Irvine Welsh, novelista: "Para superar la crisis de la democracia no queda otra que subir los impuestos a los más ricos"

El autor escocés, autor de 'Trainspotting', regresa a las librerías con 'Los cuchillos largos', una nueva y violenta entrega dentro de su serie de novelas policiaas protagonizadas por el inspector Ray Lennox Vuelve a las librerías 'Casa de hojas', la obra de terror metafísico que se vende de segunda mano hasta por 1.750 euros Le guste o no, Irvine Welsh (Edimburgo, 1958) siempre será recordado antes que nada por ser el padre de los personajes de Trainspotting (Anagrama, 1996), la genial novela que revolucionó en buena medida la literatura de la última década del siglo XX. Y si bien la mayor parte del público conoce más la salvaje versión cinematográfica que realizó Danny Boyle, sin duda la novela de Welsh es un compendio todavía más incisivo, brutal y descorazonador de la realidad social del lumpenproletariat edimburgués. Un libro que exigió una redefinición de la literatura social en el siglo XXI. Tras el éxito avasallador de aquella primera novela, llegaron varias secuelas, más o menos exitosas pero también brillantes, como Acid House (1997), Las pesadillas del Marabú (1997), Cola (2003) o Porno (2006), todas ellas publicadas en España a través de Anagrama. En sus textos, el “estilo Welsh” alcanza su cenit a base de biografías desdichadas contadas con humor negro y descarnado, haciendo especial hincapié en las miserias y adicciones al alcohol, el tabaco o la heroína de sus protagonistas, vicios que muchas veces son el letal consuelo de los más desfavorecidos. Sin embargo, en 2008 Welsh entra con Crimen de lleno en la literatura policiaca gracias a un nuevo personaje que, desde ese momento, le acompañará con frecuencia: el inspector de la policía metropolitana de Edimburgo Ray Lennox, un hombre que tras un telón de masculinidad tóxica esconde una alma frágil, herida en la infancia y siempre al borde del abismo del alcohol, el sexo desenfrenado y la cocaína. El éxito de la obra se traslada de nuevo a las pantallas, en este caso en forma de serie de televisión (Movistar+) con guion del propio autor. Ahora llega a España una nueva entrega, Los cuchillos largos (Anagrama, 2025), una aventura todavía más brutal y violenta en la que Lennox debe enfrentarse a sus fantasmas con la pederastia, de la que él mismo fue víctima, al tiempo que intenta evitar que un oscuro criminal siga castrando a celebridades poderosas. Welsh, que también es DJ y productor musical, ha respondido las preguntas de elDiario.es por videollamada. Los cuchillos largos resulta una novela particularmente cruda y violenta, donde queda poco espacio incluso para ese sentido del humor negro suyo tan característico de otras obras. Bueno, yo sí creo que esta novela tiene elementos graciosos, pero probablemente tienes razón en que es una novela bastante seria en muchos sentidos, sobre todo por las temáticas que aborda. De todas formas, no creo que la gente espere tanto humor en una novela negra como en las obras de ficción; podría ser incluso una inconveniencia, así que creo que a la novela policiaca siempre hay que darle un toque más argumental. Pero que conste que a mí Ray Lennox sí me parece un personaje bastante gracioso, porque le han pasado cosas terribles en la vida y las aterriza con grandes dosis de ironía, que es algo que también da mucha tensión a su perfil. En esta entrega, Lennox parece más un vengador que un detective en busca de justicia; tiene un gran dilema moral. Una parte de él quiere justicia, por su trabajo como policía, pero otra, dado su pasado de abusos, busca venganza por lo que le hicieron. Pero ninguna de esas dos almas le procura satisfacción, no calma su dolor, porque tiene ese trauma y está tratando de encontrar una manera de superarlo. Lennox lo ha probado todo: terapia, drogas, represión... Nada le funciona y esa es su tragedia. La realidad es que está destinado a vivir buscando una salida de este laberinto en el que se encuentra. ¿En qué se parecen Lennox y Welsh? No estoy seguro de que nos parezcamos demasiado... Él es hincha de los Heards [Heart of Midlothian Football Club, el equipo de fútbol mayoritario entre los protestantes de Edimburgo] mientras que yo lo soy de los Hibs [Hibernian Football Club, el equipo de fútbol mayoritario entre los católicos de Edimburgo]. Así que, contra lo que pueda parecer, no sufro en absoluto cuando pongo a Lennox en situaciones terribles, porque básicamente se lo estoy haciendo pasar mal a un jambo [hincha de los Hearts]. No sufro en absoluto cuando pongo a Lennox en situaciones terribles, porque básicamente se lo estoy hacierndo pasar mal a un hincha de los hearts Pero vale, asumamos que siempre te dejas parte de ti en los personajes, es inevitable. Creo que todos los personajes son, hasta cierto punto, tú; cualquier personaje que describes en una novela tiene algún aspecto de ti

