Rafael R. Tranche: "Las fotografías reflejaron la Transición de manera más fiel y libre que la televisión"
El historiador publica seis años de investigación y 5.000 fotografías revisadas; algunas de las cuales, las más emblemáticas, las comenta en esta entrevistaLas seis fotografías de la Transición que muestran "más confrontación que consenso” Como subrayan algunos, el dictador murió en la cama, pero la dictadura murió en las calles. Por ello, el libro Instantes para la historia de la Transición (Cátedra) de Rafael R. Tranche se convierte en un magnífico testimonio de esa época que abarca, según la mayoría de historiadores, desde los años finales del franquismo hasta la victoria del PSOE en 1982 pasando por el golpe de Estado de 1981, entre otros acontecimientos. Así pues, el libro no solo incluye imágenes de las élites políticas, sino sobre todo de las movilizaciones en las fábricas, los barrios, las universidades, el movimiento feminista o la cultura en un caleidoscopio muy variado junto a multitud de páginas de diarios y revistas. No excluye tampoco el libro imágenes de festivales de música, fiestas populares o un sinfín de manifestaciones en una época de auténtica aceleración histórica donde las multitudes empezaban a conquistar la libertad. “Las fotografías reflejaron de un modo más fiel y libre incluso la Transición que la propia Televisión Española que estaba sometida al control del Estado”. A propósito de esta reflexión, el libro incluye entre sus numerosas citas una de la escritora norteamericana Susan Sontag, autora de una obra ya clásica, Sobre la fotografía, de 1977: “Las fotografías pueden ser más memorables que las imágenes móviles, pues son fracciones de tiempo nítidas, que no fluyen. La televisión es un caudal de imágenes indiscriminadas y cada cual anula a la precedente. Cada fotografía fija es un momento privilegiado convertido en un objeto delgado que se puede guardar y volver a mirar”. El nacimiento del fotoperiodismo Al hilo de los textos y las imágenes, la obra de Rafael R. Tranche revela asimismo el surgimiento de una nueva generación de fotógrafos que entonces eran veinteañeros o treintañeros y que alumbraron el fotoperiodismo moderno en España. “Hasta aquel periodo”, comenta el autor, “la fotografía de calle no tenía apenas cabida en los periódicos y además resultaba peligroso ejercer el oficio en tiempos de dictadura. Después, los nuevos periódicos como El País, Diario 16 o El Periódico de Catalunya, así como revistas como Interviú, La Calle y Triunfo y también publicaciones alternativas, como Ozono o El Viejo Topo, ya no consideraron la foto como una mera ilustración para rellenar los huecos que dejaban los textos, sino que pasan a ser un elemento destacado del diseño de una página o una portada”. El libro de este catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad Complutense de Madrid, con una amplia trayectoria como autor, muestra que esa eclosión del fotoperiodismo eleva el nivel de estos profesionales que se convirtieron entonces en autores artísticos en muchas ocasiones y no solamente en testigos gráficos de una actualidad efímera. A juicio de Tranche, “esta generación de fotógrafos puede equipararse a la formada en la República y en la Guerra Civil en el sentido de que captaron un amplísimo imaginario social, al tiempo que dieron testimonio de su momento histórico y de los inmensos cambios en la sociedad”. “Más allá de la controversia sobre su valor artístico”, añade, “el discurso museístico reciente se ha abierto a considerar determinadas prácticas del fotoperiodismo como documentos con valores históricos, antropológicos o etnográficos”. A lo largo de sus seis años de investigación, este especialista en el tema, premiado en varias ocasiones, tuvo oportunidad de revisar alrededor de 5.000 fotos en centros públicos y privados, en colecciones particulares y en medios de comunicación. Asimismo se ocupó de entrevistar a una veintena de fotógrafos de la Transición, casi todos ellos en Madrid y Barcelona, entre los que se hallaban Antonio Gabriel, César Lucas, Manel Armengol, Pilar Aymerich, Colita, Bernardo Pérez, Manuel Hernández de León, Félix Lorrio, Marisa Flórez, Chema Conesa, Antonio Suárez o Benito Román. A pesar del paso de las décadas y de la enorme evolución de la fotografía, Tranche admite que todavía subsiste un cierto menosprecio hacia la labor de los fotoperiodistas por parte de instituciones culturales o académicas. Se trata de una impresión que podrían corroborar hoy incontables profesionales de la fotografía de prensa. En un intento de compensar ese desdén, este historiador y catedrático propone crear un archivo de la memoria audiovisual de la Transición. En cualquier caso, opina que se trata de una coincidencia feliz que el final de su investigación haya coincidido con las celebraciones del 50 aniversario de la conquista de la democracia.

