Crear olores para parques de atracciones es una profesión que existe y este hombre la tiene. Y su trabajo es más importante de lo que parece
Cuando visitamos un parque temático, todo está diseñado al milímetro para sumergirnos en su fantasía. Las atracciones son solo una parte de la ecuación. De los barrocos decorados al sonriente y a menudo caracterizado personal, la intención es que te vayas a casa pensando que has pasado uno de los días más especiales de tu vida en un lugar tan único como exótico. El tipo de detalles que mencionamos arriba es solo el principio, porque si quieren llegar al siguiente nivel, estos parques pueden contratar a alguien como Liam Findlay. Su puesto oficial es "Consultor de olores temáticos", y a lo largo de su carrera trabajando en la empresa AromaPrime ha desempeñado un rol tan específico como desconocido: crear olores para lugares tematizados que evoquen sensaciones. En Xataka Ya nadie quiere pasar tres horas haciendo la compra un sábado. Y por eso los hipermercados van a la baja Se trata de una práctica que según Findlay tiene unos 50 años en el mundo de los parques de atracciones. Uno de los primeros lugares en implementarlo es un sospechoso habitual: Disneyland. La atracción de Piratas del Caribe hace un fuerte uso de esto, y refuerza su ambientación con aromas que emulan, por ejemplo, el agua sucia. También lo han hecho en Universal, en atracciones como la de E.T. han usado durante años una fragancia de pino muy concreta que los visitantes han encontrado nostálgica. Fairytale Forest en Efteling Es un trabajo notorio no solo en los parques de grandes franquicias, Findlay explica que otros pequeños como Efteling, en Holanda, también llevan apostando por ellos desde hace mucho. El parque ha sido a menudo nombrado como el mejor de Europa entre ello por este tipo de atención al detalle, y su falta de grandes franquicias está de sobra compensada con una potente ambientación de fantasía en la que destascan fragancias florales para enaltecer la naturaleza. Igual que el trabajo de los legendarios imageneers de Disney, es una profesión que combina la ciencia con el arte. En su día a día Findlay tiene que averiguar detalles técnicos como saber cómo esparcir la fragancia por el espacio, así como dar con el diseño de la fórmula tratando conceptos tan abstractos como ideas o sensaciones. En el mejor de los casos pueden apoyarse capturando olores reales, pero no siempre es tan evidente. El objetivo es claro. Añadir una capa más de personalidad y nostalgia a la experiencia del parque. Hay estudios que defienden que las memorias olfativas duran más tiempo que las visuales o auditivas. En el campo de trabajo de Findlay, esto significa que podemos volver a atracciones que disfrutábamos hace años y conectar con ellas de forma muy potente a través de su aroma. Findlay en una de sus atracciones de terror Hay también un importante componente narrativo en la profesión. Entre sus trabajos está el de crear olores que puedan causar pánico en una atracción de terror. Para ello necesitan conocer al dedillo su diseño. Quizás comiencen la experiencia con algo calmante, como expulsando por los conductos olor a hierba cortada, y en el momento culmen de la experiencia sorprendan con fragancias más agresivas. Como ocurre con otros trabajos infravalorados, el trabajo de Findley es a menudo invisible cuando está bien, pero muy notorio cuando está mal. Entre sus muchos proyectos creando fragancias de terror queda la anécdota de uno que realizó para una atracción de La matanza de Texas, donde en las pruebas los visitantes salieron con más hambre que pánico. La culpa la tenía precisamente el aroma que habían esparcido, que olía demasiado parecido a carne cocinada. Imágenes: Northe Forth, Liam R. Findlay, Document Disney En Espinof | Un diseñador de atracciones responde la principal duda con la seguridad en las ferias de barrio. "Recordemos que esto es un negocio" En Espinof | Disney World es tan grande que algunos fans se proponen un desafío casi imposible: recorrer todas sus atracciones en un día - La noticia Crear olores para parques de atracciones es una profesión que existe y este hombre la tiene. Y su trabajo es más importante de lo que parece fue publicada originalmente en Espinof por Miguel Solo .

Cuando visitamos un parque temático, todo está diseñado al milímetro para sumergirnos en su fantasía. Las atracciones son solo una parte de la ecuación. De los barrocos decorados al sonriente y a menudo caracterizado personal, la intención es que te vayas a casa pensando que has pasado uno de los días más especiales de tu vida en un lugar tan único como exótico.
El tipo de detalles que mencionamos arriba es solo el principio, porque si quieren llegar al siguiente nivel, estos parques pueden contratar a alguien como Liam Findlay. Su puesto oficial es "Consultor de olores temáticos", y a lo largo de su carrera trabajando en la empresa AromaPrime ha desempeñado un rol tan específico como desconocido: crear olores para lugares tematizados que evoquen sensaciones.
Se trata de una práctica que según Findlay tiene unos 50 años en el mundo de los parques de atracciones. Uno de los primeros lugares en implementarlo es un sospechoso habitual: Disneyland. La atracción de Piratas del Caribe hace un fuerte uso de esto, y refuerza su ambientación con aromas que emulan, por ejemplo, el agua sucia. También lo han hecho en Universal, en atracciones como la de E.T. han usado durante años una fragancia de pino muy concreta que los visitantes han encontrado nostálgica.

Es un trabajo notorio no solo en los parques de grandes franquicias, Findlay explica que otros pequeños como Efteling, en Holanda, también llevan apostando por ellos desde hace mucho. El parque ha sido a menudo nombrado como el mejor de Europa entre ello por este tipo de atención al detalle, y su falta de grandes franquicias está de sobra compensada con una potente ambientación de fantasía en la que destascan fragancias florales para enaltecer la naturaleza.
Igual que el trabajo de los legendarios imageneers de Disney, es una profesión que combina la ciencia con el arte. En su día a día Findlay tiene que averiguar detalles técnicos como saber cómo esparcir la fragancia por el espacio, así como dar con el diseño de la fórmula tratando conceptos tan abstractos como ideas o sensaciones. En el mejor de los casos pueden apoyarse capturando olores reales, pero no siempre es tan evidente.
El objetivo es claro. Añadir una capa más de personalidad y nostalgia a la experiencia del parque. Hay estudios que defienden que las memorias olfativas duran más tiempo que las visuales o auditivas. En el campo de trabajo de Findlay, esto significa que podemos volver a atracciones que disfrutábamos hace años y conectar con ellas de forma muy potente a través de su aroma.

Hay también un importante componente narrativo en la profesión. Entre sus trabajos está el de crear olores que puedan causar pánico en una atracción de terror. Para ello necesitan conocer al dedillo su diseño. Quizás comiencen la experiencia con algo calmante, como expulsando por los conductos olor a hierba cortada, y en el momento culmen de la experiencia sorprendan con fragancias más agresivas.
Como ocurre con otros trabajos infravalorados, el trabajo de Findley es a menudo invisible cuando está bien, pero muy notorio cuando está mal. Entre sus muchos proyectos creando fragancias de terror queda la anécdota de uno que realizó para una atracción de La matanza de Texas, donde en las pruebas los visitantes salieron con más hambre que pánico. La culpa la tenía precisamente el aroma que habían esparcido, que olía demasiado parecido a carne cocinada.
Imágenes: Northe Forth, Liam R. Findlay, Document Disney
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Crear olores para parques de atracciones es una profesión que existe y este hombre la tiene. Y su trabajo es más importante de lo que parece
fue publicada originalmente en
Espinof
por
Miguel Solo
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