Lloraba Marco Pérez cuando le dieron las dos orejas del sexto, el segundo toro más importante de su carrera que brindó a su familia. La tarde era suya desde que se anunció: el niño prodigio que asombró al toreo desde que era muy pequeño tomaba la alternativa con 17 años. Y lo hacía con el padrino soñado por todos los novilleros actualmente: Morante . También lo sería para Marco, que tomó la alternativa con el toro Alumno, y pudo disfrutar de otra lección del Maestro -con mayúsculas-. Morante es un compendio de la historia de la tauromaquia. Con dos tijerillas de rodillas a lo Rafael el Gallo recibió al cuarto. No parecía tener mucha vida este Cazador, con el que...
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