terrorífico. Durante mi estancia en la ciudad polaca, y en uno de mis muchos descansos entre películas, en los que me refugiaba de las temperaturas bajo cero y las ventiscas en el área de jurados del certamen, conocí al responsable de los invitados. Su nombre es Marek Zebrowski, y en medio de una animada conversación sobre los dolores de cabeza que provoca el trabajo creativo, que suelen ser directamente proporcionales a las satisfacciones que llega a ofrecer, hizo un comentario inesperado en un tono tremendamente casual: "Es muy parecido a cuando di aquél concierto con David". En Espinof David Lynch ha muerto. El genial director de 'Twin Peaks', 'Terciopelo azul' o 'Mulholland Drive' nos deja con 78 años La tétrica noche polaca Marek y David —sí, Lynch— se conocieron, precisamente, en el marco del festival Camerimage, cuando se celebraba en una ciudad de Łódź que albergó parte del rodaje de la inclasificable y sugestiva 'Inland Empire'. Su relación profesional, que arrancó con el cineasta contratando a Zebrowski como traductor durante la filmación, se convirtió en personal al compartir ideas e impresiones sobre el proceso creativo musical y su libertad a la hora de experimentar. Este punto en común terminó con Lynch invitando a Zebrowski, graduado en el Liceo de Proznań, compositor y pianista, a su estudio en Los Angeles. Allí, darían forma a un álbum de unos 80 minutos que sólo necesitó a dos artistas, un sintetizador Korg, un piano Yamaha y un puñado de guías conceptuales claras para moldear un inquietante paisaje sonoro que se ajusta perfectamente a la eterna etiqueta de "Lynchiano". Al terminar el café, y antes de dar carpetazo a nuestra charla, Marek mencionó el nombre de la criatura: 'Polish Night Music'. Tras apuntarlo, y después de las proyecciones y la cena de rigor, regresé al hotel de madrugada en medio de una nevada. Una vez entré en calor, me puse los auriculares, me senté frente a la ventana y busqué el título del disco en Spotify sólo para verme inmerso en una pesadilla auditiva tan austera como efectiva. 'Polish Night Music' se levanta sobre un par de elementos muy concretos: las atmósferas creadas a golpe de sintetizador por Lynch y el piano improvisado sobre ellas de Zebrowski. Dos herramientas al servicio de un concepto que trata de capturar las sensaciones que reinan en la noche polaca más abstracta y tétrica mientras nos sumergimos en sus fábricas abandonadas y sus gélidos y desérticos callejones. En Espinof Esta es una de las escenas que más me han marcado de David Lynch y sigue helándome la sangre cada vez que la veo Si mi escucha de los cuatro cortes que componen este experimento entre el minimalismo y el neoclasicismo, el más breve de 13 minutos y medio y el más largo cercano a los 27 minutos de duración, fue tan redonda y especial, fue gracias al modo en que las vistas desde la ventana de mi habitación parecían haberse generado en torno a la música: un parque devorado por la oscuridad en el que las pocas y débiles farolas que lo iluminaban luchaban por abrirse paso entre la densidad de la niebla y el velo de la nieve y tras el que, en la lejanía, el casco antiguo de Toruń se intuía como una presencia fantasmagórica. Puede que la imagen alimentase la música o que, por el contrario, fuese lo auditivo lo que dotó a lo visual de un cariz más tenebroso, pero esto es lo menos importante. Lo verdaderamente relevante es que, dos meses después, y tras el jarro de agua fría que ha supuesto la temprana despedida a David Lynch, esta rareza ha terminado convertida en un recurso imprescindible durante mis sesiones de escritura nocturnas y en otra muestra del genio indiscutible y multidisciplinar del de Missoula. Cuando al día siguiente comenté el fantástico mal rato que pasé escuchando su trabajo, Marek Zebrowski —que volvería a colaborar con el realizador en el cortometraje 'Fire (Pozar)'—, entre la sorpresa y el agradecimiento, afirmó que, en efecto, 'Polish Night Music' es "muy él [muy Lynch]". Tan "él" como 'Mulholland Drive', 'Twin Peaks', 'Terciopelo azul' o una 'Cabeza borradora' que continúa grabada a fuego en mi mente unos veinte años después de haberla visto por primera vez. En Espinof | David Lynch lo cambió todo: 3 obras maestras que ver en streaming de un artista que nos hizo ver el cine y el mundo de otra manera En Espinof | Cuando David Lynch fr

Jan 17, 2025 - 21:58
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David Lynch más allá del cine. Así es 'Polish Night Music', el tétrico paisaje sonoro que reafirmó su genio como artista multidisciplinar junto a Marek Zebrowski

David Lynch más allá del cine. Así es 'Polish Night Music', el tétrico paisaje sonoro que reafirmó su genio como artista multidisciplinar junto a Marek Zebrowski

Dos meses antes de la muerte de David Lynch —porque ahora nuestro estándar para datar acontecimientos debería ser "antes de Lynch" y "después de Lynch"—, me encontraba en la ciudad de Toruń, a unos 1.800 kilómetros de casa, asistiendo a un festival Camerimage en el que descubrí casi por casualidad una faceta del maestro que, hasta el momento, desconocía. La experiencia estuvo entre lo revelador, lo evocador y lo extrañamente terrorífico.

