Asfalto y mar
Canarias, su cultura y su entorno, ante la masificación turística. La soledad y la salud mental en el exilio urbano. La maternidad, deseada o impuesta. Las mujeres y las niñas sucias que protagonizan estos cuentos, en los que se entremezclan lo real y lo fantástico, se enfrentan a muy diversas formas de violencia y pugnan... Leer más La entrada Asfalto y mar aparece primero en Zenda.

Canarias, su cultura y su entorno, ante la masificación turística. La soledad y la salud mental en el exilio urbano. La maternidad, deseada o impuesta. Las mujeres y las niñas sucias que protagonizan estos cuentos, en los que se entremezclan lo real y lo fantástico, se enfrentan a muy diversas formas de violencia y pugnan por encontrar sus espacios seguros.
En este making of Elena Correa cuenta las circunstancias que le llevaron a escribir Niñas sucias (Pepitas).
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Crecí en un pueblo del sur de Tenerife en el que se ve el mar a lo lejos, pegadito a los hoteles blancos. Escribía historias en las que sus protagonistas salvaban animales o se escondían durante días en bibliotecas enormes. Imaginaba mundos diferentes para las Barbies con las que jugaba. Quería que fueran con los pies descalzos y con los pelos desgreñados y no siempre tan perfectas ni tan rubias.
En Niñas sucias todos sus personajes quieren salvarse: de la violencia, de la soledad, de turismo, de la maternidad. Las imaginé a unas atrapadas en sus pueblos, bajando en la guagua para trabajar en los hoteles relucientes. Buscando sus espacios seguros detrás de las pencas. Mezcladas entre la bruma rastrera que cubre las calles adoquinadas. A otras, tratando de escapar de la noche, abrazadas a sus gatos en la oscuridad, huyendo del deseo de los otros o mirando la ropa tendida en cuerdas raídas. Y así surgieron ellas, desesperadas, solas, con ganas de luchar, pero sin saber cómo.
Una de las cosas que más me inspiran a escribir es el miedo. El pensar en qué cosas me quitan el sueño, en qué momentos me he sentido sola, angustiada o incomprendida. Eso ha dado pie a que estos personajes fluyan entre las sombras y los márgenes de lo que temo. Quizás sean mis miedos o quizás sean los de todas. Como esas pesadillas que nos hacen removernos en la oscuridad.
Canarias y la ciudad, dos espacios tan diferentes en tantas cosas y ambos tan llenos de expectativas. También de estereotipos y de imágenes concretas, a veces difíciles de remplazar. Surgió así, mientras escribía algunos de estos relatos, la necesidad de romper con ese pensamiento. Con la visión de dos mundos ideales que, en el fondo, tienen sus cosas buenas y sus cosas malas, pero las malas son las que nadie quiere escuchar y las más difíciles de contar.
Quería hablar de mujeres y niñas, desde y en los márgenes. De esas que no salen en las postales de playas blancas y agua muy azul. De esas que cruzamos de acera para evitarlas. De las que tienen miedo a crecer, de las que no saben si quieren ser madres o no. De las que viven atrapadas en sus pisos y en su soledad o las que trabajan en los hoteles y se imaginan vidas que nunca serán las suyas.
Muchos de estos cuentos los escribí triste o con rabia. Triste, porque me gusta pararme a observar las calles de la ciudad y no todo lo que veo me parece bonito. Triste, porque vuelvo a Canarias y siento el mar cada vez más lejos y los hoteles cada vez más blancos. Con rabia, porque a veces no hay voz para aquellas que no tienen fuerza para levantarla.
Suspiré mucho mientras escribía, se me ponía un nudito en el estómago como a muchas de estas protagonistas. Imaginé finales felices para todas ellas, pero eran irreales, fantasiosos. Alejados de la realidad.
Me hubiera gustado verlas en otros paisajes, en otros pueblos, quizás dentro de los hoteles blancos o remojando los pies en el agua limpia de las piscinas. Pero el sentido de estos relatos era otro y a ellas, no les queda más remedio que seguir luchando para encontrar sus espacios seguros.
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Autora: Elena Correa. Título: Niñas sucias. Editorial: Pepitas. Venta: Todos tus libros.
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