La tarde iba por un desfiladero hasta el quinto. Faltó casta, sobró mansedumbre y complicaciones en los novillos elegidos para el acontecimiento. El joven Marco Pérez fue resolviendo con más oficio que brillantez. No encontraba el salmantino, al que Las Ventas recibió con una fuerte ovación tras el paseíllo, el camino que despejara lo que iba cuesta abajo. No llegaba esa variedad con el capote, sin quites y con intentos baldíos con la muleta. Alguna serie enganchando bien a tal o cual novillo y un fallo constante a espadas. Había que cambiar el registro y el chaval lo hizo. Se fue a recibir a portagayola al cuarto. Por primera vez los tendidos respondieron con rotundidad. Al de El Freixo le...
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