'Poemas de y por Palestina', el fanzine que desafía las reglas capitalistas del mundo editorial

Traductores y editores hispanohablantes hacen circular un poemario que invita a las imprentas del mundo a colaborar por la causa palestinaLos libros que denuncian la subida de alquiler o el machismo con ediciones artísticas: “Son proyectos suicidas” “Si alguien volviese a preguntarme 'supón que fueras a morir mañana, ¿qué harías?', no dudaría ni un segundo en responderle. Si me sintiera cansado, dormiría. Si tuviera sed, bebería. [...] Si estuviera pelando una cebolla, lloraría un poco. Si estuviera dando un paseo, seguiría caminando aún más lento. Si estuviera vivo, como ahora, no me preguntaría sobre la no existencia. Si no estuviera vivo, en cambio, la pregunta no me importaría”. Hace año y medio que estalló el episodio más reciente de la guerra de Palestina y estos versos de Mahmud Darwish, que tienen más de una década, podrían haberse escrito hoy. La producción cultural de un conflicto tan longevo en el tiempo se difumina entre los obstáculos de la destrucción, la represión política y la enorme falta de recursos. Hacer que circulen hoy poemas del pueblo palestino es una forma de conservar el testimonio de guerra; es una forma de protesta. Este fragmento de Darwish, que pertenece a A River Dies Of Thirst (Archipiélago Books, 2009), abre la segunda publicación de un fanzine que agrupa varias voces árabes procedentes de distintos períodos de tiempo y que surge como una urgencia política capaz de dar la vuelta al mundo hispanohablante, desafiando las dinámicas capitalistas de producción editorial y dando esperanza a la idea de un tráfico cultural comunitario, accesible y contrahegemónico. Sobre una portada de papel color verde, simple y sin nombre editorial, se lee: Poemas de y por Palestina II. قصائد من فلسطين.. El punto de partida comienza en Santiago de Chile. El escritor Rodrigo Olavarría, que como traductor literario ha publicado libros de Kate Briggs, Anne Boyer, Gertrude Stein, Cookie Mueller o Herman Melville, entre otros, se enteró de que en algunas protestas de Berlín se estaban repartiendo poemas, así que le pareció necesario armar un corpus que funcionara como material circulatorio por la lucha palestina. Le propuso la idea a la editorial independiente Otra Sinceridad, con la que colabora a menudo, “y obviamente dijimos que sí”, explican en una videollamada con este periódico Gracia Fernández, diseñadora, y Rodrigo Araya, artista visual. La urgencia del proyecto suponía un reto para los tiempos que requiere cualquier proceso de traducción y edición. En seis días, el fanzine estaba terminado. Literatura como emergencia política El poemario tiene apenas cincuenta páginas y el formato dice muchas cosas. “Siempre hemos pensado la editorial como una forma de crear espacios e impulsar proyectos con artistas y comunidades activas en contra de los discursos de uniformidad”, explica la editora, “proyectos que no se definan por una lógica dada, sino que surjan de una emergencia”. Este poemario debe leerse como “una respuesta muy instantánea” a la guerra israelí-palestina, que en Chile, recuerda Fernández, “se vive con una energía particular porque se encuentra la comunidad palestina más grande fuera del mundo árabe”. Rodeados de un ambiente de amigos y familias palestinas “que migraron en algún punto de la historia”, apunta la diseñadora, “nos pusimos a trabajar al tiro y el proyecto se levantó muy rápido”. Una decena de traductores colaboraron solidariamente, “y algo muy lindo es que muchos me escribieron para que contara con ellos en el siguiente”, añade Olavarría, llegando a formar una lista de casi treinta nombres en el segundo ejemplar. La forma de difundirlo, dicen, tenía que seguir la misma lógica: “El modo más eficaz de distribuirlo, era liberarlo”. Todo tiene una dimensión educacional que invita a producir nuevas formas y a aprender Gracia Fernández — Diseñadora y editora en Otra Sinceridad Por eso Poemas de y por Palestina es tan especial: ha dado la vuelta por España y por parte de Latinoamérica, su diseño hace que cualquier imprenta pueda distribuirlo y cualquier persona puede descargarlo. Para hacerse con él, la editorial comparte un enlace de acceso libre con las dos publicaciones tanto en su versión digital como en su formato para imprentas, junto a un breve manual de encuadernación para que todos los ejemplares sean iguales o muy parecidos. La editorial chilena propone un precio base de ocho euros, dejando a elección de cada comprador un aporte mayor si desea hacerlo, y son las imprentas las que se encargan particularmente de distribuir lo recaudado. En ese sentido, explican desde Otra Sinceridad, “todo tiene una dimensión educacional que invita a producir nuevas formas y a aprender”, algo que les hace entender el mundo editorial como un camino posible hacia

