Microcopy en UX: el poder de las palabras

El microcopy mejora la experiencia digital con mensajes claros, útiles y humanos. Descubre cómo diseñar palabras que guían y conectan.

May 28, 2025 - 12:05
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Microcopy en UX: el poder de las palabras

En diseño UX, cada detalle suma. A menudo hablamos de arquitectura de información, flujos, investigación con usuarios o diseño visual, pero hay un elemento que conecta directamente con las personas: las palabras. En concreto, esas pequeñas frases que vemos en botones, formularios o mensajes emergentes y que, aunque parezcan invisibles, sostienen la experiencia. Hablamos del microcopy.

En este artículo, exploramos su evolución, impacto y aplicación para mejorar la interacción en interfaces digitales.

¿Qué es el microcopy?

El microcopy es el conjunto de textos breves que ayudan al usuario a interactuar con un producto digital. No hablamos de textos decorativos ni de “relleno”, sino de fragmentos clave que ofrecen contexto, reducen la incertidumbre y guían decisiones. Se trata de un componente funcional del diseño.

Por ejemplo, en uno de nuestros proyectos, al rediseñar los mensajes de error en un proceso de onboarding, cambiamos un mensaje genérico “Campo incorrecto” por uno más útil como “Tu número de teléfono debe tener 9 dígitos”. Algo que puede parecer tan simple, redujo en más de un 30% los formularios abandonados. No fue magia, era un microcopy bien pensado y testeado.

Dónde encontramos el microcopy en una interfaz

Está por todas partes, aunque muchas veces pase desapercibido:

  • Botones de acción: “Guardar y continuar”, “Ver más tarde”, “Ir al paso siguiente”.
  • Mensajes de error o validación: “Este campo no puede estar vacío”.
  • Microinstrucciones: “Puedes subir una imagen de hasta 5 MB”, “Puedes subir archivos en formato PDF”.
  • Confirmaciones o advertencias: “Tu pedido ha sido recibido con éxito”, “No compartiremos tus datos con nadie”.
  • Indicadores de progreso: “Paso 2 de 4: Información personal”.

Estos textos, además de ayudar a completar tareas, también generan confianza y reducen la fricción. Son mensajes que suelen pasar desapercibidos, excepto cuando fallan. Cuando están mal escritos, el flujo se rompe. Cuando están bien escritos, todo parece más fácil.

Diseño cognitivo y microcopy

Desde la psicología cognitiva sabemos que las personas buscan pistas claras para tomar decisiones rápidas. Esto se conoce como heurísticos de usabilidad. Uno de ellos, “control y libertad del usuario”, está directamente relacionado con el microcopy: los usuarios quieren saber qué pasará si hacen clic, qué pueden deshacer, y cómo seguir adelante.

Además, el modelo mental del usuario tiene un papel central. Si la redacción no coincide con su expectativa —por ejemplo, si un botón dice “Finalizar” pero lleva a una pantalla de pago— la experiencia se rompe.

Por eso trabajamos el microcopy con criterios de:

  • Legibilidad: frases cortas, sin ambigüedades.
  • Previsibilidad: que lo que diga el texto se alinee con lo que ocurrirá.
  • Relevancia contextual: que aparezca justo cuando el usuario lo necesita.

Principios prácticos para trabajar el microcopy

Para que un microcopy funcione, debe cumplir con una serie de condiciones. En nuestra experiencia, trabajamos con tres ejes principales:

  • Claridad: nada de frases complejas o términos ambiguos. Evitamos tecnicismos innecesarios y preferimos expresiones que cualquier persona pueda entender. Por ejemplo, usamos “He olvidado mi contraseña” en lugar de “Recuperación de credenciales”.
  • Concisión: los espacios en las interfaces son limitados, pero eso no significa recortar a toda costa. Ser concisos es decir solo lo necesario, con las palabras justas. “Eliminar cuenta” funciona mejor que “Hacer clic aquí para proceder con la eliminación definitiva del perfil de usuario”.
  • Utilidad: el texto debe servir para algo (anticipar una duda, dar contexto, validar una acción…). Siempre nos preguntamos, ¿este mensaje resuelve una pregunta que el usuario puede tener? Si no lo hace, probablemente sobra.

A estos tres puntos siempre añadimos uno más: tono de voz. Adaptar el estilo del mensaje al producto y a las personas que lo usan añaden el toque diferenciador. Por ejemplo, en un producto dirigido a jóvenes, un tono relajado puede funcionar mejor. En cambio, en una interfaz de gestión médica, buscamos sobriedad y precisión.

Qué debemos tener en cuenta

Cuando trabajamos en los microcopies de un producto digital, estos son algunos de los puntos que tenemos presentes:

  • Anticipar dudas: la inclusión de mensajes que tranquilizan a los usuarios, como «Puedes cambiar tu foto de perfil más tarde» evita que la persona usuaria se bloquee en un paso. 
  • Motivar con contexto: “Este proceso no tardará más de 2 minutos” ayuda a que el usuario se anime a completarlo.
  • Dar confianza: “Nunca compartiremos tus datos personales” transmite seguridad y transparencia.
  • Guiar con naturalidad: En lugar de usar algo demasiado genérico como “Enviar”, usar “Solicitar acceso” puede aclarar mejor qué va a pasar después.

Qué evitar al escribir microcopy

También hay cosas que tratamos de no hacer. Algunas porque generan desconfianza, otras porque simplemente no ayudan:

  • Mensajes vagos o ambiguos: “Algo salió mal” no dice nada. Mejor ser concretos: “No pudimos guardar tu cambio. Inténtalo de nuevo”.
  • Confirmshaming: ese tipo de dark pattern manipula o culpa al usuario por una decisión, como “No, prefiero perderme esta gran oportunidad”. No solo suenan mal, sino que pueden afectar la percepción de la marca.
  • Lenguaje excluyente o complicado: cuanto más claro, universal e inclusivo sea el mensaje, mejor será la experiencia para todas las personas. 

Testear el microcopy también es diseñar

Como todo en UX, lo que funciona en una interfaz puede no funcionar en otra. Por eso validamos los textos con usuarios. Los test A/B y los test moderados nos dan pistas sobre qué frases generan más comprensión o qué redacciones provocan dudas. Ajustar una palabra puede tener un efecto medible en la tasa de éxito de una tarea.

El microcopy es invisible hasta que algo falla. Por eso, le damos la importancia que merece. Es parte del diseño de interacción, del diseño emocional y de la relación entre personas y productos. Además de elegir bien las palabras, se trata de entender el momento, la necesidad y la emoción que hay detrás de cada clic.

En Torresburriel Estudio lo tratamos como lo que es: una pieza más del diseño UX, tan importante como un wireframe o un test con usuarios.


Foto de portada de Sven Brandsma en Unsplash.