El historiador publica seis años de investigación y 5.000 fotografías revisadas; algunas de las cuales, las más emblemáticas, las comenta en esta entrevista
Las seis fotografías de la Transición que muestran "más confrontación que consenso”
Como subrayan algunos, el dictador murió en la cama, pero la dictadura murió en las calles. Por ello, el libro Instantes para la historia de la Transición (Cátedra) de Rafael R. Tranche se convierte en un magnífico testimonio de esa época que abarca, según la mayoría de historiadores, desde los años finales del franquismo hasta la victoria del PSOE en 1982 pasando por el golpe de Estado de 1981, entre otros acontecimientos. Así pues, el libro no solo incluye imágenes de las élites políticas, sino sobre todo de las movilizaciones en las fábricas, los barrios, las universidades, el movimiento feminista o la cultura en un caleidoscopio muy variado junto a multitud de páginas de diarios y revistas.
No excluye tampoco el libro imágenes de festivales de música, fiestas populares o un sinfín de manifestaciones en una época de auténtica aceleración histórica donde las multitudes empezaban a conquistar la libertad. “Las fotografías reflejaron de un modo más fiel y libre incluso la Transición que la propia Televisión Española que estaba sometida al control del Estado”.
A propósito de esta reflexión, el libro incluye entre sus numerosas citas una de la escritora norteamericana Susan Sontag, autora de una obra ya clásica, Sobre la fotografía, de 1977: “Las fotografías pueden ser más memorables que las imágenes móviles, pues son fracciones de tiempo nítidas, que no fluyen. La televisión es un caudal de imágenes indiscriminadas y cada cual anula a la precedente. Cada fotografía fija es un momento privilegiado convertido en un objeto delgado que se puede guardar y volver a mirar”.
El nacimiento del fotoperiodismo
Al hilo de los textos y las imágenes, la obra de Rafael R. Tranche revela asimismo el surgimiento de una nueva generación de fotógrafos que entonces eran veinteañeros o treintañeros y que alumbraron el fotoperiodismo moderno en España. “Hasta aquel periodo”, comenta el autor, “la fotografía de calle no tenía apenas cabida en los periódicos y además resultaba peligroso ejercer el oficio en tiempos de dictadura. Después, los nuevos periódicos como El País, Diario 16 o El Periódico de Catalunya, así como revistas como Interviú, La Calle y Triunfo y también publicaciones alternativas, como Ozono o El Viejo Topo, ya no consideraron la foto como una mera ilustración para rellenar los huecos que dejaban los textos, sino que pasan a ser un elemento destacado del diseño de una página o una portada”.
El libro de este catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad Complutense de Madrid, con una amplia trayectoria como autor, muestra que esa eclosión del fotoperiodismo eleva el nivel de estos profesionales que se convirtieron entonces en autores artísticos en muchas ocasiones y no solamente en testigos gráficos de una actualidad efímera.
A juicio de Tranche, “esta generación de fotógrafos puede equipararse a la formada en la República y en la Guerra Civil en el sentido de que captaron un amplísimo imaginario social, al tiempo que dieron testimonio de su momento histórico y de los inmensos cambios en la sociedad”. “Más allá de la controversia sobre su valor artístico”, añade, “el discurso museístico reciente se ha abierto a considerar determinadas prácticas del fotoperiodismo como documentos con valores históricos, antropológicos o etnográficos”.
A lo largo de sus seis años de investigación, este especialista en el tema, premiado en varias ocasiones, tuvo oportunidad de revisar alrededor de 5.000 fotos en centros públicos y privados, en colecciones particulares y en medios de comunicación. Asimismo se ocupó de entrevistar a una veintena de fotógrafos de la Transición, casi todos ellos en Madrid y Barcelona, entre los que se hallaban Antonio Gabriel, César Lucas, Manel Armengol, Pilar Aymerich, Colita, Bernardo Pérez, Manuel Hernández de León, Félix Lorrio, Marisa Flórez, Chema Conesa, Antonio Suárez o Benito Román.
A pesar del paso de las décadas y de la enorme evolución de la fotografía, Tranche admite que todavía subsiste un cierto menosprecio hacia la labor de los fotoperiodistas por parte de instituciones culturales o académicas. Se trata de una impresión que podrían corroborar hoy incontables profesionales de la fotografía de prensa. En un intento de compensar ese desdén, este historiador y catedrático propone crear un archivo de la memoria audiovisual de la Transición. En cualquier caso, opina que se trata de una coincidencia feliz que el final de su investigación haya coincidido con las celebraciones del 50 aniversario de la conquista de la democracia.