7 grandes poetas de Francia
Portada: Charles Baudelaire. Este viernes, dentro de la sección No son todos los que están, presentamos la lista de siete grandes poetas de Francia cuya obra bien podría ser considerada como clásica o influyente en las generaciones actuales de poetas de su país. Pasen y lean. Estos son los que están esta semana, y los... Leer más La entrada 7 grandes poetas de Francia aparece primero en Zenda.

Portada: Charles Baudelaire.
Este viernes, dentro de la sección No son todos los que están, presentamos la lista de siete grandes poetas de Francia cuya obra bien podría ser considerada como clásica o influyente en las generaciones actuales de poetas de su país. Pasen y lean. Estos son los que están esta semana, y los que no, ya llegarán.
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CHARLES BAUDELAIRE
Charles Baudelaire es un poeta nacido en París en 1821. Considerado como uno de los poetas franceses más influyentes del siglo XIX, pierde a su padre cuando es todavía un niño. Cursa sus primeros estudios en Lyon y luego en el liceo parisino Louis le Grand, del que será expulsado en abril de 1839. En 1843, comienza a escribir su libro más célebre, Las flores del mal, reflejo de una vida marginal y bohemia que le llevará a experimentar con el hachís y el opio, de cuyos efectos dejará constancia en Los paraísos artificiales. Crítico de arte y literatura (Salones, El pintor de la vida moderna), en 1847 descubre al escritor estadounidense Edgar Allan Poe, a quien traduce con entusiasmo. Ese mismo año, conoce a Marie Daubrun, que inspirará varios de sus poemas. Al cabo de una década, será la salonnière Apollonie Sabatier quien ocupe sus pensamientos. Finalmente, en 1857, tras la publicación de Las flores del mal, Baudelaire es demandado y condenado por inmoralidad. Muy afectado, cae en la miseria y la enfermedad. El peso de las deudas se suma a sus sufrimientos morales, y en 1866 sufre una complicación infecciosa que lo dejará paralizado y afásico, muriendo en su ciudad natal en 1867.
Alegoría
Ésta es una mujer de rotunda cadera
que permite en el vino mojar su cabellera.
Las garras del amor, las mismas del granito.
Se ríe de la muerte y la depravación,
y, a pesar de su fuerte poder de destrucción,
las dos han respetado hasta ahora, en verdad,
de su cuerpo alto y firme la altiva majestad.
Anda como una diosa y tiende sultana,
siente por el placer fe mahometana.
Y cuando abre los brazos, sus pechos soberanos
demanda la mirada de todos los humanos.
Ella sabe, ella sabe, ¡oh doncella infecunda!,
necesaria, no obstante a la caterva inmunda,
que la beldad del cuerpo es un sublime don
que de cualquier infamia asegura el perdón.
Ella ignora el infierno y purgatorio ignora,
y mirará por eso, cuando le llegue la hora,
la cara de la muerte en un tan duro momento,
como un niño: sin odio sin remordimiento.
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STÉPHANE MALLARMÉ
Stéphane Mallarmé fue un poeta y crítico nacido en París en 1842. Considerado como uno de los grandes del siglo XIX, representa la culminación y al mismo tiempo la superación del simbolismo francés. Fue antecedente claro de las vanguardias que marcarían los primeros años del siguiente siglo. Murió en Valvins en 1898.
Angustia
Yo no vengo esta noche para vencer tu cuerpo,
en el que están los pecados de un pueblo ni para,
en tu impuro cabello, alzar tormenta
bajo el fastidio incurable .que destilan mis besos.
Pido a tu lecho el pesado sueño sin fantasmas
deslizándose a través de las cortinas ignoradas del remordimiento,
que tú puedes saborear después de tus negras mentiras.
Tú que sobre la nada sabes más que los muertos.
Pues el vicio, royendo mi nativa nobleza,
me ha marcado, como a ti, con el sello de la esterilidad;
mas en tanto que tu seno de piedra lo habita
un corazón que la garra de ningún crimen hiere,
yo huyo, pálido, deshecho, obsesionado por mi sudario,
temiendo morir cuando duermo solo.
