Masayoshi Sukita, el fotógrafo que convirtió a David Bowie en un auténtico camaleón
Un joven Masayoshi Sukita, fascinado por toda la explosión de cultura pop que surgía de occidente, viajó a Londres en 1972 para fotografiar a uno de sus ídolos, el cantante Marc Bolan, de T-Rex . Cuando iba de camino a la sesión, se tropezó en la calle con un poster de un joven andrójino y misterioso, que levantaba la pierna hacia el aire, bajo el lema: «The man who sold the world» (El hombre que vendió el mundo ). Hechizado por aquella magnética figura, lo primero que hizo al ver a Bolan fue preguntarle quién era ese hombre. «David Bowie» , dijo éste. «¿No sabes quién es Bowie?». No, no lo sabía, pero se marchó de aquella sesión de fotos decidido a averiguarlo. Desde ese instante, Sukita y Bowie conformaron una de esas parejas de artistas indisolubles, una fusión que ayudó a matizar y multiplicar el talento de ambos. «Al volver al hotel, lo primero que hice fue comprar una entrada para el siguiente concierto de Bowie. Estaba decidido a averiguar por mí mismo qué era lo que me fascinaba tanto», comenta Sukita, que a sus 87 años es uno de los grandes testigos de la cultura pop de los 70, con fotos de Lou Reed, Iggy Pop, Bolan o el propio Bowie. El espacio FotoNostrum acoge hasta septiembre la primera gran retrospectiva de Sukita en España. Alrededor de 70 instantáneas cuelgan en las paredes del centro cultural de la calle Princesa de Barcelona con Bowie como el gran protagonista. Allí podemos ver aquellos primeros conciertos en el Rainbow Theatre de Londres o la serie que sirvió de motivo para la portada de 'Heroes', de 1977. «Mi tío fue con las hojas de contacto a ver a Bowie y éste escogió su favorita para la portada, que acabaría por ser también la favorita del fotógrafo», aseguró ayer Aki Sukita, el sobrino del maestro japonés, ahora encargado de representar su legado. De esta forma, podemos ver las diferentes alternativas a la celebérrima foto original de la portada, con diferentes muecas, peinados y encuadres, aunque siempre con la misma icónica chaqueta de cuero. De la misma época, podemos ver la serie de fotos que sirvieron para hacer la portada de otro disco mítico, en este caso 'The idiot', de Iggy Pop , trabajo producido por el propio Bowie, que no dudó en recomendar a Sukita a su amigo. Aunque las propuestas más espectaculares son las de 1973, en plena fiebre Ziggy Stardust. Las fotografías en gran formato, con un increíble fondo rojo que contrasta con la palidez y lo matizado del maquillaje de Bowie, se convirtieron en icónicas y ayudaron a aumentar la fama de Bowie de genio de la imagen. Siempre vestido con trajes espectaculares de la también japonesa Kansai Yamamoto, las fotografías dan un toque de teatro Noh a Bowie. «Les ofrecimos la propuesta de las imágenes y aceptaron en seguida, lo que nos permitió trabajar de forma muy intuitiva», comenta el fotógrafo. En total, fueron 40 años de relación. La exposición sigue paso a paso esta evolución, que acaba en 2002 en Tokio , cuando Sony invita a Bowie a la capital japonesa para que promocione su disco y al no tener imágenes suficientemente potentes del duque, proponen a Sukita que vuelva a inmortalizarlo por las calles de la capital nipona. «Bowie era un enamorado de la cultura japonesa, como yo lo era de la cultura occidental. La unión fue perfecta», reconoce Sukita. La exposición también incluye otras imágenes icónicas del artista japonés, como los retratos de los años 50 a su madre, con sombreros típicos de la cultura nipona y que a ojos occidentales parecen salidos de un cuadro surrealista de Magritte . «Son las fotografías favoritas de mi tío», reconoce Aki Sukita, que ayer presentó la exposición. El fotógrafo no ha perdido el impulso creativo a pesar de sus 87 años. Ahora está obsesionado con el agua, con retratar sus estados mutables, como antes estaba obsesionado con capturar los estados mutables del autor de 'Starman'. Por supuesto, no huye de las nuevas tecnologías y trabaja con cámaras digitales. «En total, calculamos que tenemos más de 100.000 negativos fotográficos, la mayoría de los cuales todavía tenemos que escanear y sacar a la luz. Su trabajo, aunque tenga 50 años de edad, está todavía muy vivo», concluye su sobrino.
