Idioma original: Catalán
Año de publicación: 2025
Valoración: Entre recomendable y está bien
A l'altre banda de la por sigue los pasos de Joana, una mujer ya madura a la que le gusta el arte y nadar, que tiene dos hijos y que trabaja como restauradora y conservadora en el MNAC.
La novela de de Marta Orriols está bien escrita y es rica en reflexiones. Logra imprimir trascendencia a lo anodino, lo trivial y lo cotidiano con sumo acierto, además de apreciar la belleza de las cosas y los consuelos que nos proporcionan los demás, sin caer en ese afán grandilocuente y dignificador de otras obras similares. Asimismo, derrocha humanidad y madurez, y, pese a transmitir un mensaje positivo, no teme mostrar el lado negativo o decepcionante de la existencia, ni la cualidad oblicua y contradictoria del ser humano.
Dicho mensaje positivo es, precisamente, lo que más me ha gustado de A l'altre banda de la por. O, más que el mensaje positivo en sí, la grisalla que lo acompaña. Y es que éste reividinca las relaciones afectivas (con un ex marido, con un amante a quien apenas ves, con unos hijos que te ven como una pesada...), y el placer que podemos hallar en las pequeñas victorias diarias («Ressucitar un gerani, aconseguir unes entrades, regalar-les», pg. 262), pero siempre lo hace, insisto, sin caer en lo grandilocuente y dignificador.
También debo resaltar las perlas de sabiduría que salpican A l’altre banda de la por. Citaré sólo una, aunque podría elegir entre decenas: «Els fills eren l’oportunitat de reviure sensacions que havien quedat enterrades en el passat», pg. 190.
Otro aspecto de A l’altre banda de la por que me ha cautivado es la complejidad de las relaciones entre Joana y el resto de personajes. Complejidad presente especialmente en las interacciones que mantiene con Biel, el padre de sus hijos (con quien se sigue llevando bien y al que todavía quiere pese a que están separados), con Mateu, catalán con quien intimó breve pero intensamente en el extranjero, o con sus difuntos padres.
Si bien podría ponerle algunas pegas a A l’altre banda de la por, adelanto que son tan insignificantes que en ningún momento lastran significativamente al conjunto. La primera tiene que ver con la prosa de Orriols; y es que tengo al sensación de que algunos de sus párrafos podrían subdividirse en varios, porque el bloque no siempre aporta información relacionada.
La segunda pega: que la voz narrativa de A l’altre banda de la por no sólo aporta poco al interpelar al lector, sino que, además, dicho recurso estilístico resulta algo confuso. A mi juicio, se usa de manera tan esporádica que no deviene relevante. Además, en un inicio parece que pretende subrayar la universalidad de la obra, enfatizar cómo Joana es, pese a sus particularidades, parecida en el fondo al resto de seres humanos («Tot ella era, en realitat, el que som sempre tots nosaltres», pg. 125); sin embargo, en momentos concretos, la forma en que la voz narrativa interpela al lector parece resignificar estérilmente tanto al narrador como al propio lector (pg. 39, 51, 52, 180, etc...).
La tercera pega que le pondría A l’altre banda de la por es que aborda temas de actualidad que, para mi gusto, sobran, y que a la larga quizá hagan que la obra no envejezca tan bien (pienso, por ejemplo, en la relación entre la protagonista y las redes sociales o el true crime, apenas esbozadas a modo de análisis sociológico y amago de caracterización). De hecho, Orriols baraja tantos temas (amor, maternidad, envejecimiento, orfandad, arte, machismo, cambio climático...) que no todos tienen la misma relevancia, interés, efectividad o ejecución.
Sea como fuere, A l'altre banda de la por es una novela madura y solvente, tanto en la forma como en el fondo. Conviene leerla y dejar que sus páginas resuenen en nosotros. Yo, por ejemplo, que nunca me he casado, y todavía menos divorciado, me he conmovido con la forma en que Joana habla de su relación con su ex marido. A modo de cierre, adjunto algunos pasajes que hablan sobre esto:
«Qui sap si, en l'atreviment que implicava una separació, ella no havia considerat que allò no tenia per què ser reversible. / No va calcular els danys col·laterals: que els sopars i aquells amics (...) es dissoldrien i s'anirien fent incòmodes (...). No va calcular tampoc que hi hauria una dona que no seria ella amb la rodonesa d'una panxa plena d'un fill que tampoc seria el seu (...)», pg. 177.
«L'entesa no era possible sota un mateix sostre. (...) Sota un mateix sostre es provoquen les preguntes més difícils, sovint es desperten l'egoisme, la defensa dels defectes propis (...). A fora, però, podien seguir protegint-se, respectant-se, cuidant-se. A fora era un bon lloc on estimar-se.», pg. 250.
«És lenta amb els sentiments. Per què hauria de deixar-se arrossegar pel ritme desenfrenat de la vida i girar full? Podria estar-se enganxada a l'estima del pare dels seus fills i a l'atracció del Mateu la resta de la seva vida. En tindria prou i li semblaria molt.», pg. 261.