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JACQUES PRÉVERT
Jacques Prévert fue un poeta, dramaturgo, letrista y guionista francés nacido en Neuilly-sur-Seine, en 1900. De carácter rebelde, frecuentó todos los géneros como escritor, desde la poesía hasta los cuentos para niños. Después de la Primera Guerra Mundial y a partir de 1920, de regreso a París y la vida civil, participó en el movimiento surrealista como miembro activo del grupo de la rue du Château, junto a Raymond Queneau y Marcel Duhamel, entre otros. En 1930 rompió con Breton y un poco más tarde se alejó también del Partido Comunista, en el que nunca llegó a militar. No intervino en las expresiones más formales del surrealismo, pero se le atribuye la paternidad de algunas de sus prácticas artísticas más características, como el cadáver exquisito. En plena ocupación nazi y en condiciones precarias rodaron las joyas cinematográficas El muelle de las brumas y Las puertas de la noche (1942), y antes de la liberación Los niños del Paraíso (1945), considerada una de las mejores películas de la historia del cine. Murió en Omonville-la-Petite en 1977.
Desayuno
Echó café
en la taza.
Echó leche
en la taza de café.
Echó azúcar
en el café con leche.
Con la cucharilla
lo revolvió.
Bebió el café con leche.
Dejó la taza
sin hablarme.
Encendió un cigarrillo.
Hizo anillos
de humo.
Volcó la ceniza
en el cenicero
sin hablarme.
Sin mirarme
se puso de pie.
Se puso
el sombrero.
Se puso
el impermeable
porque llovía.
se marchó
bajo la lluvia.
Sin decir palabra.
Sin mirarme.
Y me cubrí
la cara con las manos.
Y lloré.
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ARTHUR RIMBAUD
Jean Nicolas Arthur Rimbaud fue un poeta nacido en Charleville en 1854. Adscrito al simbolismo, junto a otros decadentistas como Mallarmé y Verlaine, a muy corta edad inició su creatividad literaria, ámbito en el que a los ocho años de edad compuso sus primeros trabajos conocidos en prosa y a los diez dio muestras de una gran precocidad intelectual y empezó a escribir versos, abandonando la literatura a la prematura edad de diecinueve. Murió en Marsella en 1891. Autor fundacional de una manera de escribir y, sobre todo, vivir la poesía y la literatura, resume sus ideas en una de sus citas más reconocidas: “Je est un Autre” (Yo es Otro). La afirmación proviene de una carta que Rimbaud escribió en 1871, y el fragmento entero dice: “Sería falso decir que yo pienso; más bien debería decirse: se me piensa”. Presentamos un poemas con traducción de Andrés Holguín.
Sensación
Iré, cuando la tarde cante, azul, en verano,
herido por el trigo, a pisar la pradera;
soñador, sentiré su frescor en mis plantas
y dejaré que el viento me bañe la cabeza.
Sin hablar, sin pensar, iré por los senderos:
pero el amor sin límites me crecerá en el alma.
Me iré lejos, dichoso, como con una chica,
por los campos, tan lejos como el gitano vaga.

Paul Valéry.
PAUL VALÉRY
Ambroise-Paul-Toussaint-Jules Valéry, más conocido como Paul Valéry, fue un poeta, ensayista y filósofo nacido en Séte en 1871. Como poeta es el principal representante de la llamada «poesía pura», y como prosista y pensador se consideraba antifilósofo. La lectura y comentario de sus textos ha sido muy notable, desde Theodor Adorno y Octavio Paz hasta Jacques Derrida, que le comentó hasta en su último seminario. Se consideraba poeta del conocimiento, alejado del poeta intelectual. Murió en París en 1945.
Los pasos
Pasos nacidos de un silencio
tenue, sagradamente dados,
hacia el recinto de mis sueños
vienen tranquilos, apagados.
