Era la atracción estrella de Terra Mítica. Ahora lleva casi una década abandonada y es símbolo de la decadencia del parque
En sus 25 años de historia desde que se alzara orgulloso como el primer parque temático de España, Terra Mítica ha dejado atrás grandes recuerdos en los visitantes y multitud de atracciones memorables. De todas ellas, ninguna lo era tanto como Magnus Colossus. La joya de la corona del parque era una montaña rusa de madera que llegó a ser la más grande de Europa. Pero lo más impresionate era su estampa, construida aprovechando el terreno natural de una cantera de caliza. Hoy, si quieres montarte en Magnus Colossus no puedes hacerlo. La atracción lleva casi una década en un estado que se conoce como "en pie pero no operativa", culpable de ello es una madera inflamada por el calor que necesita un mantenimiento costoso. En el parque su silueta sigue sirviendo de reclamo. Los visitantes la tienen en el campo de visión cuando se montan en otras atracciones, y aún algunos despistados en sus visitas recientes se sorprenden al descubrir que no está funcionando. Como ha ocurrido con el resto del parque, esta montaña rusa de reconocimiento internacional y que en algún momento fue cabeza de todos los carteles ha sido presa de un desgaste cada vez más evidente con los años, y de la negligencia de un parque que no le ha dedicado el tiempo ni los recursos necesarios para sus cuidados. Aquellos que sí pudieron montar poco antes de su cierre no reportan una buena experiencia, diciendo que el traqueteo se había vuelto insoportable. Ya mucho antes de su cierre la cosa daba malas señales. En 2009 el parque llevaba casi una década siendo presa de polémicas, corrupción y unos malos resultados debido a unas expectativas surrealistas. Fue entonces cuando una investigación de Comisiones Obreras detectó irregularidades en el mantenimiento. Se había utilizado creosota para tratar la madera, una sustancia ya en aquel momento considerada muy perjudicial para la salud para aquellos que pasen tiempo prolongado expuestos a ella. En 2003 se prohibió su uso a los consumidores, pero en 2011 se prohibió por completo a nivel industrial por ser cancerígena. Además de un mantenimiento potencialmente nocivo para los trabajadores, el sindicato alzaba la voz de los numerosos despidos que hacía que la plantilla pudiera ser insuficiente para labores de mantenimiento de gran calado. De los 1500 trabajadores con los que había empezado el parque en sus inicios y promesas de abrir para todo el año, en aquel momento tenían 524, de los cuales solo 99 eran fijos. Era una filosofía ahorradora que se vió evidenciada cuando Terra Mítica fue vendido en 2012 por 67 millones de euros, un precio mucho menor que por el que se construyó, que fue de unos 270 millones (en conversión de las viejas pesetas). Aqualandia, la nueva empresa propietaria, tenía muchos fuegos que apagar, y se ha llevado gran parte de estos años eliminando deudas. Esto no quita que cuando ha tocado hacer grandes gastos las decisiones han sido cuestionables. Separaron el parque en dos e introdujeron hoteles, mientras lo importante, las atracciones, se ha mantenido prácticamente sin novedades en el frente desde entonces. Es por eso que quizás no fue tanta sorpresa cuando en 2016 se echaría el cierre de Magnus Colossus. La atracción no podía asegurar la seguridad de los pasajeros sin reparaciones, y lo que parecía un cierre temporal se ha mantenido nueve años en silencio de radio. Las atracciones de madera son más complejas de mantener que las de hierro, y teniendo en cuenta su colosal tamaño, estas labores conllevarían un alto coste que el parque no parecía querer asumir en aquel momento. Los números rojos de Terra Mítica no animan desde luego a grandes gastos. El parque es hoy una sombra de lo que fue, y se mantiene en pie gracias a un número reducido de viajeros, amantes de los parques o quizás nostálgicos dispuestos a rememorar una época mejor. En 2021 se reportaba que Terra Mítica tenía 6 millones de euros en pérdidas y solo 4,3 de ingresos. En comparación, Port Aventura tenía 163 millones en ingresos en 2021, y 15 de beneficio. Son cifras que solo han mejorado paulatinamente, con 4 millones de pérdidas en 2023. En Xataka La operación encubierta de Ucrania ha dejado un agujero irreparable para Rusia: su disuasión nuclear ha saltado por los aires Magnus Colossus no es la única gran atracción de Terra Mítica que hemos perdido con los años. En 2019 se fue también el otro gran icono del parque: el Rescate de Ulises, la que fuera una dark ride mitológica muy querida y la atracción más grande de Europa en su día. Con 5.000 metros cuadrados de extensión y 400 metros de longitud, narraba un episodio de la mitología griega con la presencia de personajes como Poseidón, Circe, Caronte o el propio Ulises. Es una pescadilla que se muerde la cola. Si las atracciones cierran y no se ofrecen nuevas, los visitantes no tienen incenti

En sus 25 años de historia desde que se alzara orgulloso como el primer parque temático de España, Terra Mítica ha dejado atrás grandes recuerdos en los visitantes y multitud de atracciones memorables. De todas ellas, ninguna lo era tanto como Magnus Colossus. La joya de la corona del parque era una montaña rusa de madera que llegó a ser la más grande de Europa. Pero lo más impresionate era su estampa, construida aprovechando el terreno natural de una cantera de caliza.
Hoy, si quieres montarte en Magnus Colossus no puedes hacerlo. La atracción lleva casi una década en un estado que se conoce como "en pie pero no operativa", culpable de ello es una madera inflamada por el calor que necesita un mantenimiento costoso. En el parque su silueta sigue sirviendo de reclamo. Los visitantes la tienen en el campo de visión cuando se montan en otras atracciones, y aún algunos despistados en sus visitas recientes se sorprenden al descubrir que no está funcionando.