Un joven Masayoshi Sukita, fascinado por toda la explosión de cultura pop que surgía de occidente, viajó a Londres en 1972 para fotografiar a uno de sus ídolos, el cantante Marc Bolan, de T-Rex . Cuando iba de camino a la sesión, se tropezó en la calle con un poster de un joven andrójino y misterioso, que levantaba la pierna hacia el aire, bajo el lema: «The man who sold the world» (El hombre que vendió el mundo ). Hechizado por aquella magnética figura, lo primero que hizo al ver a Bolan fue preguntarle quién era ese hombre. «David Bowie» , dijo éste. «¿No sabes quién es Bowie?». No, no lo sabía, pero se marchó de aquella sesión de fotos decidido a averiguarlo. Desde ese instante, Sukita y Bowie conformaron una de esas parejas de artistas indisolubles, una fusión que ayudó a matizar y multiplicar el talento de ambos. «Al volver al hotel, lo primero que hice fue comprar una entrada para el siguiente concierto de Bowie. Estaba decidido a averiguar por mí mismo qué era lo que me fascinaba tanto», comenta Sukita, que a sus 87 años es uno de los grandes testigos de la cultura pop de los 70, con fotos de Lou Reed, Iggy Pop, Bolan o el propio Bowie. El espacio FotoNostrum acoge hasta septiembre la primera gran retrospectiva de Sukita en España. Alrededor de 70 instantáneas cuelgan en las paredes del centro cultural de la calle Princesa de Barcelona con Bowie como el gran protagonista. Allí podemos ver aquellos primeros conciertos en el Rainbow Theatre de Londres o la serie que sirvió de motivo para la portada de 'Heroes', de 1977. «Mi tío fue con las hojas de contacto a ver a Bowie y éste escogió su favorita para la portada, que acabaría por ser también la favorita del fotógrafo», aseguró ayer Aki Sukita, el sobrino del maestro japonés, ahora encargado de representar su legado. De esta forma, podemos ver las diferentes alternativas a la celebérrima foto original de la portada, con diferentes muecas, peinados y encuadres, aunque siempre con la misma icónica chaqueta de cuero. De la misma época, podemos ver la serie de fotos que sirvieron para hacer la portada de otro disco mítico, en este caso 'The idiot', de Iggy Pop , trabajo producido por el propio Bowie, que no dudó en recomendar a Sukita a su amigo. Aunque las propuestas más espectaculares son las de 1973, en plena fiebre Ziggy Stardust. Las fotografías en gran formato, con un increíble fondo rojo que contrasta con la palidez y lo matizado del maquillaje de Bowie, se convirtieron en icónicas y ayudaron a aumentar la fama de Bowie de genio de la imagen. Siempre vestido con trajes espectaculares de la también japonesa Kansai Yamamoto, las fotografías dan un toque de teatro Noh a Bowie. «Les ofrecimos la propuesta de las imágenes y aceptaron en seguida, lo que nos permitió trabajar de forma muy intuitiva», comenta el fotógrafo. En total, fueron 40 años de relación. La exposición sigue paso a paso esta evolución, que acaba en 2002 en Tokio , cuando Sony invita a Bowie a la capital japonesa para que promocione su disco y al no tener imágenes suficientemente potentes del duque, proponen a Sukita que vuelva a inmortalizarlo por las calles de la capital nipona. «Bowie era un enamorado de la cultura japonesa, como yo lo era de la cultura occidental. La unión fue perfecta», reconoce Sukita. La exposición también incluye otras imágenes icónicas del artista japonés, como los retratos de los años 50 a su madre, con sombreros típicos de la cultura nipona y que a ojos occidentales parecen salidos de un cuadro surrealista de Magritte . «Son las fotografías favoritas de mi tío», reconoce Aki Sukita, que ayer presentó la exposición. El fotógrafo no ha perdido el impulso creativo a pesar de sus 87 años. Ahora está obsesionado con el agua, con retratar sus estados mutables, como antes estaba obsesionado con capturar los estados mutables del autor de 'Starman'. Por supuesto, no huye de las nuevas tecnologías y trabaja con cámaras digitales. «En total, calculamos que tenemos más de 100.000 negativos fotográficos, la mayoría de los cuales todavía tenemos que escanear y sacar a la luz. Su trabajo, aunque tenga 50 años de edad, está todavía muy vivo», concluye su sobrino.
Publicaciones Relacionadas