Jun 9, 2025 - 04:25
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'Poemas de y por Palestina', el fanzine que desafía las reglas capitalistas del mundo editorial

'Poemas de y por Palestina', el fanzine que desafía las reglas capitalistas del mundo editorial

Traductores y editores hispanohablantes hacen circular un poemario que invita a las imprentas del mundo a colaborar por la causa palestina

Los libros que denuncian la subida de alquiler o el machismo con ediciones artísticas: “Son proyectos suicidas”

“Si alguien volviese a preguntarme 'supón que fueras a morir mañana, ¿qué harías?', no dudaría ni un segundo en responderle. Si me sintiera cansado, dormiría. Si tuviera sed, bebería. [...] Si estuviera pelando una cebolla, lloraría un poco. Si estuviera dando un paseo, seguiría caminando aún más lento. Si estuviera vivo, como ahora, no me preguntaría sobre la no existencia. Si no estuviera vivo, en cambio, la pregunta no me importaría”. Hace año y medio que estalló el episodio más reciente de la guerra de Palestina y estos versos de Mahmud Darwish, que tienen más de una década, podrían haberse escrito hoy. La producción cultural de un conflicto tan longevo en el tiempo se difumina entre los obstáculos de la destrucción, la represión política y la enorme falta de recursos. Hacer que circulen hoy poemas del pueblo palestino es una forma de conservar el testimonio de guerra; es una forma de protesta.

Este fragmento de Darwish, que pertenece a A River Dies Of Thirst (Archipiélago Books, 2009), abre la segunda publicación de un fanzine que agrupa varias voces árabes procedentes de distintos períodos de tiempo y que surge como una urgencia política capaz de dar la vuelta al mundo hispanohablante, desafiando las dinámicas capitalistas de producción editorial y dando esperanza a la idea de un tráfico cultural comunitario, accesible y contrahegemónico. Sobre una portada de papel color verde, simple y sin nombre editorial, se lee: Poemas de y por Palestina II. قصائد من فلسطين..

El punto de partida comienza en Santiago de Chile. El escritor Rodrigo Olavarría, que como traductor literario ha publicado libros de Kate Briggs, Anne Boyer, Gertrude Stein, Cookie Mueller o Herman Melville, entre otros, se enteró de que en algunas protestas de Berlín se estaban repartiendo poemas, así que le pareció necesario armar un corpus que funcionara como material circulatorio por la lucha palestina. Le propuso la idea a la editorial independiente Otra Sinceridad, con la que colabora a menudo, “y obviamente dijimos que sí”, explican en una videollamada con este periódico Gracia Fernández, diseñadora, y Rodrigo Araya, artista visual. La urgencia del proyecto suponía un reto para los tiempos que requiere cualquier proceso de traducción y edición. En seis días, el fanzine estaba terminado.

Literatura como emergencia política

El poemario tiene apenas cincuenta páginas y el formato dice muchas cosas. “Siempre hemos pensado la editorial como una forma de crear espacios e impulsar proyectos con artistas y comunidades activas en contra de los discursos de uniformidad”, explica la editora, “proyectos que no se definan por una lógica dada, sino que surjan de una emergencia”. Este poemario debe leerse como “una respuesta muy instantánea” a la guerra israelí-palestina, que en Chile, recuerda Fernández, “se vive con una energía particular porque se encuentra la comunidad palestina más grande fuera del mundo árabe”.

Rodeados de un ambiente de amigos y familias palestinas “que migraron en algún punto de la historia”, apunta la diseñadora, “nos pusimos a trabajar al tiro y el proyecto se levantó muy rápido”. Una decena de traductores colaboraron solidariamente, “y algo muy lindo es que muchos me escribieron para que contara con ellos en el siguiente”, añade Olavarría, llegando a formar una lista de casi treinta nombres en el segundo ejemplar. La forma de difundirlo, dicen, tenía que seguir la misma lógica: “El modo más eficaz de distribuirlo, era liberarlo”.

Todo tiene una dimensión educacional que invita a producir nuevas formas y a aprender

Gracia Fernández Diseñadora y editora en Otra Sinceridad

Por eso Poemas de y por Palestina es tan especial: ha dado la vuelta por España y por parte de Latinoamérica, su diseño hace que cualquier imprenta pueda distribuirlo y cualquier persona puede descargarlo. Para hacerse con él, la editorial comparte un enlace de acceso libre con las dos publicaciones tanto en su versión digital como en su formato para imprentas, junto a un breve manual de encuadernación para que todos los ejemplares sean iguales o muy parecidos. La editorial chilena propone un precio base de ocho euros, dejando a elección de cada comprador un aporte mayor si desea hacerlo, y son las imprentas las que se encargan particularmente de distribuir lo recaudado.

