Pintar los armarios puede transformar tu cocina: esto es todo lo que necesitas saber para hacerlo tú mismo
Cambiar los muebles de cocina puede suponer una inversión importante. Pero hay una alternativa mucho más accesible que transforma el espacio casi con la misma fuerza: pintarlos. El reto no es menor, pero el resultado merece la pena. La pintura no solo rejuvenece el aspecto de la cocina, también permite cambiar de estilo, dar luz, homogeneizar materiales o romper con una estética que ya no encaja. Eso sí: pintar bien no es lo mismo que pintar rápido. Antes de empezar, hay que tener claro que esto no se improvisa. Requiere preparación, paciencia y, sobre todo, los productos adecuados. Porque lo que pintas no es una pared, sino una superficie que se abre, se cierra y se limpia a diario. Y esto hay que tenerlo muy presente. En Directo al Paladar Limpiar antes de que les limpien en casa: el ritual absurdo que muchos practican por vergüenza Sistematizar los frontales El primer paso es desmontar los frentes de los armarios y etiquetar cada uno para no perder el orden. Luego, hay que limpiar a fondo con un desengrasante potente: si la grasa no se elimina, la pintura no se adhiere correctamente. Después toca lijar ligeramente con una lija fina, solo para matizar el brillo y permitir que la imprimación se fije. Esa imprimación es esencial: actúa como puente entre el mueble y la pintura definitiva. Sin ella, el acabado será débil y temporal. La pintura, preferiblemente acrílica de alta resistencia o esmalte al agua, debe aplicarse con rodillo de espuma para evitar marcas. El truco está en dar capas finas, dejando secar bien entre una y otra. Menos es más, también en pintura. Si se quiere un acabado profesional, se puede rematar con un barniz mate o satinado. No solo protege, también da un aspecto uniforme y facilita la limpieza futura. El color dependerá del efecto buscado. Tonos claros para ganar luz, neutros si se busca sobriedad, y oscuros si el objetivo es sofisticar. Pero siempre con coherencia con los suelos, encimeras y azulejos. La cocina no es un lienzo aislado. Un último consejo: planifica bien el tiempo. No se hace en una tarde. Pero si se hace bien, el cambio puede ser espectacular. Una cocina nueva sin cambiar los muebles, solo con pintura y técnica. Foto | Sasha Pshenkov En DAP | Cambio de armario a la vista: estas son las claves para no perder la paciencia en el intento En DAP | Las toallas son imanes para la proliferación microbiana: cada cuánto deberías lavarlas - La noticia Pintar los armarios puede transformar tu cocina: esto es todo lo que necesitas saber para hacerlo tú mismo fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Joana Costa .

Cambiar los muebles de cocina puede suponer una inversión importante. Pero hay una alternativa mucho más accesible que transforma el espacio casi con la misma fuerza: pintarlos. El reto no es menor, pero el resultado merece la pena.
La pintura no solo rejuvenece el aspecto de la cocina, también permite cambiar de estilo, dar luz, homogeneizar materiales o romper con una estética que ya no encaja. Eso sí: pintar bien no es lo mismo que pintar rápido.
Antes de empezar, hay que tener claro que esto no se improvisa. Requiere preparación, paciencia y, sobre todo, los productos adecuados. Porque lo que pintas no es una pared, sino una superficie que se abre, se cierra y se limpia a diario. Y esto hay que tenerlo muy presente.
Sistematizar los frontales
El primer paso es desmontar los frentes de los armarios y etiquetar cada uno para no perder el orden. Luego, hay que limpiar a fondo con un desengrasante potente: si la grasa no se elimina, la pintura no se adhiere correctamente.
Después toca lijar ligeramente con una lija fina, solo para matizar el brillo y permitir que la imprimación se fije. Esa imprimación es esencial: actúa como puente entre el mueble y la pintura definitiva. Sin ella, el acabado será débil y temporal.
La pintura, preferiblemente acrílica de alta resistencia o esmalte al agua, debe aplicarse con rodillo de espuma para evitar marcas. El truco está en dar capas finas, dejando secar bien entre una y otra. Menos es más, también en pintura.
Si se quiere un acabado profesional, se puede rematar con un barniz mate o satinado. No solo protege, también da un aspecto uniforme y facilita la limpieza futura.
El color dependerá del efecto buscado. Tonos claros para ganar luz, neutros si se busca sobriedad, y oscuros si el objetivo es sofisticar. Pero siempre con coherencia con los suelos, encimeras y azulejos. La cocina no es un lienzo aislado.
Un último consejo: planifica bien el tiempo. No se hace en una tarde. Pero si se hace bien, el cambio puede ser espectacular. Una cocina nueva sin cambiar los muebles, solo con pintura y técnica.
Foto | Sasha Pshenkov
En DAP | Cambio de armario a la vista: estas son las claves para no perder la paciencia en el intento
En DAP | Las toallas son imanes para la proliferación microbiana: cada cuánto deberías lavarlas
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Pintar los armarios puede transformar tu cocina: esto es todo lo que necesitas saber para hacerlo tú mismo
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Joana Costa
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