In memoriam, Peter David
Nos ha dejado el legendario escritor, responsable de tantas memorables historias.


El mundo del cómic está de luto. Ayer, familiares y amigos de Peter Allen David, mejor conocido como Peter David o PAD, compartieron en redes sociales la defunción de tan grande escritor.
Nacido en Fort Meade, David tuvo afinidad por los cómics desde su niñez, si bien pensaba que su futuro iba a ser el periodismo, la profesión de su padre, de quien aprendió el arte de escribir. Poca suerte tuvo David como periodista, motivo por el que intentó reinventarse como escritor de historias de ficción. Consiguió vender alguna historia a revistas y antologías, pero estaba claro que necesitaría otro trabajo si quería pagar sus facturas. Ese trabajo lo encontró en la editorial E.P. Dutton, donde ejerció el rol de asistente del editor jefe. Tras su periplo en Dutton trabajó una temporada en el departamento de ventas para Playboy Press, el brazo editorial de la famosa revista para adultos. Playboy Press se encontraba en sus últimos estertores, pero la experiencia le permitió obtener un puesto en el departamento de ventas de Marvel Comics, la editorial responsable de muchos de sus cómics favoritos.
En Marvel trabajó bajo las órdenes de Carol Kalish, la implacable y exitosa jefe de ventas de la editorial. Décadas después, David comentó que aquel era un buen trabajo que casi le hizo olvidar sus ambiciones literales; pero su pasión era escribir y pronto volvió a seguir enviando propuestas a todas las editoriales posibles, incluida Marvel Comics, cuyos editores no tenían interés en fichar a su personal administrativo. Una vez más, no tuvo éxito. Parecía que David nunca conseguiría cumplir su sueño, pero durante sus años en el departamento de ventas entabló una buena relación profesional con un jovencísimo asistente llamado Jim Owsley, hoy conocido como Cristopher Priest. Debido a su edad, su posición y su raza, Owsley era ninguneado por buena parte del staff editorial y administrativo de Marvel. Solo unas pocas personas reconocían su labor, entre ellas Jim Shooter, el editor jefe de Marvel, y David. Shooter ascendió a Owsley a editor de los cómics de Spider-Man, el personaje más popular de Marvel, y buscando a autores con los que renovar las series del trepamuros, Owsley se acordó de David. Poco después, el primer cómic de David debutaba en quioscos y tiendas: el número 103 de Peter Parker, The Spectacular Spider-Man, con Rich Buckler, Armando Gil y Bob Sharen en el apartado artístico. Curiosamente, al mismo tiempo David consiguió vender su primera novela, Knight Life, a una editorial.
Impresionado por su habilidad como escritor, Owsley continuó encargándole a David más historias de Spider-Man, hasta finalmente ofrecerle el puesto de guionista principal de The Spectacular Spider-Man. En esta etapa de su carrera David ofreció algunas de sus historias más recordadas como La Muerte de Jean Dewolff. Desafortunadamente, tensiones internas en Marvel Comics forzaron a Owsley a despedir a David, lo que no impidió que el editor perdiese su trabajo poco después. David siempre se lamentó de haber contribuido al fin de la carrera como editor de Owsley/Priest, pero, afortunadamente, el ex editor ha sido mucho más feliz con su posterior carrera como guionista.
Por motivos que David nunca pudo entender, hubo un editor en Marvel al que no le importó que David y Owsley fueran persona non grata en el bullpen de Marvel. Ese editor era Bob Harras y buscaba a un autor que insuflase nueva vida en la serie del Increíble Hulk. John Byrne se había marchado inesperadamente de la serie y Al Milgrom tuvo continuar los argumentos en curso lo mejor que pudo en poco tiempo. Para endulzar la oferta de ese trabajo desafiante, Harras le prometió a David que tendría libertad absoluta. El resto es historia. La ya mítica etapa de David como escritor de Hulk salvó y redefinió de por vida al personaje, lanzó al estrellato a Todd McFarlane, Dale Keown y Gary Frank, y convirtió a David en uno de los escritores más reconocidos del cómic de superhéroes americano.
En paralelo a Hulk, David escribió en la década de los 90 cómics tan recordados como su breve etapa en X-Factor, la miniserie The Last Avengers Story y los relanzamiento de Aquaman, Supergirl y Young Justice. Continuó también las historias de Dreadstar, la creación de Jim Starlin. Pero sin duda su serie más conocida de esta década es Spider-Man 2009 junto a Rick Leonardi. No todo fueron éxito profesionales, desafortunadamente; sus desacuerdos con los editores de Marvel culminaron en su abrupta marcha de X-Factor y Hulk.