Jun 4, 2025 - 01:55
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Irvine Welsh, novelista: "Para superar la crisis de la democracia no queda otra que subir los impuestos a los más ricos"

Irvine Welsh, novelista: "Para superar la crisis de la democracia no queda otra que subir los impuestos a los más ricos"

El autor escocés, autor de 'Trainspotting', regresa a las librerías con 'Los cuchillos largos', una nueva y violenta entrega dentro de su serie de novelas policiaas protagonizadas por el inspector Ray Lennox

Vuelve a las librerías 'Casa de hojas', la obra de terror metafísico que se vende de segunda mano hasta por 1.750 euros

Le guste o no, Irvine Welsh (Edimburgo, 1958) siempre será recordado antes que nada por ser el padre de los personajes de Trainspotting (Anagrama, 1996), la genial novela que revolucionó en buena medida la literatura de la última década del siglo XX. Y si bien la mayor parte del público conoce más la salvaje versión cinematográfica que realizó Danny Boyle, sin duda la novela de Welsh es un compendio todavía más incisivo, brutal y descorazonador de la realidad social del lumpenproletariat edimburgués. Un libro que exigió una redefinición de la literatura social en el siglo XXI.

Tras el éxito avasallador de aquella primera novela, llegaron varias secuelas, más o menos exitosas pero también brillantes, como Acid House (1997), Las pesadillas del Marabú (1997), Cola (2003) o Porno (2006), todas ellas publicadas en España a través de Anagrama. En sus textos, el “estilo Welsh” alcanza su cenit a base de biografías desdichadas contadas con humor negro y descarnado, haciendo especial hincapié en las miserias y adicciones al alcohol, el tabaco o la heroína de sus protagonistas, vicios que muchas veces son el letal consuelo de los más desfavorecidos.

Sin embargo, en 2008 Welsh entra con Crimen de lleno en la literatura policiaca gracias a un nuevo personaje que, desde ese momento, le acompañará con frecuencia: el inspector de la policía metropolitana de Edimburgo Ray Lennox, un hombre que tras un telón de masculinidad tóxica esconde una alma frágil, herida en la infancia y siempre al borde del abismo del alcohol, el sexo desenfrenado y la cocaína. El éxito de la obra se traslada de nuevo a las pantallas, en este caso en forma de serie de televisión (Movistar+) con guion del propio autor.

Ahora llega a España una nueva entrega, Los cuchillos largos (Anagrama, 2025), una aventura todavía más brutal y violenta en la que Lennox debe enfrentarse a sus fantasmas con la pederastia, de la que él mismo fue víctima, al tiempo que intenta evitar que un oscuro criminal siga castrando a celebridades poderosas. Welsh, que también es DJ y productor musical, ha respondido las preguntas de elDiario.es por videollamada.

Los cuchillos largos resulta una novela particularmente cruda y violenta, donde queda poco espacio incluso para ese sentido del humor negro suyo tan característico de otras obras.

Bueno, yo sí creo que esta novela tiene elementos graciosos, pero probablemente tienes razón en que es una novela bastante seria en muchos sentidos, sobre todo por las temáticas que aborda. De todas formas, no creo que la gente espere tanto humor en una novela negra como en las obras de ficción; podría ser incluso una inconveniencia, así que creo que a la novela policiaca siempre hay que darle un toque más argumental. Pero que conste que a mí Ray Lennox sí me parece un personaje bastante gracioso, porque le han pasado cosas terribles en la vida y las aterriza con grandes dosis de ironía, que es algo que también da mucha tensión a su perfil.

En esta entrega, Lennox parece más un vengador que un detective en busca de justicia; tiene un gran dilema moral.

Una parte de él quiere justicia, por su trabajo como policía, pero otra, dado su pasado de abusos, busca venganza por lo que le hicieron. Pero ninguna de esas dos almas le procura satisfacción, no calma su dolor, porque tiene ese trauma y está tratando de encontrar una manera de superarlo. Lennox lo ha probado todo: terapia, drogas, represión... Nada le funciona y esa es su tragedia. La realidad es que está destinado a vivir buscando una salida de este laberinto en el que se encuentra.

