Obras fundamentales de autores mexicanos que no puedes dejar de leer
México es un país que le ha obsequiado al mundo muchos tesoros, entre ellos, gastronomía, coloridas fiestas, música, y, como...


Obras fundamentales de autores mexicanos que no puedes dejar de leer
México es un país que le ha obsequiado al mundo muchos tesoros, entre ellos, gastronomía, coloridas fiestas, música, y, como no podría ser de otra forma: buena literatura. Gracias a sus escritores, hemos podido conocer más a fondo no solo la cultura mexicana, sino también el pensamiento y actitud de su gente en diferentes épocas, estratos sociales y contextos políticos.
Para honrar a esos hombres y mujeres de letras que han dejado una huella indeleble en la historia de la literatura universal, convirtiendo a México en una cuna de grandes y a sí mismos en leyendas, hemos preparados una lista donde reposan las obras fundamentales de autores mexicanos que no podrás dejar de leer, libros que marcaron un antes y un después en los lectores del mundo.
Obras fundamentales de autores mexicanos que no puedes dejar de leer
Pedro Páramo (1940), de Juan Rulfo
¿Cómo no comenzar con una de las cien obras que constituyen el patrimonio universal de la literatura? Hace algún tiempo, alguien dijo que en Latinoamérica no había escritores de fantasía legendarios porque, de hecho, la región cuenta con su propio reino fantástico: el género conocido como Realismo mágico, siendo ese, precisamente, en el que encaja Pedro Páramo, una novela elogiada por Borges y García Márquez.
De una estructura sólida como pocas, Pedro Páramo cuenta la increíble historia de Juan Preciado, quien, por petición de su madre en su lecho de muerte, se dirige a buscar a su padre a Comala, un lugar al que podríamos denominar un pueblo fantasma. Allí, el protagonista descubre que todos los hombres se llaman Páramo, y que su progenitor, Pedro Páramo, está muerto desde hace tiempo.
Frases de Juan Rulfo
-
Sólo yo entiendo lo lejos que está el cielo de nosotros; pero conozco cómo acortar las veredas. Todo consiste en morir, Dios mediante, cuando uno quiera y no cuando Él lo disponga. O, si tú quieres, forzarlo a disponer antes de tiempo.
-
¿Por qué aquella mirada se volvía valiente ante la resignación? Qué le costaba a él perdonar, cuando era tan fácil decir una palabra o dos, o cien palabras si éstas fueran necesarias para salvar el alma. ¿Qué sabía él del cielo y del infierno?
Como agua para chocolate (1989), de Laura Esquivel
Esta deliciosa novela es un canto de amor a las alegorías, la cultura mexicana y la gastronomía. También enmarcada en las raíces del Realismo mágico, y famosa por su adaptación al formato serie por parte de HBO Max, este clásico literario narra la historia de una niña que, desde su nacimiento, estuvo confinada a dedicar toda la existencia a su madre, el calor de su cocina y sentimientos tan intensos como nostálgicos.
La novela, ambientada en Coahuila en plena revolución mexicana, sigue a Tita y la complicada relación que esta tiene con su madre, debido a que se ve obligada a cuidarla hasta el día en que muera dado que es la menor de sus hermanas. Para consolarse, Tita crea recetas que reflejan sus sentimientos más profundos, sobre todo cuando se enamora de Pedro Muzquiz, un hombre prohibido.
-
«Las palabras se aferran a lo más profundo de nuestros recuerdos y permanecen allí en silencio hasta que un nuevo deseo las despierta y las recarga de energía amorosa. Esa es una de las cualidades del amor que más me conmueve: su capacidad para transmitir amor. Como el agua, las palabras son un maravilloso conductor de energía. Y la energía más poderosa y transformadora es la energía del amor».
-
«Fue muy placentero saborear su aroma, pues los olores tienen el poder de evocar el pasado, trayendo de vuelta sonidos e incluso otros olores que no tienen parangón en el presente. -Tita».
Aura (1962), de Carlos Fuentes
Si existe en esta lista un maestro mexicano de la novela gótica, ese tendría que ser Carlos Fuentes. En tan solo 50 páginas, el autor desarrolla la extraña travesía de Felipe Montero, un joven historiador que es contratado por doña Consuelo para terminar de redactar y poner en orden las memorias del general Llorente, su difunto marido. Sin embargo, existe una condición: para llevar a cabo su trabajo, el protagonista debe vivir en la casa de la anciana.
Cuando Felipe por fin llega a la casa, descubre una mansión lóbrega sumida en la oscuridad, y a Aura, la bella sobrina de doña Consuelo, quien, a su vez, presenta una conexión con su tía que va para allá de todo lo plausible. Embriagado por su entorno, Felipe se obsesiona con la idea de la muchacha, internándose en una sucesión de eventos marcados por el paso del tiempo.