En la década de los 2000 David no disminuyó su ritmo de trabajo. Además de continuar Supergirl y Young Justice, desarrolló su primera serie de autor, la hoy olvidada Spyboy; creó Fallen Angel junto a David López; volvió a Hulk para una etapa que desgraciadamente no contó con el mismo éxito de critica y ventas; pudo volver a escribir una serie mensual de Spider-Man; y acometió otros pequeños proyectos en Marvel y DC. Quizás sus mayores hitos comiqueros en esta década fueron sus populares relanzamientos del Capitán Marvel y X-Factor, esta última logrando aguantar más de una década en tiendas, y las miniseries de La Torre Oscura junto a Robin Furth y Jae Lee. En 2012 David pudo cumplir otro sueño al escribir una miniserie de John Carter, el héroe de las novelas pulp.


A finales de 2012 David sufrió un infarto que desgraciadamente desencadenó más infartos y otros graves problemas de salud que persistieron hasta su fallecimiento. El deterioro de su estado de salud fue mermando su producción literaria, pero aún así consiguió acometer proyectos destacables, mayoritariamente para Marvel. Aparte de finalizar su histórica segunda etapa en X-Factor, se reencontró con el Spider-Man del año 2099 y el Maestro, la contrapartida malvada de Hulk, en varias miniseries y series mensuales. Relanzó a Ben Reilly, el infame clon de Spider-Man. Escribió algunas historias de Masacre, los Marvel Zombies y el universo cinematográfico de Marvel Studios. Y dio el pistoletazo de salida a las miniseries nostálgicas de Marvel con las miniseries de Symbiote Spider-Man.
Tristemente, la falta de un sistema sanitario público en América obligó a David a escribir incluso en sus peores momentos de salud. Lo cierto es que algunos de sus últimos encargos parecen haber sido concebidos con la única finalidad de poder darle el mejor seguro médico disponible a los autores de la editorial, que ni siquiera fue suficiente para costear toda la atención médica que tuvo que recibir. Stephen King pidió en persona una continuación de los cómics de la Torre Oscura para poder ayudar financieramente a David. No obstante, incluso en esos trabajos David mostró su habitual profesionalidad y pericia a los guiones. Por lo menos de este modo pudo despedirse de Spiderman, X-Factor, Hulk y el Capitán Marvel, personajes para los que realizó grandes contribuciones que serán siempre recordadas.
Por supuesto, un escritor como David no se iba a encasillar en el cómic. Knight Life tuvo suficiente éxito que David pudo tener una carrera como novelista. Sus novelas de Star Trek tuvieron una gran acogida entre los trekkies y muchas de sus novelas originales tuvieron secuelas. En los casos de Photon y Psi-Man, hasta cinco secuelas.


Aparte de libros y cómics, David también escribió una famosa columna mensual, But I Digress…, primero en la Comic’s Buyer Guide y luego en su página web personal. En esta columna ofrecía su opinión sobre toda clase de temas, en algunos casos muy polémica. Todd McFarlane, John Byrne, Erik Larsen y Gary Groth no reaccionaron muy bien a las criticas de David. Sin embargo, en contra de lo que pueda sugerir el tono ácido de algunas de sus columnas, David fue posiblemente una de las personas más queridas en la industria del cómic americano. La inmensa mayoría de sus colaboradores lo describen como una persona extremadamente afable y abierta.
Tiempo y fuerzas tuvo David incluso para trabajar en otros medios. Escribió guiones para varias películas de bajo presupuesto, episodios para series como Ben 10 y Babylon 5, e incluso videojuegos como el premiado Shadow Complex o Spider-Man: Edge of Time.
Con la muerte de David el cómic americano ha perdido a uno de sus mejores y más prolíficos escritores. El mainstream americano suele devorar la personalidad de sus escritores, pero ese no fue el caso de David. Él era demasiado inteligente, demasiado divertido y demasiado único como para dejarse dominar por la industria y el género de los superhéroes. Incluso sus trabajos más comerciales tenían más personalidad e ingenio que la inmensa mayoría de publicaciones coetáneas.
Nos queda un inmenso legado de cómics y novelas, pero también la tristeza de no poder leer ninguna nueva obra de este escritor único e inimitable.
Descanse en paz.
P. S. Lamentablemente, el implacable sistema sanitario americano no va a perdonar a la viuda de David los costes de la atención médica recibida antes de su fallecimiento. Podéis hacer una donación siguiendo este enlace.