Como ha ocurrido con el resto del parque, esta montaña rusa de reconocimiento internacional y que en algún momento fue cabeza de todos los carteles ha sido presa de un desgaste cada vez más evidente con los años, y de la negligencia de un parque que no le ha dedicado el tiempo ni los recursos necesarios para sus cuidados. Aquellos que sí pudieron montar poco antes de su cierre no reportan una buena experiencia, diciendo que el traqueteo se había vuelto insoportable.
Ya mucho antes de su cierre la cosa daba malas señales. En 2009 el parque llevaba casi una década siendo presa de polémicas, corrupción y unos malos resultados debido a unas expectativas surrealistas. Fue entonces cuando una investigación de Comisiones Obreras detectó irregularidades en el mantenimiento. Se había utilizado creosota para tratar la madera, una sustancia ya en aquel momento considerada muy perjudicial para la salud para aquellos que pasen tiempo prolongado expuestos a ella. En 2003 se prohibió su uso a los consumidores, pero en 2011 se prohibió por completo a nivel industrial por ser cancerígena.
Además de un mantenimiento potencialmente nocivo para los trabajadores, el sindicato alzaba la voz de los numerosos despidos que hacía que la plantilla pudiera ser insuficiente para labores de mantenimiento de gran calado. De los 1500 trabajadores con los que había empezado el parque en sus inicios y promesas de abrir para todo el año, en aquel momento tenían 524, de los cuales solo 99 eran fijos.
Era una filosofía ahorradora que se vió evidenciada cuando Terra Mítica fue vendido en 2012 por 67 millones de euros, un precio mucho menor que por el que se construyó, que fue de unos 270 millones (en conversión de las viejas pesetas). Aqualandia, la nueva empresa propietaria, tenía muchos fuegos que apagar, y se ha llevado gran parte de estos años eliminando deudas. Esto no quita que cuando ha tocado hacer grandes gastos las decisiones han sido cuestionables. Separaron el parque en dos e introdujeron hoteles, mientras lo importante, las atracciones, se ha mantenido prácticamente sin novedades en el frente desde entonces.

Es por eso que quizás no fue tanta sorpresa cuando en 2016 se echaría el cierre de Magnus Colossus. La atracción no podía asegurar la seguridad de los pasajeros sin reparaciones, y lo que parecía un cierre temporal se ha mantenido nueve años en silencio de radio. Las atracciones de madera son más complejas de mantener que las de hierro, y teniendo en cuenta su colosal tamaño, estas labores conllevarían un alto coste que el parque no parecía querer asumir en aquel momento.
Los números rojos de Terra Mítica no animan desde luego a grandes gastos. El parque es hoy una sombra de lo que fue, y se mantiene en pie gracias a un número reducido de viajeros, amantes de los parques o quizás nostálgicos dispuestos a rememorar una época mejor. En 2021 se reportaba que Terra Mítica tenía 6 millones de euros en pérdidas y solo 4,3 de ingresos. En comparación, Port Aventura tenía 163 millones en ingresos en 2021, y 15 de beneficio. Son cifras que solo han mejorado paulatinamente, con 4 millones de pérdidas en 2023.
Magnus Colossus no es la única gran atracción de Terra Mítica que hemos perdido con los años. En 2019 se fue también el otro gran icono del parque: el Rescate de Ulises, la que fuera una dark ride mitológica muy querida y la atracción más grande de Europa en su día. Con 5.000 metros cuadrados de extensión y 400 metros de longitud, narraba un episodio de la mitología griega con la presencia de personajes como Poseidón, Circe, Caronte o el propio Ulises.
Es una pescadilla que se muerde la cola. Si las atracciones cierran y no se ofrecen nuevas, los visitantes no tienen incentivos de venir. Si los visitantes no vienen, hay menos ingresos para ofrecer nuevas experiencias o para hacer la gran inversión que supone remodelar las que hay. Hoy, la que una fue las montaña rusas más importantes de Europa se mantiene como un signo de la decadencia de un parque que parece no levantar cabeza. La principal postal de Terra Mítica y uno de sus mayores reclamos se mantiene de pie, operativa bajo las circunstancias adecuadas, pero sin nadie montado en ella.
Imágenes: Terra Mítica, Jeremy Thompson
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La noticia
Era la atracción estrella de Terra Mítica. Ahora lleva casi una década abandonada y es símbolo de la decadencia del parque
fue publicada originalmente en
Espinof
por
Miguel Solo
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