Oneie en sus mundos, de Jan

Reimaginando cuentos clásicos.

«Ser como un pájaro… ser libre, ser imaginación.»

En 1981 desde la editorial Bruguera decidieron relanzan Pulgarcito en un nuevo formato de tamaño bolsillo, con cubiertas de cartón, 100 páginas y enfocada a un público más infantil. Se trataba de una de sus revistas más importantes en la que se habían publicado las primeras aventuras de serie míticas del cómic español como Carpanta, Las hermanas Gilda, La familia Cebolleta, Zipi y Zape o Mortadelo y Filemón entre otras. Para esta nueva andadura instaron a los autores de la casa a crear series de nuevo cuño y a idear un personaje llamado como la cabecera para que se convirtiera en el protagonista de una serie tal y como sucedía en revistas como Spirou. Entre todas las propuestas se quedaron con la de Jan (Toral de los Vados, 1939) que en esos años estaba en su cenit como autor dando luz a las mejores historias de SuperLópez. Una propuesta que además se convirtió en la serie más recordada de la nueva andadura de la revista. Se trataba de una serie que era una modernización del célebre cuento y estaba protagonizada por un niño que vivía mil aventuras en diferentes mundos, alguno sacados directamente de algunos de los cuentos y obras más conocidas de la literatura mundial que le sirvieron a Jan para hacer un homenaje a ese tipo de historias. Sin embargo, el enorme éxito que estaba logrando con SuperLópez hizo que Jan dejara de lado la serie después de crear unas setenta historias. Pero parece que las ganas de hacer historias para ese segmento del público no le abandonaron del todo y tras dejar hace tres años los cómics de su creación más famosa, retoma muchos elementos y el espíritu de Pulgarcito convenientemente actualizado para los tiempos actuales en Oneie en sus mundos, su nueva serie publicada por Amaníaco Ediciones que está desde hace unos días en las mejores librerías del país.

En las tres historias diferentes que encontramos en este tomo nos trasladamos a un futuro lejano para conocer a Oneie, una niña que vive con unos padres que trabajan muchas horas al día viajando por el espacio como camioneros espaciales. Oneie, imaginativa e inquieta, tiene unas ganas enormes de compartir esos viajes con ellos que cree llenos de aventuras y mundos increíbles, pero por el momento que no puede ir con ellos, ya que tiene que ir al instituto. La familia vive en un rascacielos de mil plantas habitado por gente de los más diverso como un dibujante de cómic, que es un sentido homenaje a Iranzo creador de la serie El Cachorro, o un inventor y su nieto capaces de crear una máquina que permite viajar por el tiempo.

Al ser una serie que se desarrolla en el futuro Jan tiene total libertad para crear un mundo en el que puede combinar sin problemas todo tipo de historias. En las tres contenidas en este tomo nos encontramos con una de piratas, una versión de Los tres cerditos y otra de Hansel y Gretel. Pero desde un punto de vista actual y tomando como base los cuentos originales con ese punto de crueldad habitual en ellos y no las versiones edulcoradas que hemos vista en los últimos años, aunque sin perder de vista que estamos ante un cómic pensado para niños. Si bien también lo pueden disfrutar los adultos que encontraran bastantes similitudes con Pulgarcito si son de los que se quedaron fascinados con aquellas historias como nosotros. Ambas tienen un protagonista inocente, soñador y valiente con el que cualquier niño se puede identificar y que se deja llevar por la aventura y la imaginación. Fomentar esa capacidad de soñar e imaginar es el principal objetivo de estas historias.

Al comienzo de cada una de sus peripecias, que siempre tienen una detonante diferente, Oneie se cruza con diferentes personajes que sirven para que conozcamos un poco más de su mundo, aunque la aventura en si es la que ocupa la mayoría de las páginas. El futuro que nos presenta la serie es un lugar lleno de posibilidad por explotar que esperemos conocer más en las siguientes entregas, puesto que hay una más ya acabada que, como podemos ver en la solapa de la contraportada, nos ofrecerá versiones de Aladino y la lámpara maravillosa, Caperucita roja y Pinocho. Además, hay un tercer volumen en preparación, así que esperemos que las ventas acompañen y podamos disfrutar de muchas entregas de esta serie.

Gráficamente vemos como Jan se adapta a la perfección a un formato similar a los Kanzaben usando con menos viñetas por página de las que nos tenía acostumbrados, pero al ser más grandes permiten que en ellas se cuelen divertidas referencias como algunos petisos. El estilo es igual al que hemos podido ver en los últimos años conservado una narrativa impecable y su capacidad para hacer unos personajes reconocibles, dinámicos y muy expresivos. La parte peor resuelta es el color que, como ya es habitual, se ve demasiado digital con una paleta llena de tonos muy poco saturados y con demasiados degradados.

Con esta primera entrega de Oneie nos reencontramos con un Jan que no ha perdido ni un ápice de sus ganas de hacernos soñar con sus historias, que en esta ocasión están pensadas para los más pequeños de la casa. Un autor que hace años se ganó poder hacer lo que quiera, y que en esta ocasión demuestra de nuevo que lo hace realmente bien. Un lujo para nuestro cómic que esperemos sigan teniendo cuerda para rato y nos siga regalando más cómics tan llenos de imaginación como éste.

Lo mejor

• Oneie.
• El sentido de la aventura que vemos en cada historia.
• Poder seguir leyendo a Jan.

Lo peor

• El color se siente demasiado digital.