Las "tropelías" de Alice Bag, la punk chicana que reivindica que el punk de Los Ángeles también fue latino y queer
La cantante de Bags, una de las primeras bandas de su género en California, ha escrito su biografía bajo el título 'Violence Girl'La historia de 4AD, el sello inglés que descubrió a Bauhaus, Nick Cave, Cocteau Twins y Pixies Se llama Alicia Armendáriz, pero el primer grupo en el que tocó decidió presentarse en público con bolsas cubriéndoles la cabeza, así que es conocida como Alice Bag. The Bags fue una de las primeras bandas punk de Los Ángeles, una historia que está contada con detalle en el libro Violence Girl (Liburuak, con traducción de Dolores Méndez), cuya versión en castellano acaba de llegar a las tiendas. No se puede entender el punk californiano sin la aportación de los músicos latinos: The Zeros, The Plugz, The Brat, The Nuns; incluso la primera formación de The Go-Go's contó con músicos de ascendencia chicana. Lo mismo ocurrió con The Bags, formación que, a pesar de tener una importante presencia en la escena local, solamente dejó un sencillo para la posteridad (Survive, 1978). No obstante, de sus filas surgieron Rob Ritter, Terry Graham y Patricia Morrison, que después pasaron por The Gun Club y, en el caso de Morrison, también por The Sisters Of Mercy. Hace unos cuantos años, la cofundadora y cantante de The Bags publicó sus memorias bajo el subtítulo: Historia de una punk chicana. El libro cuenta sin tapujos ni maquillaje la infancia, juventud y primeros años de carrera de su autora. “Cuando escribí este libro lo hice pensando en mis hijas, mi marido, en las jóvenes que conozco, no quería dejar de contar mis tropiezos y cómo conseguí superarlos”, explica Alice Bag por videollamada desde su casa angelina. Alicia Armendáriz nació en Los Ángeles en 1958, hija de padres chicanos que se establecieron en Estados Unidos y adoptaron el inglés como lengua principal. A pesar de eso, se expresa perfectamente en castellano, aunque se excusa por su falta de soltura. Y tiene muy presentes sus raíces españolas. Hace un par de años hizo un viaje por España para conocer mejor Navarra, la tierra de sus antepasados. Empezó haciendo punk al estilo anglosajón, pero las influencias de su niñez siempre estuvieron ahí. En su casa sonaban Teen Tops y Enrique Guzmán, Pedro Infante y José Alfredo Jiménez. Antes de quedar fascinada por músicos de rock de sexualidad indeterminada, como Elton John y Freddie Mercury, Alice ya estaba prendada de Sara Montiel. “Me gustaban Raphael y Rocío Dúrcal. Pero de Sarita Montiel estaba enamorada, aunque entonces no lo sabía. Para mí siempre será una diosa. Su belleza, su personalidad. La veo en el cielo, cantando tan sexy”. Es por ese motivo que el hallazgo del glam fue toda una epifanía. “Descubrí a Bowie justo cuando empezaba a cuestionarme a mí misma. Pensaba que algo estaba mal, que tenía que elegir entre una cosa u otra. Entonces vi una entrevista en la que Bowie se declaraba bisexual y eso me abrió el mundo”. Como ya se ha dicho, los chicanos tuvieron importancia en la primera escena punk angelina. Lo mismo puede decirse de la gente queer y las mujeres. Alice recuerda la escena punk de Los Ángeles como algo abierto a eso que hoy llamamos inclusión y diversidad. “Nadie te preguntaba cómo eras, nadie te miraba raro. Los que destacaban eran quienes tenían prejuicios anticuados. Aquel entorno te empujaba a afrontar nuevos temas, a tener discusiones en las que intercambiaban ideas creativas, pero también filosóficas e incluso religiosas. No juzgábamos a la gente. Lo único que no encajaba bien con nuestro estilo de vida era la rigidez”. Aunque para Alice Bag el punk neoyorquino fue más bien la antesala del concepto real del punk, también tuvo su impacto en chicas como ella. “Mi amiga Marlene [con la que formó su primer grupo, Femme Fatale] le escribía a Cherry Vanilla, una actriz y cantante que además trabajó con Bowie llevándole la prensa. Era una mujer muy inteligente a la que se conocía más por su sexualidad y por cómo eligió vivirla, que por su trabajo. Escribió un poema en la revista Creem en el que mandaba a la mierda a todos esos rockeros que se la acercaban solo para convertirla en una simple chupadora de pollas. Era mucho más que eso”. El otro gran referente neoyorquino fue, cómo no, Patti Smith. “Ella no era ni glam ni punk, estaba justo en medio de ambas corrientes. Aparece en el 75, justo cuando empieza a cambiar la música, todo energía y magnetismo. Tenía un carisma animal que provocaba una atracción muy básica. Aparecía en el escenario y de inmediato la sentías en tu cuerpo”. Otro factor fundamental para diferenciar la nueva música del cambio de las costas Este y Oeste, era el aspecto escénico. Hollywood era el eje sobre el cual giraba Los Ángeles. El sueño de la fama y el estrellato —y la frustración al no poder alcanzar ambos—, la estética que provenían de las grand

La cantante de Bags, una de las primeras bandas de su género en California, ha escrito su biografía bajo el título 'Violence Girl'
La historia de 4AD, el sello inglés que descubrió a Bauhaus, Nick Cave, Cocteau Twins y Pixies
Se llama Alicia Armendáriz, pero el primer grupo en el que tocó decidió presentarse en público con bolsas cubriéndoles la cabeza, así que es conocida como Alice Bag. The Bags fue una de las primeras bandas punk de Los Ángeles, una historia que está contada con detalle en el libro Violence Girl (Liburuak, con traducción de Dolores Méndez), cuya versión en castellano acaba de llegar a las tiendas.
