EL SECRETO DE GABRIELA SALAZAR – César Mallorquí
Bariloche, la ciudad más poblada de La Patagonia, es conocida por su turismo de nieve. Allí reside una importante colonia descendiente de emigrantes europeos, una elección debida probablemente a la afinidad climática con Alemania, Suiza o Noruega. Se da la circunstancia que, al igual que en el resto de Argentina, los judíos y los nazis […]

Bariloche, la ciudad más poblada de La Patagonia, es conocida por su turismo de nieve. Allí reside una importante colonia descendiente de emigrantes europeos, una elección debida probablemente a la afinidad climática con Alemania, Suiza o Noruega. Se da la circunstancia que, al igual que en el resto de Argentina, los judíos y los nazis huidos de Europa habitan en los mismos barrios. Se conoce en qué casa habita quién. Recuerdo el testimonio de una encantadora bobe (así es como llaman los judíos a sus abuelitas) que me señalaba en su barrio de Olivos en Buenos Aires casas habitadas por viejos nazis. Se sabe pero, aún hoy, se calla. El tema de la acogida a los nazis en la Argentina del general Perón está bastante estudiado, como lo está la colaboración de gobiernos como el de Franco o el Vaticano en las rutas de escape de aquellos incalificables sin conciencia ni escrúpulos que marcharon cargados únicamente con su conciencia vacía y el peso del dinero en sus abultadas cuentas corrientes provenientes del expolio.
El autor nos indica al final del libro una amplia bibliografía. Quien, seguramente, ha escrito más y mejor sobre el tema es Uki Goñi en La auténtica Odessa. La fuga nazi a la Argentina de Perón (Paidós, 2002). Otros libros, aunque en este caso el autor no los ha indicado, no sé si por no extenderse pues como decía hay mucha bibliografía sobre el tema, son el chileno Claudio Salinas Muñoz, uno de los autores del libro Los amigos del Doctor Schäfer (Debate, 2002) y Jorge Camarasa, que ha escrito, entre otros libros sobre el mismo asunto, Odessa al Sur: la Argentina como refugio de nazis y criminales de guerra (Planeta, 1995), reeditado por Aguilar en 2012. Con este tema como fondo, César Mallorquí nos presenta un thriller histórico en el que las protagonistas son tres mujeres pertenecientes a generaciones diferentes.
La estructura es un tanto compleja. Hay inscritas en el libro dos novelas que casi podrían leerse como obras independientes porque, en mi opinión, son autosuficientes. La primera, titulada Ratlinie, se sitúa en Buenos Aires en 1952. Guadalupe Salazar, una emigrante española, recibe la propuesta de expiar en Bariloche la llegada de varios criminales de guerra nazis. Guadalupe acepta y comienza a trabajar para la acaudalada familia Reinhardt. Ella odiaba a los nazis, solo que lo hacía de un modo genérico pues no los conocía como individuos aislados. Conocer qué crímenes han cometido cada uno de ellos le solivianta y le hace decidirse a conseguir a toda costa su derrota. Se arriesga cada vez más para tener una mayor información, hasta que llega el trágico final del que su hija Gabi será testigo.
La segunda novela, titulada La lanza y el dragón, narra la venganza de Gabriela Salazar. Transcurre en el Madrid franquista del desarrollismo de los años sesenta. Bastian Reinhardt es un protegido del régimen y se dedica al tráfico de armas teniendo por jefe a Otto Johann Anton Skorzeny, cara cortada, antiguo miembro de las SS. Si he de elegir entre las dos partes, me quedo con esta última. Una trama más jugosa, de espionaje, que entrama mejor lo histórico con lo novelesco. Se mezclan los servicios secretos españoles y yugoslavos, las actividades de las organizaciones derechistas, los ustachas, y unos misteriosos panameños con un extraño encargo.
Ambas novelas se enmarcan dentro de la acción situada en el Madrid de 2010 con Lola, la hija de Gabriela, como protagonista. Carmen Klein, la famosa escritora de bestsellers, cuyo auténtico nombre es Gabriela Salazar, ha muerto. Sus hijos, Lola y Carlos McKenzie, reciben a través de un bufete de abogados unos documentos (las dos novelas citadas) que desvelan el misterio que esconde la vida de su madre. Entre libro y libro los hijos de Gabriela Salazar comentan con sus parejas las vicisitudes de su madre y su abuela Verónica. Al final deben sortear ciertas dificultades porque el mal está siempre presente. Lola emula el comportamiento heroico de sus ancestros y el bien triunfa sobre el mal. Además, el libro consta de un prólogo o introito donde se explican al lector unos sucesos acaecidos a finales de la Segunda Guerra Mundial, que le permiten entender mejor la trama posterior.
