Revelan la causa de la muerte oficial del bebé de 20 meses olvidado en un coche en Linares, y deja a todos sin aliento

Trágico suceso. Hay noticias que logran paralizar el pulso de toda una sociedad. No importa cuán lejano parezca el lugar o lo desconocidos que nos sean los protagonistas: ciertas tragedias nos atraviesan porque tocan fibras humanas universales, como el amor por un hijo, el cuidado diario o el miedo a un descuido irreversible. En Linares, ... Leer más

May 22, 2025 - 17:45
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Revelan la causa de la muerte oficial del bebé de 20 meses olvidado en un coche en Linares, y deja a todos sin aliento

Trágico suceso.

Hay noticias que logran paralizar el pulso de toda una sociedad. No importa cuán lejano parezca el lugar o lo desconocidos que nos sean los protagonistas: ciertas tragedias nos atraviesan porque tocan fibras humanas universales, como el amor por un hijo, el cuidado diario o el miedo a un descuido irreversible.

En Linares, una localidad de Jaén, un hecho estremecedor ha provocado precisamente esa sensación colectiva de angustia: un bebé de apenas 20 meses falleció tras haber sido olvidado dentro de un coche durante varias horas. El caso ha generado conmoción no solo por lo trágico del desenlace, sino por las circunstancias que lo rodean.

Las consecuencias invisibles del calor.

Según los primeros análisis forenses, la causa probable del fallecimiento es la hipoxia, una condición médica provocada por la insuficiencia de oxígeno en los tejidos. En palabras sencillas: el pequeño dejó de recibir el aire que su cuerpo necesitaba para funcionar. Bajo un calor extremo, encerrado en el coche, su organismo no pudo regular su temperatura.

El aumento del calor corporal habría obligado al cuerpo del niño a trabajar al límite. Esa sobrecarga fisiológica intensificó la necesidad de oxígeno, justo en un contexto donde no podía obtenerlo adecuadamente. La combinación letal de temperaturas extremas y encierro redujo sus posibilidades de sobrevivir.

El medio ambiente interior del vehículo actuó como una trampa térmica. El bebé, inmovilizado en su silla infantil, quedó expuesto a un golpe de calor progresivo que derivó en un fallo respiratorio. La tragedia se desarrolló en silencio, a plena luz del día, sin que nadie pudiera advertir lo que sucedía.

Una rutina interrumpida.

El hombre responsable del menor, su padre de acogida, fue detenido por la Policía Nacional bajo la sospecha de un homicidio imprudente. Con más de 70 años y una trayectoria en el cuidado de menores, el hombre declaró haber creído que había dejado al niño en la guardería, como hacía cada mañana.

La alerta se encendió cuando la madre de acogida fue a recoger al niño al centro educativo y descubrió que no estaba allí. Regresó entonces al hogar y fue en ese momento cuando el hombre recordó que el pequeño seguía en el coche. Lo encontraron demasiado tarde.

El coche, aparcado en una calle concurrida y con lunas tintadas, ocultó la presencia del bebé. A pesar de los esfuerzos de los equipos médicos y de emergencia que acudieron rápidamente, ya no se pudo hacer nada por salvar su vida. La madre tuvo que ser atendida por un equipo sanitario tras entrar en estado de ‘shock’.

El debate sobre la culpa.

La defensa del padre de acogida ha insistido en que no se trató de un acto negligente ni temerario. La abogada Rocío Garrido ha explicado que no ve elementos que configuren un delito de homicidio imprudente, al no apreciarse intención ni desatención voluntaria.

Desde su perspectiva, lo ocurrido sería consecuencia de un “lapsus temporal”, una especie de apagón mental que llevó al hombre a convencerse de que había cumplido con su rutina diaria. Asegura que su cliente se someterá a estudios médicos que podrían ayudar a esclarecer lo que sucedió.

Mientras tanto, el hombre ha sido puesto en libertad a la espera de que la justicia determine si existen responsabilidades penales. La investigación sigue abierta, y tanto la opinión pública como las autoridades tratan de comprender cómo se llegó a un desenlace tan devastador.

Una tragedia para toda la familia.

Lo único claro, por ahora, es el profundo dolor que embarga a la familia. La abogada ha manifestado que los padres de acogida están completamente “destrozados” por la pérdida. No solo han perdido a un niño, sino que también enfrentan el peso social de un suceso incomprensible.

Más allá de lo jurídico, queda el interrogante emocional y humano: ¿cómo se convive con un error de tal magnitud? ¿Qué herramientas pueden ayudar a sanar una herida tan honda? Este hecho, que comenzó con una distracción en una mañana aparentemente normal, se convirtió en una pesadilla. Ahora queda el eco de un silencio insoportable y la necesidad colectiva de aprender, reflexionar y, quizá, prevenir.