Durante mi estancia en la ciudad polaca, y en uno de mis muchos descansos entre películas, en los que me refugiaba de las temperaturas bajo cero y las ventiscas en el área de jurados del certamen, conocí al responsable de los invitados. Su nombre es Marek Zebrowski, y en medio de una animada conversación sobre los dolores de cabeza que provoca el trabajo creativo, que suelen ser directamente proporcionales a las satisfacciones que llega a ofrecer, hizo un comentario inesperado en un tono tremendamente casual: "Es muy parecido a cuando di aquél concierto con David".

La tétrica noche polaca

Marek y David —sí, Lynch— se conocieron, precisamente, en el marco del festival Camerimage, cuando se celebraba en una ciudad de Łódź que albergó parte del rodaje de la inclasificable y sugestiva 'Inland Empire'. Su relación profesional, que arrancó con el cineasta contratando a Zebrowski como traductor durante la filmación, se convirtió en personal al compartir ideas e impresiones sobre el proceso creativo musical y su libertad a la hora de experimentar.

Este punto en común terminó con Lynch invitando a Zebrowski, graduado en el Liceo de Proznań, compositor y pianista, a su estudio en Los Angeles. Allí, darían forma a un álbum de unos 80 minutos que sólo necesitó a dos artistas, un sintetizador Korg, un piano Yamaha y un puñado de guías conceptuales claras para moldear un inquietante paisaje sonoro que se ajusta perfectamente a la eterna etiqueta de "Lynchiano".

Al terminar el café, y antes de dar carpetazo a nuestra charla, Marek mencionó el nombre de la criatura: 'Polish Night Music'. Tras apuntarlo, y después de las proyecciones y la cena de rigor, regresé al hotel de madrugada en medio de una nevada. Una vez entré en calor, me puse los auriculares, me senté frente a la ventana y busqué el título del disco en Spotify sólo para verme inmerso en una pesadilla auditiva tan austera como efectiva.

'Polish Night Music' se levanta sobre un par de elementos muy concretos: las atmósferas creadas a golpe de sintetizador por Lynch y el piano improvisado sobre ellas de Zebrowski. Dos herramientas al servicio de un concepto que trata de capturar las sensaciones que reinan en la noche polaca más abstracta y tétrica mientras nos sumergimos en sus fábricas abandonadas y sus gélidos y desérticos callejones.

Si mi escucha de los cuatro cortes que componen este experimento entre el minimalismo y el neoclasicismo, el más breve de 13 minutos y medio y el más largo cercano a los 27 minutos de duración, fue tan redonda y especial, fue gracias al modo en que las vistas desde la ventana de mi habitación parecían haberse generado en torno a la música: un parque devorado por la oscuridad en el que las pocas y débiles farolas que lo iluminaban luchaban por abrirse paso entre la densidad de la niebla y el velo de la nieve y tras el que, en la lejanía, el casco antiguo de Toruń se intuía como una presencia fantasmagórica.

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Puede que la imagen alimentase la música o que, por el contrario, fuese lo auditivo lo que dotó a lo visual de un cariz más tenebroso, pero esto es lo menos importante. Lo verdaderamente relevante es que, dos meses después, y tras el jarro de agua fría que ha supuesto la temprana despedida a David Lynch, esta rareza ha terminado convertida en un recurso imprescindible durante mis sesiones de escritura nocturnas y en otra muestra del genio indiscutible y multidisciplinar del de Missoula.

Cuando al día siguiente comenté el fantástico mal rato que pasé escuchando su trabajo, Marek Zebrowski —que volvería a colaborar con el realizador en el cortometraje 'Fire (Pozar)'—, entre la sorpresa y el agradecimiento, afirmó que, en efecto, 'Polish Night Music' es "muy él [muy Lynch]". Tan "él" como 'Mulholland Drive', 'Twin Peaks', 'Terciopelo azul' o una 'Cabeza borradora' que continúa grabada a fuego en mi mente unos veinte años después de haberla visto por primera vez.

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La noticia David Lynch más allá del cine. Así es 'Polish Night Music', el tétrico paisaje sonoro que reafirmó su genio como artista multidisciplinar junto a Marek Zebrowski fue publicada originalmente en Espinof por Víctor López G. .

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