Vemos que predomina la intriga, el suspense, la acción. Como hay saltos temporales, abundan los personajes. La mayoría aparecen solo en alguna de las partes de la novela. Bastián y Gabriela, el verdugo y la víctima que desea venganza, son el hilo conductor de la historia junto con un objeto, el misterioso y desaparecido cuaderno Michaelis que oculta la localización de un tesoro. Los personajes resultan, por lo general, bastante planos. Helmut Reinhardt, además de un ladronzuelo descarado, es un idealista que aspira a restaurar el esplendor nazi. Me hubiera gustado que el autor hurgara más en las contradicciones del personaje, es rico pero está esclavizado al poder político sin el cual perdería todas sus prebendas. ¿Es un marido ejemplar, amante de la música o de los animales? ¿Cómo le afecta el hecho de ser un emigrante alejado de los suyos, salvo la fiesta anual? ¿Qué opina de las brutalidades cometidas por su propio hijo?, ¿sus propios actos le causan culpabilidad o disfrute? Bastián es un despojo humano, sediento de sangre y maltratador, es el prototipo del mal sin matices. Por su parte, Lukas Hauser, un matón de baja estofa, resulta decepcionante después de protagonizar la primera prometedora escena.
También aparece brevemente Adolf Eichmann y cómo no recordar a Hannah Arendt y su libro Eichmann en Jerusalén. Informe sobre la banalidad del mal (1963); muchos de vosotros habréis visto la estupenda película titulada Hannah Arendt, de 2013, con Barbara Sukowa como protagonista. En lo que respecta a nuestra novela, el autor se hace eco de la tesis de Arendt en el sentido de que Eichman parecía una persona anodina, que simplemente cumplía órdenes. Esa fue la imagen que dio en el juicio con la que engañó a todos, incluida Arendt. En mi opinión, Eichmann era un activo entusiasta nazi, convencido de lo que hacía. Me hubiera gustado encontrarme a ese otro Eichmann, con la careta quitada, disfrutando de la fiesta del aniversario de Hitler en Bariloche junto con el resto de jerarcas nazis huidos a la Argentina. Todos los nazis son varones. No quiere decir que todos los hombres sean malos, también hay algunos hombres buenos; José, el novio de Guadalupe, Carlos, el marido de Lola, y el comisario Julio; también la pareja de gays. Las mujeres son todas buenas personas sin excepción. La hermana y la madre de Bastián probablemente son tan nazis como los hombres de la familia, pero el autor no explica nada sobre ellas. En fin, muy estereotipado, en mi opinión.
Gabriela Salazar es una mujer de hielo pues de otra manera no podría sobreponerse al asesinato de su madre ni podría consumar la venganza. Lola, su hija, cuenta que a veces puede ser tierna, pero el autor no nos muestra esa faceta del personaje. Incluso en la primera parte, cuando es una niña, parece más racional y analítica que muchos adultos. Al final, Gabriela logra su propósito. Desde que consigue vengarse hasta que Gabriela vuelve a sentir como un ser humano pasan varios años. Es el precio que debe pagar por la venganza. La venganza nos convierte en seres iguales al verdugo. Escapa de puntillas a ese fatal destino gracias a su amor por el que después será su marido Charles McKenzie.
Personalmente, me ha entretenido más la segunda mitad del libro, me parece que hay una trama más potente y mejor armada que en la primera. De esta me gustó el tema que ha elegido el autor, y en particular la localización en el sur de Argentina. Pese a la presencia de nazis en Bariloche, el paisaje urbano y la privilegiada naturaleza que rodea la ciudad supone una tentación para este lector que nunca ha visitado el lugar. Es lo bueno de la literatura, mostrarnos lugares y otras épocas, viajar con la imaginación y la ayuda del escritor.
César Mallorquí tiene una dilatada experiencia en el ámbito de la escritura: periodista, autor de libros juveniles, relatos de tema fantástico e histórico. Ha recibido numeroso galardones, entre el que destaca el Premio Cervantes Chico en 2015 en reconocimiento a su trayectoria. Reside en Madrid.
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César Mallorquí, El secreto de Gabriela Salazar. Madrid, La esfera de los Llibros, 2025, 376 páginas.