No se puede entender el punk californiano sin la aportación de los músicos latinos: The Zeros, The Plugz, The Brat, The Nuns; incluso la primera formación de The Go-Go's contó con músicos de ascendencia chicana. Lo mismo ocurrió con The Bags, formación que, a pesar de tener una importante presencia en la escena local, solamente dejó un sencillo para la posteridad (Survive, 1978). No obstante, de sus filas surgieron Rob Ritter, Terry Graham y Patricia Morrison, que después pasaron por The Gun Club y, en el caso de Morrison, también por The Sisters Of Mercy.
Hace unos cuantos años, la cofundadora y cantante de The Bags publicó sus memorias bajo el subtítulo: Historia de una punk chicana. El libro cuenta sin tapujos ni maquillaje la infancia, juventud y primeros años de carrera de su autora. “Cuando escribí este libro lo hice pensando en mis hijas, mi marido, en las jóvenes que conozco, no quería dejar de contar mis tropiezos y cómo conseguí superarlos”, explica Alice Bag por videollamada desde su casa angelina.
Alicia Armendáriz nació en Los Ángeles en 1958, hija de padres chicanos que se establecieron en Estados Unidos y adoptaron el inglés como lengua principal. A pesar de eso, se expresa perfectamente en castellano, aunque se excusa por su falta de soltura. Y tiene muy presentes sus raíces españolas. Hace un par de años hizo un viaje por España para conocer mejor Navarra, la tierra de sus antepasados.
Empezó haciendo punk al estilo anglosajón, pero las influencias de su niñez siempre estuvieron ahí. En su casa sonaban Teen Tops y Enrique Guzmán, Pedro Infante y José Alfredo Jiménez. Antes de quedar fascinada por músicos de rock de sexualidad indeterminada, como Elton John y Freddie Mercury, Alice ya estaba prendada de Sara Montiel. “Me gustaban Raphael y Rocío Dúrcal. Pero de Sarita Montiel estaba enamorada, aunque entonces no lo sabía. Para mí siempre será una diosa. Su belleza, su personalidad. La veo en el cielo, cantando tan sexy”. Es por ese motivo que el hallazgo del glam fue toda una epifanía. “Descubrí a Bowie justo cuando empezaba a cuestionarme a mí misma. Pensaba que algo estaba mal, que tenía que elegir entre una cosa u otra. Entonces vi una entrevista en la que Bowie se declaraba bisexual y eso me abrió el mundo”.
Como ya se ha dicho, los chicanos tuvieron importancia en la primera escena punk angelina. Lo mismo puede decirse de la gente queer y las mujeres. Alice recuerda la escena punk de Los Ángeles como algo abierto a eso que hoy llamamos inclusión y diversidad. “Nadie te preguntaba cómo eras, nadie te miraba raro. Los que destacaban eran quienes tenían prejuicios anticuados. Aquel entorno te empujaba a afrontar nuevos temas, a tener discusiones en las que intercambiaban ideas creativas, pero también filosóficas e incluso religiosas. No juzgábamos a la gente. Lo único que no encajaba bien con nuestro estilo de vida era la rigidez”.
Aunque para Alice Bag el punk neoyorquino fue más bien la antesala del concepto real del punk, también tuvo su impacto en chicas como ella. “Mi amiga Marlene [con la que formó su primer grupo, Femme Fatale] le escribía a Cherry Vanilla, una actriz y cantante que además trabajó con Bowie llevándole la prensa. Era una mujer muy inteligente a la que se conocía más por su sexualidad y por cómo eligió vivirla, que por su trabajo. Escribió un poema en la revista Creem en el que mandaba a la mierda a todos esos rockeros que se la acercaban solo para convertirla en una simple chupadora de pollas. Era mucho más que eso”.
