La belleza del abismo
Aquello no revelado se alimenta en las bocas de las niñas o las adolescentes, protagonistas de los 18 cuentos, ya que las figuras masculinas, secundarias y, normalmente, asociadas al padre, no logran alcanzar entidad alguna. Lo no dicho, como un secreto en forma de culpa inconfesable, teje alrededor de ellas una fina y tenue membrana... Leer más La entrada La belleza del abismo aparece primero en Zenda.
Quizá sea aquello no dicho, lo que aletea como una leve insinuación en una atmósfera preñada de extrañeza, lo que despierta nuestra inquietud, nuestro temor. Pilar Adón nos adentra en este libro de cuentos, Las iras (Galaxia Gutenberg, 2025), en ese particular universo de su anterior novela, De bestias y aves (2022), para entregarnos indefensos a un paisaje rural y agreste, distópico y humano en el que germina con absoluta libertad la belleza de lo terrible y feroz.
Ese espacio se ve atravesado por una fuerte simbología religiosa cristiana: los rezos, la cruz, la evocación del relato bíblico de Abel y Caín, los panes y los peces, citas del génesis, los ritos que sustentan un universo sígnico en el que Pilar Adón busca la clemencia divina para sus protagonistas sin hallarla, pues en estos cuentos impera, como en el Antiguo testamento, la ley del talión, y en ella la venganza se sobrepone a la culpa:
una triunfante diosa de la venganza vagando por los bosques, iluminándose con una antorcha. Con el puñal ensangrentado en una mano y el pelo lleno de serpientes.
La ira, esa misma que intitula e sobrehíla las historias, ejecuta su destino o azar, sin embargo, no hay una violencia explícita en los cuentos, sino un despliegue y esbozo perfecto de alusiones que sostienen la tensión narrativa sin pausa.
¿Y qué es eso tan inefable que han hecho las protagonistas? Los finales inesperados, desconcertantes o abiertos “cómo nos deshacemos del padre”, con preguntas que otean otro horizonte y posibilitan otro futuro para las niñas-adolescentes, convocan a nuestra imaginación a interpretar. Porque el peso de eso que ocultan y las señala, las ha convertido en monstruos. También en víctimas. Y esta es una de las grandezas de Las iras, la habilidad para ofrendar la más terrible de las atrocidades de la manera más bella sin juzgarla y arrastrar al lector a una reflexión sobre los valores morales, por medio de la lucha interna de unas niñas-adolescentes, que cohabitan en esa frontera temporal donde las normas éticas van moldeándose entre la obligación y el instinto. Las consecuencias de la soledad a la que se ven abocadas por la falta de amor y la fractura de los vínculos afectivos con sus madres, hermanas o amigas, las expulsa hacia lo hostil. Así lo justo, lo bueno, la culpa, la confianza, la traición, el perdón, un lado oscuro del ser humano heredado y transmitido, se cuestionan. Sólo los animales se salvan, en especial, los perros, símbolo de la fidelidad:
Lo del perro es otra cosa. Aunque no se hubiera educado precisamente en la práctica del amor incondicional ni de la compasión, aunque no hubiera crecido contando con la magnanimidad de los suyos ni apoyándose en las bondades de los demás, ya sabe dónde poner los límites y distinguir lo que está bien de lo que está mal.
Si bien las bestias campan por los cuentos, a veces bajo la apariencia de personajes, bestia. Devoradora de hermanas. Mitad hembra, mitad culebra, estas niñas-adolescentes son, con frecuencia, iluminadas por un halo de salvajismo:
Saldrían en camisón, descalzas, con el pelo suelto y la cara sin lavar, mientras las aves se las acercaban en la mejor zona de la casa, lejos del pozo, por donde podían correr y tumbarse boca abajo, aferradas con las uñas al suelo.
Con ello se ahonda en un aislamiento y solitud, que las redime.
Cincelarse la línea vertical seguida de la línea horizontal en otras partes del cuerpo. No se trataba de que el abismo estuviera en ella. Probablemente, más allá de cualquier duda, como había oído siempre, el abismo era ella.
La sensibilidad de la prosa de Pilar Adón enraíza con su poesía en ese lenguaje depurado, lirismo contenido y palabras precisas, para engendrar la exacta ambientación inquietante y asfixiante. La estructura del libro reposa en una cadencia narrativa ininterrumpida donde se alternan relatos más extensos con otros muy breves, pero de alguna manera entrelazados entre sí mediante referencias internas. Aunque libro de relatos cortos, esconde entre los temblores una novela quebrada e hilvanada. Estos cuentos tienen la virtud del asombro provocado por lo sublime, en su capacidad de suspender el tiempo, porque irrumpe durante la lectura un fragmento de atemporalidad, ese mismo que nos sustrae de cuanto nos rodea, para imbuirnos en ese mundo entretejido donde lo oscuro e irracional, lo siniestro y el desasosiego conviven en una armonía en la busca de un afecto, de un amor con el que hacer frente a la soledad. ¿Qué hacer con toda esa belleza germinada de la crueldad y el horror que brotan de la inocencia más pura?
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Autora: Pilar Adón. Título: Las Iras. Editorial: Galaxia Gutenberg. Venta: Todos tus libros.
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