Interpretación literaria de «El arte de la guerra»: significado y aplicaciones literarias

El arte de la guerra, atribuido al estratega chino Sun Tzu, es uno de los tratados más influyentes de la...

Jun 6, 2025 - 23:55
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Interpretación literaria de «El arte de la guerra»: significado y aplicaciones literarias
Interpretación literaria de «El arte de la guerra»: significado y aplicaciones literarias

Interpretación literaria de «El arte de la guerra»: significado y aplicaciones literarias

El arte de la guerra, atribuido al estratega chino Sun Tzu, es uno de los tratados más influyentes de la historia sobre táctica militar. Sin embargo, su trascendencia va mucho más allá del campo de batalla. Desde su redacción en el siglo V a. C, este breve compendio ha sido leído no solo como un manual de guerra, sino también de filosofía, psicología, ética y literatura, lo que lo ha hecho de consumo universal.

Es por esa razón que vale la pena crear una interpretación que se encargue de explorar, al menos brevemente, el significado literario y simbólico de la obra, así como la autoridad que esta ha tenido en la creación de personajes, estructuras narrativas, conflictos y discrepancias en ciertas tradiciones de las letras. Estas son las aplicaciones literarias de El arte de una guerra, de Sun Tzu.

Breve análisis de El arte de la guerra (siglo V a. C), de Sun Tzu

La guerra como metáfora de la vida

Comencemos este análisis desde el punto de vista literario. En el contexto de las letras, El arte de la guerra no debe entenderse solo como un manual práctico de técnicas militares, sino, además, como un texto sobre la existencia cargado de metáforas y frases que buscan fomentar el pensamiento y la acción del lector para ayudarlo a enfrentar su entorno de manera positiva.

En literatura, el concepto de la guerra puede ser entendido como múltiples formas de conflicto: el enfrentamiento entre el yo y el otro, el alma y el cuerpo, el deseo y la razón o la verdad y el destino. En este sentido, las enseñanzas de Sun Tzu trascienden lo militar y se transforman en una guía para comprender las tensiones que pueden sufrir los personajes y cómo eso influencia sus arcos narrativos.

—«Conoce a tu enemigo y en cien batallas no estarás en peligro».

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Influencia de El arte de la guerra en otros grandes autores

Escritores legendarios, como William Shakespeare o León Tolstói, comprendieron de inmediato que la guerra podía ser aplicada como escenario simbólico para desplegar las luchas más personales del hombre, sobre todo aquellas que involucran la razón, el corazón y la conciencia. En Macbeth, una de sus obras más icónicas, por ejemplo, el conflicto bélico que se desarrolla en el exterior solo refleja la ambición desmedida del protagonista.

A su vez, En Guerra y paz, Tolstói utiliza las campañas napoleónicas como telón de fondo para explorar las decisiones morales y existenciales de sus personajes. Así, en ambos casos, las ideas de Sun Tzu sobre estrategia, previsión y adaptabilidad resuenan bajo la superficie narrativa, y dan, al mismo tiempo, inspiración a otros autores que vinieron más tarde, y que complementaron esta corriente.

Estrategia y estructura narrativa de El arte de la guerra

Uno de los elementos centrales que se abordan en El arte de la guerra es la superioridad del engaño como estrategia de batalla. Asimismo, el autor enfatiza en la táctica de lo sutil y la victoria sin combate físico. Más tarde, estos preceptos influyeron en la literatura, sobre todo en áreas como la construcción de tramas. De este modo, la tensión narrativa nace de la inteligencia oculta y de un plan que se revela solo en el último momento.

Géneros que más se han beneficiado de El arte de la guerra

Espionaje

Uno de los géneros más afectados por El arte de la guerra es la novela de espionaje. Allí, por lo general, los personajes son intrínsecamente estrategas. En este sentido, autores como John le Carré, Graham Greene y más recientemente Tana French o Gillian Flynn, enmarcan sus tramas en torno a la manipulación de la información y la forma en que los protagonistas juegan con el entorno y el resto del elenco.

¿Cómo se traducen estos comportamientos en literatura?, muy fácil: a través de la manipulación de las expectativas del lector, el uso de narradores poco confiables, y los giros inesperados que se superponen tanto a las ideas como a las suposiciones del público general.

Fantasía épica y thriller psicológico

La estrategia como elemento narrativo también es uno de los recursos centrales de géneros como la fantasía épica y el thriller psicológico. Son ejemplos de ello personajes como Tyrion Lannister de Game of Thrones o Ender Wiggin en El juego de Ender, quienes se erigen como pensadores lógicos nativos, que, en la mayoría de los casos, logran vencer gracias a la comprensión tan profunda que tienen de la psicología de sus adversarios.

Sun Tzu solía decir que la guerra es un juego de mentes, es decir, un juego donde lo que da la victoria es el raciocinio, la inteligencia, la capacidad de resolver conflictos, en suma: la agilidad mental para la estrategia. En este sentido, la estructura narrativa del tipo de historias antes mencionadas es coherente con estos preceptos, pues podemos verlas plagadas de maniobras, traiciones y alianzas.

