La dana a escena o la belleza que habita el caos
Es el espectáculo teatral de Escena Erasmus Universidad de Valencia Un instant de bellesa (Un instante de belleza), la primera dramaturgia sobre la dana que se estrenó el 5 de mayo en la Sala Matilde Salvador del Centre Cultural La Nau y que se encuentra de gira por 16 localidades valencianas hasta el 6 de... Leer más La entrada La dana a escena o la belleza que habita el caos aparece primero en Zenda.

El 29 de octubre del pasado año una catástrofe asoló numerosos pueblos del sur de Valencia, con un balance de 228 muertos e incontables pérdidas materiales. Tras la riada, la primera del siglo XXI, una corriente de relatos y testimonios de la tragedia se difundieron por los medios y redes sociales. Hoy, las heridas siguen abiertas, las del paisaje y la de las almas, pero se ha dado un paso importante en el proceso de sanación al transformar la memoria del horror en arte. Arte dramático protagonizado por las jóvenes generaciones, veinteañeros pletóricos de energía y de futuro, como los que acudieron espontáneamente a echar una mano, a luchar contra el barro.
«Este año habíamos pensado profundizar en el concepto de belleza pero no podíamos permanecer indiferentes ante la tremenda sacudida de la dana y decidimos dar una vuelta de tuerca para hablar sobre la belleza que, a pesar del dolor, puede llegar a surgir en las catástrofes naturales: incendios, terremotos, tsunamis e inundaciones», dice Daniel Tormo. «Una belleza humana que aparece sin pedirla y consuela a las víctimas en momentos de tanta tristeza, como la que transmitían las filas de voluntarios que acudieron a luchar contra el barro o el árbol solitario que resistió las embestidas del agua».
Las catástrofes naturales causadas por la furia desatada de los elementos pueden causar mucho daño pero no generan el resentimiento y el odio que inspiran las producidas por la mano humana. Otra cosa es la reacción que pueda provocar la gestión de los daños por parte de los responsables, y en ese aspecto sobre la dana de Valencia hay mucho que hablar, y esta obra no se calla, pero se centra sobre todo en los brotes de solidaridad, de resiliencia que permiten al ser humano sobrevivir al caos y a la devastación. Eso es lo que sale a flote en Ese instante de belleza.

Representación de Un instant de bellesa. Escena Erasmus, Sala Matilde Salvador de La Nau UV © Miguel Lorenzo
Como responsable de la dramaturgia, Daniel Tormo ha engarzado los textos de una decena de autores de perfiles muy diversos —poetas, novelistas, dramaturgos y ensayistas—, algunos de ellos afectados directamente, como Carmen Amoraga, que perdió su casa de Picanya, o Carles Alberola, que vio cómo el agua destrozó las escenografías de su compañía Albena Teatre. Por su parte, Sergio Serrano vivió en directo los incendios forestales de Begís y Marta Toso el terremoto del centro de Italia. Además de ellos escriben Máximo Huerta, Maria Andrés, Joaquín Camps, Jaime Millás, Sara Olivas y Anna Marí, que ha aportado una visión futurista y distópica en forma de tsunami.
Con precisión de orfebre, Tormo ha montado un mosaico, un espectáculo caleidoscópico usando como hilo conductor los textos que Amoraga colgó en las redes dando cuenta de la tragedia, y en un flashback de una hora de duración condensa una historia de múltiples historias repleta de ángulos y matices entre el horror y la belleza que a veces la habita. El director del montaje, Josep Valero, visualiza el drama con una puesta en escena sobria, minimalista y potente. «Un escenario desnudo salpicado de sacos de contención de color verde, de carácter simbólico, que igual representan cuerpos inertes que barreras infranqueables», explica Valero. Juega un papel importante la música, así como la coreografía de Julia Cambra y la escenografía de Carla Cea. «Mi papel como responsable del movimiento escénico es conocer a los actores, su bagaje y crear con ellos», dice Cambra. «Hay que tener en cuenta que son muy jóvenes y hay que proporcionarles una capa estética partiendo del texto. La coreografía es diferente a la de otros montajes, menos abierta y menos danza a favor del puro movimiento escénico».
Además del reto del idioma (la obra se representa en valenciano), los intérpretes se han enfrentado este año a múltiples dificultades, precisamente a causa de la dana: cancelación de clases, falta de espacio, becas de menor plazo… Pero tras unos meses de talleres y dos de ensayo ya han emprendido la ruta que les lleva por 16 localidades de la Comunidad Valenciana en contacto directo con sus habitantes tras las respectivas funciones. Son ocho estudiantes Erasmus y valencianos: Lluna Avellaneda, Ollie Binnie, Yasmin Chaabane, Jordi Casamayor, Dolores E. Noriega, Laura Luque, Romain Timmermans y Àngels Vaca.

Un instant de bellesa, de Escena Erasmus. Sala Matilde Salvador de La Nau UV © Miguel Lorenzo
El actor, director y dramaturgo Carles Alberola ha dramatizado un episodio real que conoció de oídas. Arrastrada por la corriente de agua, una mujer está a punto de ahogarse cuando nota que un brazo la sujeta. «No me sueltes», grita. «Si te vas, me voy contigo», escucha una voz desconocida. «Quería reflejar cómo a veces somos capaces de sacrificarnos por los otros, incluso por los seres anónimos», indica Alberola. «La realidad te da zarpazos, pero pese al dolor sientes que vale la pena vivir. Un instant de bellesa sintetiza con una teatralidad muy lograda esa capacidad del ser humano para superar el horror y encontrar motivos para seguir adelante y disfrutar del esplendor y los buenos momentos. Y esta obra lo hace de tal manera que comunica con un segmento muy amplio de espectadores», concluye Alberola.
A raíz de la dana el escritor y periodista Jaime Millás, que fue director artístico de Teatres de la Generalitat, escribió en la revista Primer Acto un artículo sobre los efectos de las tragedias producidas por la naturaleza, cuyo resultado «es siempre silencio, devastación, ausencia de memoria, vacío y muerte», que ha sido incorporado al texto del montaje. Millás resalta que «esta producción valiente acaba señalando con el dedo al principal responsable político del desastre, el presidente Mazón, que estuvo ausente en el puesto de mando que le corresponde por haber sido elegido presidente del gobierno valenciano. También acaba haciendo escuchar a los espectadores la señal de alarma que sonó cuando 228 cadáveres ya estaban enterrados bajo el fango».
Más allá de la crítica, el espectáculo persigue un tono poético y optimista. «La obra pone acción y palabra a las respuestas positivas que generan las tragedias: la solidaridad, el trabajo colectivo, el amor y la bondad, la belleza de la estabilidad reconstruida, el cuidado y la protección de los olvidados, las relaciones de proximidad, la importancia de las dotaciones públicas contra emergencias, la previsión y la prevención y la capacidad de supervivencia».
«Escuchar mi texto en voz de otros me resultó extraño», confiesa Millás. «Escribir para el teatro requiere otro ritmo y otra música diferente al texto de prensa. Pero me produjo gran euforia comprobar que a los creadores del espectáculo les había inspirado para construir sus acciones teatrales, las dinámicas entre actores, los recursos escenográficos y musicales», concluye el veterano periodista valenciano.
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