El otro gran referente neoyorquino fue, cómo no, Patti Smith. “Ella no era ni glam ni punk, estaba justo en medio de ambas corrientes. Aparece en el 75, justo cuando empieza a cambiar la música, todo energía y magnetismo. Tenía un carisma animal que provocaba una atracción muy básica. Aparecía en el escenario y de inmediato la sentías en tu cuerpo”.
Otro factor fundamental para diferenciar la nueva música del cambio de las costas Este y Oeste, era el aspecto escénico. Hollywood era el eje sobre el cual giraba Los Ángeles. El sueño de la fama y el estrellato —y la frustración al no poder alcanzar ambos—, la estética que provenían de las grandes estrellas y de las viejas películas también se filtraron en la música de aquellas jóvenes bandas. “Aquí el arte visual fue muy importante, la puesta en escena. Teníamos a The Screamers, que era un grupo al que tenías que ver en directo. Y a The Weirdos, estudiantes de arte cuyos conciertos eran pura imagen. Eran más que música, era cómo vestían, las escenografías. Nueva York me parecía más oscuro, mucho más serio. Los Ángeles era más caótico y con más sentido del humor. La madre de Craig [Lee, miembro de The Bags] fue actriz y luego produjo Plan 9 From Outer Space de Ed Wood. Y la madre de Dick y John Stenny, de los Weirdos, había actuado en Willy Wonka. Supongo que el ambiente de los rodajes y los estudios también impregnó lo que hacíamos”.
Alice presume de ser una jubilada que puede levantarse a la hora que la apetezca, pero eso no significa que esté inactiva. Es una reconocida activista por los derechos LGTBIQA+ y de los latinos que no ha dejado de hacer música. Después de The Bags, Castration Squad y Cholita llegaron discos en solitario, así como dos libros. El segundo de ellos, Pipe Bomb For The Soul, recoge su experiencia como maestra en Nicaragua durante 1986. “Me dediqué a la enseñanza en Los Ángeles, pero seguía tocando en grupos. Uno de los conciertos que di fue para recaudar fondos para un comité solidario con El Salvador. Poco a poco fui conociendo la realidad de aquellos países y me fui politizando más. Entonces leí Pedagogía del oprimido, de Pablo Freire, que explica lo que ocurre cuando no se enseña a un pueblo a pensar por sí mismo, cuando solamente les das a los niños los datos que respaldan las estructuras de poder que ya están funcionando. Así lo único que haces es reforzar el statu quo. Aquella experiencia fue emocionante porque quería dar con la mejor manera de enseñar a mis niños y a la vez, aprender algo de todo aquello. Creo que fui yo la que más se benefició de aquel intercambio”.
Parte de su actividad artística actual la comparte con Kid Congo Powers, otros de esos chicanos que jugó un papel importante en la música del momento. Tocó con Gun Club, The Cramps y Nick Cave. Desde hace tiempo graba junto a The Pink Monkey Birds y también tiene sus memorias traducidas en Liburuak: Ese vicio delicioso. De hecho, fue él quien recomendó a la editorial que publicara las de su amiga Alice. Juanita & Juan –sacado de la letra de Baby’s On Fire, de Brian Eno— es el nombre del dúo con el que ambos andan actuando y grabando desde hace un tiempo. “Kid y yo compartimos sello, así que nuestra discográfica nos propuso grabar juntos un tema para la serie The Resort. Terminamos apareciendo en ella y lo pasamos tan bien que decidimos seguir haciendo canciones. Hace poco teloneamos a Jack White. Yo pensé que sus fans nos iban a lanzar fruta, que nos iban a odiar, pero nos dijeron cosas muy bonitas”.
Lo siguiente que oiremos de ella será en un disco del grupo punk hardcore trans —la etiqueta es de ellos— Trap Girl, a cuya cantante define Alice Bag como un híbrido “entre Ronnie Spector y Darby Crash”, cantante de los Germs, otra de las bandas fundacionales del punk angelino, y gran amigo hasta su muerte en 1980. Al final, Alice resulta ser una jubilada con mucha actividad. “Recomiendo que se hagan viejos y no dejen de perder el hambre por la vida y las nuevas experiencias”, dice a modo de despedida esta rebelde que, tan solo unos minutos antes, al hablar de las tropelías que está cometiendo Trump, decía esto: “Es ridículo porque no conoce los límites, pero también da miedo. Y el miedo es el mejor estímulo para pasar a la acción. Este hombre no va a parar, así que tenemos que pararlo nosotros”.