Aldous Huxley: Si mi biblioteca ardiera esta noche
Idioma original: inglésTítulo original: Complete Essays of Aldous HuxleyTraducción: Matías SerraAño de publicación: 2009Valoración: casi imprescincible Uno casi palidece cuando se enfrenta a libros como éste, que ya muestra, desde su título, una voraz intención evocadora a la vez de espíritu de confrontamiento con lo establecido y de precaución ante el vasto rango de disfraces de que es capaz la maldad humana, una de cuyas manifestaciones suele ser la quema de libros. Solamente una cuestión como ésta daría para disertaciones que se eternizarían. Huxley, mayoritariamente conocido por una de esas distopías que son, espero que aún sean, pasto de las preferencias de los profesores de secundaria a la hora de aconsejar a alumnos para que desarrollen cierta capacidad de análisis o conciencia crítica. Y me ha resultado tan tentador no mencionar su título que no lo he hecho.Pero al margen de ese tótem literario, Huxley fue un ensayista de amplio espectro, supongo que a veces por una necesidad alimenticia, como en los comentarios sobre música y conciertos que integran una de las partes de este libro, donde se muestra algo más comedido, aunque cuando tiene que mostrarse más entusiasta o crítico, sabe hacerlo con firmeza y argumentos. Y ese es el caso. Cualquiera que opine sobre cultura debería tomar nota de la contundencia de Huxley para plasmar sus opiniones, contundencia que no debería ser confundida con dogmatismo o con arrogancia. Leyendo a Huxley virtiendo no solamente los resultados de sus experimentos con las drogas sino también sus opìniones sobre el exceso de oferta literaria (qué diría hoy) uno se da cuenta de que no hace falta alinearse con la opinión de aquellos a quien leas para apreciar su valor intrínseco, Huxley se expresaba de manera firme, sincera y vehemente, plasmaba sus planteamientos con claridad, coherencia, pero por encima de todo con una inapelable intención de hacer prevalecer calidad sobre cantidad, de evitar a sí mismo y a los demás, pérdidas de tiempo en cuestiones banales, superficiales, sin atisbo alguno de perdurabilidad. Por encima, insisto, de aceptar sus opiniones, leer a Huxley implica, y no sé si hay muchos escritores así hoy en día, sintetizar y aislar los grandes males no solo del reducido y atrincherado mundo cultural, sino de la sociedad en que vivimos. Y lo hizo hace más de sesenta años.Otras obras de Huxley reseñanadas en ULAD: aquí

Idioma original: inglés
Título original: Complete Essays of Aldous Huxley
Traducción: Matías Serra
Año de publicación: 2009
Valoración: casi imprescincible
Uno casi palidece cuando se enfrenta a libros como éste, que ya muestra, desde su título, una voraz intención evocadora a la vez de espíritu de confrontamiento con lo establecido y de precaución ante el vasto rango de disfraces de que es capaz la maldad humana, una de cuyas manifestaciones suele ser la quema de libros. Solamente una cuestión como ésta daría para disertaciones que se eternizarían. Huxley, mayoritariamente conocido por una de esas distopías que son, espero que aún sean, pasto de las preferencias de los profesores de secundaria a la hora de aconsejar a alumnos para que desarrollen cierta capacidad de análisis o conciencia crítica. Y me ha resultado tan tentador no mencionar su título que no lo he hecho.
Pero al margen de ese tótem literario, Huxley fue un ensayista de amplio espectro, supongo que a veces por una necesidad alimenticia, como en los comentarios sobre música y conciertos que integran una de las partes de este libro, donde se muestra algo más comedido, aunque cuando tiene que mostrarse más entusiasta o crítico, sabe hacerlo con firmeza y argumentos.
Y ese es el caso. Cualquiera que opine sobre cultura debería tomar nota de la contundencia de Huxley para plasmar sus opiniones, contundencia que no debería ser confundida con dogmatismo o con arrogancia. Leyendo a Huxley virtiendo no solamente los resultados de sus experimentos con las drogas sino también sus opìniones sobre el exceso de oferta literaria (qué diría hoy) uno se da cuenta de que no hace falta alinearse con la opinión de aquellos a quien leas para apreciar su valor intrínseco, Huxley se expresaba de manera firme, sincera y vehemente, plasmaba sus planteamientos con claridad, coherencia, pero por encima de todo con una inapelable intención de hacer prevalecer calidad sobre cantidad, de evitar a sí mismo y a los demás, pérdidas de tiempo en cuestiones banales, superficiales, sin atisbo alguno de perdurabilidad. Por encima, insisto, de aceptar sus opiniones, leer a Huxley implica, y no sé si hay muchos escritores así hoy en día, sintetizar y aislar los grandes males no solo del reducido y atrincherado mundo cultural, sino de la sociedad en que vivimos. Y lo hizo hace más de sesenta años.
Otras obras de Huxley reseñanadas en ULAD: aquí