El estremecedor mensaje de la niñera de la niña de 13 años asesinada por su padre en Bilbao: «Era…»

El dolor que deja un crimen impensable. Hay sucesos que parecen desbordar la realidad, que tocan las fibras más profundas de la sociedad y dejan una marca indeleble. Un asesinato tan brutal como el ocurrido en el barrio bilbaíno de Larraskitu este viernes 30 de mayo, donde una niña de solo 13 años perdió la ... Leer más

May 31, 2025 - 11:45
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El estremecedor mensaje de la niñera de la niña de 13 años asesinada por su padre en Bilbao: «Era…»

El dolor que deja un crimen impensable.

Hay sucesos que parecen desbordar la realidad, que tocan las fibras más profundas de la sociedad y dejan una marca indeleble. Un asesinato tan brutal como el ocurrido en el barrio bilbaíno de Larraskitu este viernes 30 de mayo, donde una niña de solo 13 años perdió la vida a manos de su propio padre, es uno de esos hechos. La tragedia no solo conmociona a una familia, sino a una comunidad entera que se ve forzada a enfrentarse a la magnitud del horror.

El vecindario se despertó con la presencia de un fuerte despliegue policial que rodeó la zona. La noticia de este crimen tan desgarrador se fue esparciendo rápidamente, dejando a muchos atónitos. «Ayer mismo vi a la madre y la hija metiendo cosas en cajas», recuerda un vecino, que aún no logra procesar lo sucedido. Nadie podría haber imaginado que una tragedia de tal magnitud estuviera ocurriendo bajo el mismo techo donde convivían, aparentemente, una familia normal y tranquila.

La incertidumbre que se vive a pocas puertas de casa.

Por la mañana, muchos vecinos no sabían aún la gravedad de lo ocurrido. La sorpresa y el desconcierto se reflejaban en los rostros de quienes salían a sus quehaceres diarios sin sospechar que su barrio estaba marcado por un hecho tan macabro. Las reacciones de algunos de ellos no tardaron en hacerse escuchar: «¡13 añitos, qué barbaridad!», lamentaba una vecina, mientras que otra repetía lo irreconocible de la situación: «Una cría que tenía toda la vida por delante».

Las piezas de este rompecabezas empezaron a encajar cuando se supo que la madre, tras una acalorada discusión con su pareja, escapó de casa. Fue ella quien, angustiada por el destino de su hija, alertó a la policía. A los pocos minutos, los agentes irrumpieron en el hogar, encontrando a la menor sin vida en su cama. «¿Cómo se le puede hacer eso a una niña?», es una de las preguntas que más se oyen entre los vecinos, quienes no salen del asombro.

El vecindario de Larraskitu no tiene antecedentes de incidentes similares, lo que hace aún más incomprensible este asesinato. Un vecino cercano, que ha vivido allí desde la pandemia, asegura que nunca notó nada extraño en la familia. «Era una familia normal, tranquila», declara, añadiendo que, incluso el día anterior, vio a la madre y la hija empacando sus pertenencias sin prever lo que se avecinaba. La sorpresa se convirtió en horror cuando, al final del día, escuchó los fuertes golpes de la policía al derribar la puerta del hogar.

En el contexto de esta tragedia, muchos se preguntan sobre los móviles que llevaron a este padre, de 43 años, a acabar con la vida de su hija. Aunque las investigaciones aún están en curso, todo apunta a que el hombre habría matado a la niña como una forma de hacerle daño a la madre, quien ya había escapado del hogar tras el enfrentamiento. El desgarrador crimen ha dejado una comunidad preguntándose qué pasó por la cabeza de un hombre capaz de cometer un acto tan indescriptible.

El clamor de la comunidad bilbaína.

El Ayuntamiento de Bilbao, consciente del impacto de este crimen, organizó una concentración en repulsa a la violencia vicaria, mostrando el rechazo absoluto a cualquier forma de abuso hacia las mujeres y sus hijos. La cita tuvo lugar el mismo viernes 30 de mayo a las 12 horas en la escalinata del Consistorio, donde cientos de personas se unieron para alzar su voz contra la barbarie.

La concentración no fue solo un acto simbólico. Muchos, como la niñera de la menor asesinada, se acercaron al lugar de los hechos para rendir homenaje a la víctima. «Necesitaba estar aquí. Ella era tan buena, tan dulce», comentó entre lágrimas, mientras dejaba flores en el lugar donde la tragedia se había desatado. La conmoción de la comunidad sigue siendo palpable, y la impotencia ante tal acto de violencia no cesa.