En ese sentido, explican desde Otra Sinceridad, “todo tiene una dimensión educacional que invita a producir nuevas formas y a aprender”, algo que les hace entender el mundo editorial como un camino posible hacia la creación colectiva. “Lo gratificante es ver cómo se abre una red de cooperación que no esperábamos”, piensa Rodrigo Araya. “Mucha gente se ha entusiasmado y se ha dado cuenta de que puede hacer lo mismo que hicimos nosotros”.

Una compilación de poemas

El primer volumen está compuesto en su mayoría por poemas de poetas contemporáneos palestinos y de la diáspora palestina mientras que el segundo “tiene un carácter más amplio y narrativo”, señalan los editores: parte del poema de Darwish, sigue con un texto de Aimé Cesaire de Martinica “y desde ahí va trenzando poemas, entrevistas y hechos, como el asesinato del poeta y educador Refaat Al-Areer a través de uno de sus poemas” o un fragmento de una entrevista a Najwan Darwish. La obra es tan peculiar, entre otras cosas, por ese uso de la voz literaria capaz de utilizar una carta como texto poético, como ocurre con la carta del poeta Mosab Abu Toha a Joe Biden en diciembre de 2023. Tras la carta, viene un poema publicado por Omar Sakr en sus redes sociales a principios del año siguiente, de manera que el lector se sitúa ante el período navideño durante el conflicto. “El segundo volumen está lleno de pequeños guiños que se van abriendo a lectoras y lectores atentos”, señalan los editores.

En la contraportada de este poemario de guerra, el dibujo de una oliva. Los productos agrícolas de Palestina se han convertido en símbolos de resistencia conforme Israel ha ido usurpando la tierra, “como ocurre con la naranja de Jaffa, que originalmente era producción palestina hasta que Israel la asumió como propia”, sostienen Olavarría, Araya y Fernández, “por eso la naranja es el símbolo del primer poemario y la oliva del segundo”. Cuando los integrantes de Otra Sinceridad llevaron el primer volumen a una imprenta de Santiago, “dio la casualidad de que tenían papeles de todos los colores, así que asociamos el color de cada volumen al producto agrícola que lo identifica”, cuentan. “Lo lindo fue ver cómo el resto de países empezaron a replicarlo adaptándolo a su realidad material y de impresión”, sostiene Gracia: “Algunos lo sacaron en rojo por la sandía, otros en blanco porque no había papel de color. Para nosotros es muy interesante ver las distintas posibilidades que se dan según el territorio”.

Imprentas que se unen

En el barrio de Carabanchel, en Madrid, cada vez quedan menos negocios locales. En muchos de los bajos en los que antes se encontraban oficios de toda la vida, hoy solo se ven pisos de alquiler o turísticos. Muy cerca del puente de la presa que cruza el río, al otro lado de la M-30, en la calle San Delfín número 3 encabeza la puerta un letrero que dice “Alto el fuego”. En la cristalera, un cartel con el popular patrón de la kufiya diseñado por Solaris press, y dentro del local, Amalia Ruiz-Larrea, que recibe a elDiario.es. Es, junto a Nato David, la integrante de la imprenta cuyo nombre hace honor a esta calle: Imprenta Sandelfín.

Hace meses nos escupen en los cristales de Sandelfín porque defendemos que Palestina sea libre

Amalia Ruiz-Larrea Editora y fundadora de Imprenta Sandelfín

En mayo del año pasado publicaban en un post de Instagram: “Hace meses nos escupen en los cristales de sandelfin porque defendemos que palestina sea libre como muches de vosotres”. Más allá de la imprenta, Amalia y Nato forman junto a Adolfo Carrasco Ladelfín Editora, una editorial “que tiene mucho que ver con el alcance político o de extensión de red que puede generar una imprenta”, cuenta su fundadora. “Nos interesa producir para el afuera, no quedarnos en una cosa de estudio. La parte editora se centra en trabajos que tienen que ver con la performance y la voz y la forma de integrarlos en formato libro. Somos sobre todo autoras queer, un mundo muy marica”. Sandelfín ha distribuido Poemas de y por Palestina en la ciudad de Madrid. Acercarse a su espacio a por un ejemplar supone, de alguna manera, implicarse en la dimensión política del proyecto.

El local de la imprenta Sandelfín en calle San Delfín 3, Madrid

“En el mundo de la imprenta hay que ser un poquito tiburón para salir adelante. Nosotras somos muy lentas”, explica Amalia. “Hacemos mucho curro de cosas que nos interesan y mucho lo regalamos, pero por otro lado hay que dedicarle tiempo a la exposición pública, a moverse por ferias, inauguraciones, redes… Conseguir que te vean”. Gracias a la ayuda pública que reciben ahora mismo, “el proyecto es más libre”, cuenta la editora, “porque podemos pagar el alquiler y por tanto no nos vemos en la obligación de producir cualquier cosa para sobrevivir”, como acostumbra a ocurrir en este tipo de espacios.