Frases de Carlos Fuentes
-
«No volverás a mirar tu reloj, ese objeto inservible que mide falsamente el tiempo acordado a la vanidad humana, esas manecillas que marcan tediosamente las largas horas inventadas para engañar el verdadero tiempo, el tiempo que corre con la velocidad insultante, mortal, que ningún reloj puede medir. Una vida, un siglo, cincuenta años: ya no te será posible imaginar esas medidas mentirosas, ya no te será posible tomar entre las manos ese polvo sin cuerpo».
-
«Al fin, podrás ver esos ojos de mar que fluyen, se hacen espuma, vuelven a la calma verde, vuelven a inflamarse como una ola: tú los ves y te repites que no es cierto, que son unos ojos hermosos verdes idénticos a todos los hermosos ojos verdes que has conocido o podrás conocer».
El laberinto de la soledad (1950), de Octavio Paz
Se trata de un clásico de la literatura en español, así como de un libro evocador que ha permanecido en la memoria colectiva desde su primera publicación. Escrita por el Nobel de Literatura Octavio Paz, la obra se constituye de nueve ensayos en los que se realzan las expresiones, comportamientos y actitudes que caracterizan tanto al mexicano como a la esencia individual y colectiva de México.
Este es un texto importantísimo para comprender el país norteño, porque si bien pueden haber cambiado algunas de las características de sus habitantes con el paso de los años, es necesario tener en cuenta que es muy probable que una población determinada mantenga ciertos arraigos. Asimismo, el libro es un gran referente para entender la situación del hombre en el mundo y su rol primario.
Frases de Octavio Paz
-
«Hay que dormir con los ojos abiertos, hay que soñar con las manos… hay que soñar en voz alta, hay que cantar hasta que el canto eche raíces, troncos, ramas, ramas, pájaros, astros…».
-
«La protección impartida al matrimonio podría justificarse si la sociedad permitiese de verdad la elección. Puesto que no lo hace, debe aceptarse que el matrimonio no constituye la más alta realización del amor, sino que es una forma jurídica, social y económica que posee fines diversos a los del amor».
Las batallas en el desierto (1981), de José Emilio Pacheco
Escrita por el intelectual mexicano José Emilio Pacheco, se trata de una novela corta que cuenta la vida de Carlos, un niño de ocho años que vive en la Colonia Roma junto a su madre y su padre. Ella es una mujer conservadora proveniente de Jalisco, y él, el dueño de una fábrica de jabones en bancarrota a causa del surgimiento del detergente en polvo.
Al mismo tiempo, esta es la historia de cómo Carlos entró en sus primeros años de adolescencia y todo lo que eso conlleva, como el desarrollo de un enamoramiento hacia la madre de su amigo Jim y los cambios que trajo la industrialización en los años cuarenta, tras la Segunda Guerra Mundial. Los puntos centrales son la transformación, la descomposición de la sociedad y la lucha por la supervivencia cultural.
Frases de José Emilio Pacheco
-
«¿Por qué tienen que pegarle etiquetas a todo? ¿Por qué no se dan cuenta de que uno simplemente se enamora de alguien? ¿Ustedes nunca se han enamorado de nadie?».
-
«Por alto esté el cielo en el mundo, por hondo que sea el mar profundo, no habrá una barrera en el mundo que mi amor profundo no rompa por ti».
Bestiario (1958), de Juan José Arreola
Esta obra fue encargada al autor por parte de la UNAM, y contó con el sello de aprobación de Octavio Paz, quien siempre dijo que era «un libro perfecto». En el material, Arreola toma como referencia los bestiarios medievales que se utilizaban para catalogar a los animales existentes en aquel entonces. No obstante, esta versión es una sátira que combina humor y política en un texto altamente particular.
Bestiario reúne una selección de animales que, al mismo tiempo, hacen alusión a metáforas que se utilizan para crear un irónico manifiesto sobre política, así como un exhaustivo examen del comportamiento humano y su función en la sociedad. Diseñado mediante una aguda erudición, Bestiario pone sobre la mesa la pasión por la prosa poética y el ensayo, y también el naturalismo y la vida salvaje.
Frases de Juan José Arreola
-
«Miré su espíritu en la resaca odiosa que mostró a la luz un fondo de detritus miserables. Y, sin embargo, todavía hoy puedo decirle: te conozco. Te conozco y te amo. Amo el fondo verdinoso de tu alma. En él sé hallar mil cosas pequeñas y turbias que de pronto resplandecen en mi espíritu».
-
«Todo esto lo hace la empresa con el sano propósito de disminuir la ansiedad de los viajeros y de anular en todo lo posible las sensaciones de traslado. Se aspira a que un día se entreguen plenamente al azar, en manos de una empresa omnipotente, y que ya no les importante saber a dónde can ni de dónde vienen».