Mientras Morante y sus personas más allegadas celebraban un triunfo soñado, la policía visitó varias veces el Hotel Wellington. ¿El motivo? Identificar a Morante. Le querían pedir «explicaciones» por el tumulto y los atascos provocados por la salida a hombros. Esa en la que los aficionados, de forma espontánea, querían llevarle a hombros al hotel. Eso requería ir cortando calles, por lo que no se pudo completar todo el trayecto, pero sí bastante recorrido. En todo caso, ¿qué podía hacer el cigarrero si oleadas de jóvenes querían venerarle y pasearle por las calles de Madrid como si fuera el Cristo de Medinaceli? En las puertas grandes antiguas, rara es la intervención policial que se ve en foto. Eso ha cambiado,...
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