¿En qué se parecen Lennox y Welsh?

No estoy seguro de que nos parezcamos demasiado... Él es hincha de los Heards [Heart of Midlothian Football Club, el equipo de fútbol mayoritario entre los protestantes de Edimburgo] mientras que yo lo soy de los Hibs [Hibernian Football Club, el equipo de fútbol mayoritario entre los católicos de Edimburgo]. Así que, contra lo que pueda parecer, no sufro en absoluto cuando pongo a Lennox en situaciones terribles, porque básicamente se lo estoy haciendo pasar mal a un jambo [hincha de los Hearts].

No sufro en absoluto cuando pongo a Lennox en situaciones terribles, porque básicamente se lo estoy hacierndo pasar mal a un hincha de los hearts

Pero vale, asumamos que siempre te dejas parte de ti en los personajes, es inevitable. Creo que todos los personajes son, hasta cierto punto, tú; cualquier personaje que describes en una novela tiene algún aspecto de ti, quizás un aspecto subestimado, pero definitivamente propio de ti. Así que no estoy seguro de qué aspectos de mí tiene Lennox. Creo que con él intento forzarme a mí mismo a ponerme en situaciones extremas, a plantearme cómo reaccionaría yo si me hubiera pasado lo que le pasó a él en la infancia. ¿Cómo gestionas eso?

Y creo que como novelista tengo el lujo de poder hacerlo sin haberlo sufrido; me refiero a que te permites actuar a través de algo que no estás experimentando, pero que intentas experimentar. Intentas un ejercicio de empatía para experimentar lo que el personaje ha vivido, al menos emocionalmente, para poder plasmarlo en la historia. Así que lo que hago al contar la historia es decir: “Creo que si yo estuviera en su lugar, si hubiera sufrido el mismo abuso que él, probablemente actuaría de forma similar”.

Lennox saltó a la televisión en 2021 con un guion suyo. ¿Qué tal fue el trabajo de adaptar Crimen a la pantalla?

La televisión es más fácil porque es más colaborativa; cuentas con la ayuda de mucha gente diferente si escribes un guion. Si escribes una novela, estás solo hasta que llega al editor y hablas del libro con él. Hasta ese momento nadie te da consejos ni instrucciones, todo procede de tu cabeza. Pero si trabajas en televisión haciendo lo mismo, tienes productores, editores de guion y quizás una sala de guionistas con otros escritores; además tienes a los actores de reparto, los protagonistas...

Escribir es como estar de vacaciones, mientras que trabajar en televisión y cine es como volver a tener un trabajo de verdad

Así que recibes mucha ayuda y asistencia y, en cierto modo, eso es muy bueno, hace que sea más colaborativo. Pero también hace que el proceso creativo sea un poco más difícil porque hay más gente en la sala y tienes que asegurarte de que tu visión de la historia termine, al menos en un porcentaje significativo y reconocible, en la pantalla. Así que todo tiene sus pros y sus contras, pero son dos formas de trabajar muy diferentes. Escribir es como estar de vacaciones, mientras que trabajar en televisión y cine es como volver a tener un trabajo de verdad [risas].

¿Por qué decide en 2008 entrar con Crimen en la novela negra tras marcar un estilo con sus libros de ambiente social y de bajos fondos?

La verdad es que en principio no veía Crimen como una novela negra. Lo pensé como un thriller existencial sobre un tipo que vive en una urbanización de Florida. Pensé en la relación entre Lennox y la joven a la que intentaba salvar. Para mí, sin duda, era un thriller existencial, porque en Miami él no tenía ninguna jurisdicción como policía. Más tarde, las historias de Los cuchillos largos y Resolución [no editada en España] surgieron durante la pandemia. El motivo fue que rodamos la primera temporada de crimen durante la pandemia y, como era evidente desde las primeras pruebas que iba a tener mucho éxito, querían algo más para después. Les di Los cuchillos largos; decidí escribirlo rápidamente como un libro durante la pandemia.

¿Cómo vivió la pandemia?

