Manu se convierte en ganador de ‘Pasapalabra’ tras un año en el concurso con una disputada victoria
Pasapalabra acierta con sus protagonistas. Pasapalabra no es solo un concurso de cultura general; su alma reside en las personas que se sientan cada tarde frente al rosco. Aunque el formato se ha mantenido fiel a sus orígenes, lo que realmente engancha al espectador es el carisma, la emoción y la entrega de sus concursantes. ... Leer más

Pasapalabra acierta con sus protagonistas.
Pasapalabra no es solo un concurso de cultura general; su alma reside en las personas que se sientan cada tarde frente al rosco. Aunque el formato se ha mantenido fiel a sus orígenes, lo que realmente engancha al espectador es el carisma, la emoción y la entrega de sus concursantes. En los últimos tiempos, el programa ha logrado una fórmula ganadora gracias a participantes que conectan con la audiencia desde el primer minuto.
En este sentido, la figura de Manu ha supuesto un verdadero acierto. Su paso por el programa ha despertado una oleada de simpatía y admiración, convirtiéndose en un rostro habitual que muchos ya sienten como propio. Su forma de jugar, sus gestos de agradecimiento y su cercanía han elevado la experiencia televisiva más allá de la simple competición.
El impacto de Manu no solo se mide en números de audiencia, sino en la huella emocional que ha dejado. Cada tarde es una nueva oportunidad para ver a alguien disfrutar, luchar y agradecer, ingredientes que hacen del concurso algo más que una sucesión de preguntas y respuestas. Y es precisamente esta conexión lo que ha mantenido al programa en la cima tras más de dos décadas.
Un año de emociones intensas.
Manu está de enhorabuena. El madrileño lleva ya un año como imbatible concursante del programa de Antena 3 y para celebrar esta importante fecha pronunciaba unas emotivas palabras para recordar lo que ha significado ser parte del programa. «Ha sido el mejor año de mi vida porque me ha cambiado por completo», decía el concursante antes de empezar la tarde.
Ese tipo de declaraciones no se escuchan todos los días en un plató de televisión, y menos en un concurso. La gratitud de Manu se extendía también a su círculo más cercano. «A toda mi familia, por haberme apoyado desde el principio, mucho antes de estar aquí», compartía visiblemente emocionado justo antes de lanzarse a una nueva ronda del rosco.
¡Manu ha pasado esta tarde de sufrir en una durísima silla azul a proclamarse ganador!
¡Volvemos mañana a las 20 h con muchas más emociones! #Pasapalabra1269
Directo
https://t.co/DyOMSfTBlE pic.twitter.com/F8IQIDZ4Kx
— Pasapalabra (@PasapalabraA3) May 14, 2025
Su simpatía no se queda en lo personal: ha hecho de las rimas una seña de identidad con la que se despide cada semana, regalando una sonrisa al público y a los invitados. El pasado 14 de mayo, el madrileño sufría lo más grande para hacerse con la victoria, algo que le reconocían desde el Twitter del programa. «¡Manu ha pasado esta tarde de sufrir en una durísima silla azul a proclamarse ganador!».
Un clásico que no pierde fuerza.
Desde su debut en el año 2000, Pasapalabra ha sabido mantenerse vigente en un entorno televisivo cada vez más competitivo. Ha cambiado de cadena, de presentadores y de escenografía, pero la esencia permanece intacta. El conocimiento, la rapidez mental y una buena dosis de nerviosismo siguen siendo los pilares del formato.
La longevidad del programa se explica en parte por su capacidad de adaptación sin renunciar a su fórmula original. Esa mezcla de tradición e innovación ha conseguido conservar una audiencia fiel, que no solo sigue el juego sino que se involucra emocionalmente. En tiempos de consumo fugaz, esta lealtad es un logro nada menor.
Hoy, Pasapalabra no solo es un espacio de entretenimiento, sino una especie de ritual diario para miles de personas. Y cuando un concursante como Manu brilla, el espectáculo alcanza un nuevo nivel: el de la emoción compartida y la historia bien contada.