David Uclés: “Escribir es también una magnífica y necesaria terapia, muy parecida a la lectura”

Descubrí a David Uclés más allá de profesional: una persona con gran talento en lo artístico, sencilla y auténtica. En la visita que le hice para realizar este reportaje, pude comprobar que esa sencillez y autenticidad no eran una pose de Instagramer, sino que eran de verdad. La entrada David Uclés: “Escribir es también una magnífica y necesaria terapia, muy parecida a la lectura” aparece primero en Zenda.

Jun 16, 2025 - 11:35
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David Uclés: “Escribir es también una magnífica y necesaria terapia, muy parecida a la lectura”

Coincidí con David Uclés en el evento de los premios Zenda, aunque apenas cruzamos dos palabras. Días después, comenzamos a seguirnos en redes sociales y descubrí su persona más allá de profesional, una persona con gran talento en lo artístico, sencilla y auténtica. En la visita que le hice para realizar este reportaje, pude comprobar que esa sencillez y autenticidad no eran una pose de instagramer, sino que eran de verdad.

Compartimos un rato haciendo fotos y charlando. Aquí tenéis el resultado.

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—¿Cómo compaginas la labor de creación con el ajetreo de charlas, presentaciones y eventos?

—No puedo compaginar ambas cosas. Si hago una cosa no hago la otra. Cuando escribo, le dedico al papel todas las horas del día. No podría hacer otra cosa al mismo tiempo. Llevo un año y medio de promoción y todavía me queda, al menos, medio más. Soy consciente de que no escribiré ni una sola línea hasta que pueda retirarme al campo un tiempo. Pero ahora lo que toca es llevar mi libro por la península y por los países en los que se está traduciendo. He tardado demasiado tiempo en escribirlo como para no aprovechar la promoción al máximo.

¿Hay algo que eches de menos del David que no vivía de la literatura?

"Y el dibujo... Es, junto al oficio de cantar en la calle, lo que me ha permitido sobrevivir todos estos años en los que decidí escribir y no estudiar unas oposiciones o preparar una tesis doctoral"

—Ir al cine y leer. Desde que publiqué La península de las casas vacías todo mi tiempo ha sido para promocionar el libro y redactar artículos, prólogos, presentaciones… Echo de menos acostarme pensando en otra cosa que no sea el libro. ¡Pero no tengo prisa! Ya volveré al cine cuando el libro no me necesite.

—No sólo eres escritor, también traductor, músico y dibujante. ¿Qué te aporta cada una de estas disciplinas en tu vida?

—La escritura es mi oficio, mi vida, la forma más completa de comunicarme con el otro, de provocarle algo, de cambiar —o intentar alterar— su mundo. La música me es terapia; si voy a una fiesta y hay un instrumento, me engancho a él e intento animar el ambiente. Y el dibujo… Es, junto al oficio de cantar en la calle, lo que me ha permitido sobrevivir todos estos años en los que decidí escribir y no estudiar unas oposiciones o preparar una tesis doctoral. La pintura es lo que me ha dado de comer estos quince años, pero no me considero pintor. Por último, aunque estudié traducción, nunca ejercí de traductor, sí de profesor de lenguas extranjeras (inglés, alemán y francés) y de español en el extranjero, en mis cinco años entre Francia y Alemania.

—¿Cómo es tu proceso creativo?

—Caótico, pues no tengo horarios. Me levanto, como, ceno y me acuesto cada día a una hora distinta. No tengo tampoco manías como escritor, salvo escribir con bolígrafo negro. Lo único que podría resaltar de mi método de escritura es que hago muchas pausas. Muchísimas. Escribo un párrafo y me levanto a caminar un rato por la casa; continúo otro poco y me vuelvo a levantar para comer algo o asomarme a la ventana. Y así constantemente. Me ayuda a reescribir el mismo párrafo una y otra vez.

—En mi profesión lo difícil no es llegar, sino mantenerse. ¿Ocurre lo mismo en tu oficio?

"Para mí, escribir es también una magnífica y necesaria terapia, muy parecida a la lectura, pues leyendo y escribiendo casi todo el cuerpo está quieto y relajado, y esto es algo que me viene muy bien"

—Supongo. Por ahora, solo he llegado. Ahora toca ver si me puedo mantener, pero lo veo difícil. Y tampoco es algo que me quite el sueño. La siguiente novela ya está casi terminada, pues la empecé hace unos cuatro años, pero para la creación de la quinta pretendo retirarme al campo varios años. ¡Sería agotador estar todo el tiempo en el candelero! Ni lo deseo ni lo espero.

—¿Una forma de escribir es una forma de ser?

—Puede serlo, sí, en la medida en que uno pasa mucho tiempo delante del ordenador escribiendo, gastando mucho tiempo de vida. Para mí, escribir es también una magnífica y necesaria terapia, muy parecida a la lectura, pues leyendo y escribiendo casi todo el cuerpo está quieto y relajado, y esto es algo que me viene muy bien.

¿Cómo se plantea tu futuro después del éxito arrollador de tu libro La península de las casas vacías?

—No lo sé. ¿Quién puede saberlo? ¿Y quién querría saberlo? ¡Pero no tengo miedo! Que venga lo que tenga que venir. Yo intentaré, mientras tanto, perseguir ese sueño inalcanzable de tantos escritores de crear la mejor novela del mundo. No lo lograré nunca, ¡pero espero morirme intentándolo!

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