Psicología y filosofía del conflicto

Según Sun Tzu, la guerra no es una exaltación de la violencia humana, sino una extensión racional del conflicto de toda civilización. Desde este prisma, pasan a ser centrales la eficiencia, el autocontrol y la compensación del entorno. Evidentemente, aquí es necesario apelar al relativismo moral siempre que se pueda, porque, para cualquier humanista, no sería fácil desprender el concepto de la guerra del abuso de poder y la masacre.

Este enfoque ha influido en la caracterización de personajes que abordan los conflictos desde un lugar de reflexión más que de impulso, lo que, al mismo tiempo, le ha otorgado a la batalla, al menos en el contexto literario, un rango de fogosidad que raya en la romantización. En contraposición, El arte de la guerra podría ser utilizado para evitar el conflicto en lugar de ocasionarlo o contribuir con él.

Construcción de personajes enmarcados en la guerra

Hamlet

Dentro del marco literario, el arquetipo del estratega permite la creación de personajes complejos, contemplativos, capaces de leer el mundo como si se tratara de un tablero de ajedrez. Una figura que podría representar a la perfección esta orientación es el Hamlet de Shakespeare. En la obra, en ningún momento hay una cita a Sun Tzu, pero el autor inglés encarna sus principios como pocos lo han hecho.

El protagonista analiza a sus enemigos, fingiendo locura para desestabilizarlos y esperando el momento más idóneo para tomar acciones. Su aparente inacción es, en realidad, una estrategia de guerra. Aunque Hamlet se ve finalmente superado por la magnitud de su propio conflicto emocional e interno, vale la pena rescatar sus decisiones previas.

El maestro de esgrima

Otro personaje que toma una clara referencia de Sun Tzu, pero esta vez desde una perspeptiva más contemporánea, es El maestro de esgrima, escrito por el reconocido Arturo Pérez Reverte. Este protagonista existe enteramente a través de la estrategia, la ética de la técnica y la contención. El arte del duelo que él practica no se aplica solo a un acto físico, sino mental y moral. Aquí, la victoria no es gloria, sin supervivencia.

Influencia sobre la literatura del poder

Para nadie es un secreto que Sun Tzu y El arte de la guerra han sido empleados por empresarios y políticos, masificando un mensaje muy claro sobre los beneficios del poder. En este contexto, El tratado chino se volvió una pieza fundamental en la escritura de libros clásicos, como El Príncipe de Maquiavelo, 1984 de George Orwell, La naranja mecánica de Anthony Burgess o Los juegos del Hambre de Suzanne Collins.

En cada una de estas obras, la batalla se da en dos frentes: el material y el simbólico. En ambos, todo comienza a causa de una necesidad: controlar las ideas, los cuerpos y las emociones. En su momento, Sun Tzu ya anticipaba esta forma de control cuando afirmó: «La mejor victoria es aquella en que el adversario ni siquiera percibe que ha sido vencido».

En la literatura latinoamericana

Cuando hablamos de Sun Tzu y El arte de la guerra, es imposible dejar de lado su influencia en autores latinoamericanos como Gabriel García Márquez en El otoño del patriarca o Mario Vargas Llosa en La fiesta del chivo, donde el poder se ejerce como estrategia de permanencia, manipulación del tiempo y del recorrido social y la simulación de agencia por parte del pueblo.

En este escenario en particular, la guerra ya no se hace entre soldados de bandos contrarios, sino entre ideas: versiones del pasado, relatos opuestos, visiones del mundo. Esta estrategia es narrativa, e influye de manera abrupta en las formas de pensar de las civilizaciones. Se trata de un tipo de administración de la palabra bastante efectiva, implementada en todas las dictaduras del mundo.

El narrador como general

Narrador omnisciente

Desde un punto de vista más académico —al menos, en lo literario—, el narrador omnisciente clásico puede asumir el rol del general descrito por Sun Tzu: el personaje conoce su historia (el terreno), observa a su enemigo (las expectativas del lector), y decide cómo y cuándo revelar la información.

Narrador en primera persona

Aunque un poco más limitado, el narrador en primera persona también podría llegar a hacer una aportación importante utilizando este recurso, sobre todo en géneros como el noir o la autoficción, donde se llegan a construir las historias en tiempo real, revelando dudas, errores y visiones subjetivas de la realidad circundante.

Sobre el autor

Sun Tzu, nacido como Sun Wu aproximadamente en el 544 a. C, fue un general, estratega militar y filósofo de la antigua China. No se sabe con exactitud el lugar de su natalicio, pero todos los registros coinciden en que estuvo activo como general y estratega, sirviendo al rey Helü de Wu a partir del año 512 a. C. Sus éxitos en las batallas lo inspiraron a escribir El arte de la guerra, libro que sería leído posteriormente durante la etapa de los Reinos combatientes (475-221 a. C.),

Se dice que el carácter del general era implacable. Una muestra de ello es una anécdota donde este manda a ejecutar a dos concubinas por reírse durante un proceso de prueba, esto, con el fin de poner un ejemplo sobre cómo debía comportarse un oficial cuando un superior le daba una orden. Sin embargo, algunos historiadores dudan de la existencia de Sun Tzu y de la datación de su supuesta obra. Sin embargo, su figura quedó para siempre en la memoria colectiva.