Rumores puros y divinos,
todos los dones que descubro
—¡oh blandos pasos reprimidos!—
llegan desde tus pies desnudos.
Si en el convite de tus labios
recoge para su sosiego
mi pensamiento —huésped ávido—
el vivo manjar de tu beso.
Avanza con dulzura lenta,
con ternura de ritmos vagos:
como ha vivido de tu espera,
mi corazón marcha en tus pasos.
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PAUL VERLAINE
Paul Verlaine fue un poeta nacido en Metz en 1896. Hijo de un oficial de la Armada y de una joven de familia terrateniente, estudió en París y empezó a escribir versos, como casi todos los poetas, desde muy joven. Su primer libro, Poemas saturnianos, nos lo muestra bajo la influencia bifronte de Baudelaire, el primero de los modernos, y la de los ya un tanto ajados poetas de El Parnaso. A Verlaine se le recuerda hoy casi más por su tormentosa vida (su relación con Rimbaud, incluyendo un disparo en plena calle y dos años de cárcel, sus crisis religiosas y sus crisis alcohólicas, sus días de negra miseria y su dorado nombramiento casi final, dos años antes de su muerte, de «príncipe de los poetas») que por los poemas que escribió, pero fue poeta, un magnífico poeta, de amplia influencia sobre los poetas que le siguieron y buena parte de su obra es aún mucho más que historia y arqueología y puede seguir leyéndose con gusto. En España en los años veinte llegaron a publicarse una docena de sus principales obras. Murió en París en 1896
Canción de otoño
Los sollozos más hondos
del violín del otoño
son igual
que una herida en el alma
de congojas extrañas
sin final.
Tembloroso recuerdo
esta huida del tiempo
que se fue.
Evocando el pasado
y los días lejanos
lloraré.
Este viento se lleva
el ayer de tiniebla
que pasó,
una mala borrasca
que levanta hojarasca
como yo.
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SIMONE WEIL
Simone Weil fue una filósofa, activista política y mística nacida en París en 1909. Formó parte de la Columna Durruti durante la Guerra Civil Española y perteneció a la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Dejó abundantes escritos filosóficos, políticos y místicos, incentivados por su publicación tras su muerte en 1943 a causa de tuberculosis. Albert Camus la describió como «el único gran espíritu de nuestro tiempo». Pensadora política, profundamente comprometida y protagonista de los más dramáticos acontecimientos que determinaron la historia de la primera mitad del siglo XX; asimismo, posiblemente se trate de una de las grandes místicas del mismo, Simone Weil es autora de una obra considerablemente compleja y de una densidad excepcional. Murió en Ashford en 1943. Presentamos un poema con traducción de Carolina Massola.
El mar
Mar dócil al freno, mar sumiso en silencio,
Mar disperso, con oleajes encadenados por siempre,
Masa ofrecida al cielo, espejo de obediencia,
Para tejer allí cada noche pliegues nuevos,
Los astros de lejos sin esfuerzo tienen poder.
Cuando la mañana llega a colmar todo el espacio,
Recibe y devuelve el don de la claridad.
Un fulgor ligero se posa en la superficie.
Se extiende en la espera y sin deseo,
Bajo el día que crece, resplandece y se esfuma.
Los reflejos de la noche harán relucir veloz
El ala suspendida entre el cielo y el agua.
Los oleajes oscilantes y sujetos a la llanura,
Donde cada gota a su vez sube y desciende,
Permanecen en lo bajo por la ley soberana.
La balanza de los brazos secretos de agua transparente
Se pesa ella misma, y la espuma, y el hierro,
Justa sin testigo para cada barco errante.
En el navío un hilo azul traza un reporte,
Sin ningún error en su línea aparente.
Mar vasto, a los mortales desdichados sé propicio,
Apretados en tus bordes, perdidos en tu desierto.
A quien va a zozobrar habla antes que perezca.
Entra hasta el alma, oh nuestro hermano el mar;
Dígnate a lavarla en tus aguas de justicia.

Simone Weil.
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