Sandelfín es una de las pocas imprentas en Madrid que trabaja con risografía, una técnica japonesa que nace en los ochenta y que se sitúa entre la serigrafía y la fotocopiadora: mientras que una impresora convencional dispara la tinta sobre el papel en una sola pasada, una máquina de risografía hace que el papel se presione con un tambor de tinta de un solo color mediante una plantilla, de manera que para obtener más colores hay que cambiar de plantilla y de tambor, generando varias capas superpuestas.

Algunas de las impresiones de risografía de la imprenta Sandelfín

El resultado, impresiones únicas entre sí, colores muy vivos procedentes de tintas vegetales de soja y avena y un carácter arty que no interesa tanto a grandes imprentas, pero sí a proyectos singulares como Sandelfín. Aunque no siempre lo utilizan, es uno de los rasgos más destacables de muchas de sus impresiones. “Es la técnica que utiliza Doña Manolita para su lotería, el Hospital 12 de Octubre para las recetas o muchos colegios para los exámenes”, comenta la impresora, “ya que por seguridad no pueden mandar a imprimir fuera. Utilizarlo de esta forma es algo muy friki”.

Cultura por la lucha palestina

“Nosotras vimos el poemario por redes y un colega nos lo mandó para ver si podíamos imprimirlo, y así empezamos a hacerlo. Ponemos la pasta de producción y destinamos lo recaudado”, explica Amalia mientras enseña el taller. “Luego se nos ocurrió invitar a artistas a hacer pósters para las manis”, añade, “así que empezamos a lanzar convocatorias y, como tenemos esta ayuda, podemos permitirnos pagar los materiales sin cobrar”. Así es como vieron la luz los carteles que recorrerían muchas protestas en la ciudad de Madrid en los últimos meses.

Hay una delgada línea entre trabajar para la lucha y que se transforme en algo medio oportunista

Gracia Fernández Diseñadora y editora en Otra Sinceridad

En un trabajo así, comenta Amalia, “no nos interesa ser la centralidad de la cosa”, por eso tratan simplemente de hacer “de vehículo” para lograr el objetivo mediante la idea de intercambio constante. Es el planteamiento que comparte Otra Sinceridad, que desde el principio tuvieron claro que el poemario “no debía ser algo autoral”, dicen: “No tenemos especial interés en que esto se asocie a nosotros, porque en estos casos hay una delgada línea entre trabajar para la lucha y que se transforme en algo medio oportunista”, opina Gracia.

En una situación de guerra en la que las crecientes cifras de muertos, la enorme violencia y las pérdidas incalculables lo abarcan todo, la cultura también juega un papel relevante. Desde BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones), movimiento liderado por la sociedad palestina que promueve boicots contra Israel “hasta que cumpla con el derecho internacional y respete los derechos del pueblo palestino”, consideran que si “Israel utiliza la cultura abiertamente como una forma de propaganda para lavar su imagen y maquillar o encubrir su genocidio en Gaza” es, precisamente, “porque sí es importante”.

Más de 7.000 escritores se comprometieron a no trabajar con editoriales cómplices

BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones)

Desde el estallido de 2023 “decenas de miles de artistas en todo el mundo y un número creciente de organizaciones culturales han apoyado públicamente el boicot cultural al régimen de apartheid israelí”, apuntan fuentes de la plataforma en respuesta a las preguntas de este periódico. “Más de 7.000 escritoras, escritores y figuras del sector editorial” como Sally Rooney, Annie Ernaux, Judith Butler, Rachel Kushner o Arundhati Roy firmaron el pasado octubre una carta pública en la que se comprometían “a no trabajar con editoriales, festivales o publicaciones cómplices de las violaciones israelíes a los derechos del pueblo palestino”, detallan los activistas.

En Imprenta Sandelfín y en Otra Sinceridad, de continente a continente, dejan claro que tienen deseos comunes: que más imprentas del mundo hispanohablante se unan a la expansión del fanzine, que la gente conozca la obra y que se recaude la mayor cantidad posible para la causa. La lectura de un poemario de guerra como este se hace desde un lugar consciente, desde una mirada sensible. Hay textos que son caminos difíciles de transitar. Hay versos de los que ya no se puede salir después de leerlos. Mustapha Benfodil, escribe: “Nos conocimos en Gaza / Nos enamoramos en Ramala / Nuestro primer beso fue en Beirut / Nos casamos en Argel / Pasamos nuestra luna de miel en Bagdad / Morimos sepultados por las bombas / y nuestros corazones fundaron / una ONG dedicada a proteger amores / de alto riesgo y la continuidad / del deseo en la tumba”. Al cerrar el poemario, bajo la oliva, una letra pequeña dice: “فلسطين حرة. Palestina libre”.

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