Fue una época genial. El confinamiento fue fabuloso para los escritores porque no había nada que hacer. No podías salir a casa para ir al pub; no tenías distracciones en tu trabajo. Todo lo que podías hacer era escribir libros. Creo que escribí unos tres libros durante el confinamiento. Todos mis amigos músicos se estaban volviendo locos [risas]. Decían: “No podemos hacer conciertos, no podemos ser DJ, no podemos salir de casa... ¿Qué vamos a hacer?”. Y yo les respondía: “¡Pero si esto es genial!”. Yo pensaba: “Me alegro de no ser solamente DJ, ya saldré y haré actuaciones cuando esto pase, ahora estoy tan contento de poder sentarme y escribir...”.

Usted siempre ha destacado en sus obras la reivindicación social obrera. ¿Cómo ve la situación actual?

La veo francamente mal. La pandemia dejó una situación de mucha más desigualdad, aunque esa es una tendencia que ya viene de lejos.

¿Cree que hay modo de revertir la situación?

La solución a eso no es otra que gravar a los ricos, porque son los únicos que tienen dinero. La clase trabajadora no tiene dinero; la clase media tampoco porque están endeudados y, finalmente, los gobiernos tampoco tienen dinero para hacer políticas sociales. Entonces, ¿quién tiene dinero? Está claro que lo tienen los superricos, todos ellos votantes de los tories [conservadores] y cada vez más ricos.

Todo es distracción para desviarnos del problema fundamental: que la única salida es gravar a quienes han expropiado todos los activos y la riqueza del planeta. De lo contrario, no hay nada que hacer

El único remedio a la creciente desigualdad, que está restando legitimidad a la democracia y a la socialdemocracia, consiste en gravar a quienes tienen dinero; no hay otra salida y debe hacerse ya. Esa es la única esperanza que tenemos para reconstruir una sociedad democrática. Todo lo demás, toda la palabrería de la extrema derecha es una maniobra de distracción de los imperios corporativos neoliberales: tensiones raciales, divisiones políticas y religiosas, nacionalismo, guerras, etc. Todo es distracción para desviarnos del problema fundamental: que la única salida es gravar a quienes han expropiado todos los activos y la riqueza del planeta. De lo contrario, no hay nada que hacer.

¿Por qué cree que se produce un auge de la extrema derecha entre la gente más joven de clase obrera, que tradicionalmente era izquierdista?

Porque no tienen ninguna perspectiva, cero proyectos vitales. Los jóvenes prefieren una guerra a aburrirse, ¿sabes? Si les das algo que hacer, hasta puede que se den cuenta de lo que realmente significa una guerra: regresas a casa en bolsas para cadáveres, vuelas en pedazos, destrozas a tu familia, etc. Pero si a la gente joven no le ofreces nada productivo que hacer, es muy probable que terminen matándose entre sí. Y no tenemos proyectos para ellos porque no nos atrevemos a gravar a los ricos. Ellos controlan todos los sistemas de información y nos lanzan todos esos mensajes fomentando el odio y la división. Nos apuntamos para matarnos unos a otros porque, básicamente, no queremos pagar más impuestos.

En Escocia la gente ahora se está dando cuenta de que desperdiciamos en 2014 una gran oportunidad de escapar de Reino Unido e intentar tener más control y dirección sobre nuestras vidas

¿Cómo se encuentra el sentimiento nacionalista en Escocia tras perder el referéndum de 2014?

Hay mucho desánimo porque creo que la gente ahora se está dando cuenta de que desperdiciamos una gran oportunidad de escapar e intentar tener más control y dirección sobre nuestras vidas. Yo creo que en cualquier país o región del mundo, el poder debería descentralizarse lo máximo posible. Y no me detendría en Escocia, sino que organizaría diferentes tipos de ciudades-Estado dentro de Escocia. No creo en la centralización del poder, detesto los grandes centros de poder que estén remotamente alejados de la experiencia de la gente.

Para terminar, usted siempre ha querido llevar a sus novelas el inglés de las calles de Edimburgo, su particular forma de expresarse. ¿Cómo ve este mundo globalizado donde todo, y por descontado el inglés, tiende a ser uniforme e impersonal?

Es cierto que el inglés de las calles de Escocia es un poco más funky, más fresco, más animado, más rítmico y más performativo que lo que hoy puedes oír por ejemplo en internet. En nuestras cuentas de Instagram estamos condenados a hablar con frases ingeniosas y clichés... Como bien dices, el idioma y la cultura se están comprimiendo, convirtiéndose en una especie de mecanismo de control en lugar de una forma de expresión, una forma de arte. Así que creo que tenemos que aferrarnos a todas estas hermosas diferencias y a todas estas extrañas corrientes culturales que circulan para seguir vivos.

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