Buenas prácticas en pruebas piloto: ¿qué pasa si no las hacemos?

Las pruebas piloto son una etapa fundamental en el proceso de UX Research, especialmente antes de realizar pruebas con usuarios. Estas pruebas nos permiten validar el diseño y la metodología que utilizaremos, asegurando que el proceso de recolección de datos sea efectivo y que los resultados sean significativos. A continuación, profundizaremos en la importancia de las pruebas piloto y cómo pueden mejorar la calidad de nuestras investigaciones.

¿Por qué siempre hacemos una prueba piloto?

Antes de iniciar una prueba formal con usuarios reales, necesitamos tener la certeza de que nuestra guía de pruebas es clara, que las tareas se entienden y que las herramientas funcionan sin sorpresas. Las pruebas piloto nos dan ese margen de revisión en un entorno seguro y con un número reducido de personas.

Más de una vez, tras un piloto, nos hemos dado cuenta de que una instrucción se prestaba a confusión, o que la navegación por el prototipo no era tan intuitiva como pensábamos. Poder ajustar esos detalles antes de entrar en campo marca la diferencia en la calidad de los datos que recogemos.

¿Qué observamos cuando hacemos una prueba piloto?

Durante una prueba piloto, es crucial observar y evaluar varios aspectos del proceso. Aquí hay algunos ejemplos de ajustes que hemos tenido que hacer en pruebas anteriores:

• Claridad de las instrucciones: más de una vez nos hemos encontrado que las instrucciones iniciales no son lo suficientemente claras. Ajustar el lenguaje o proporcionar ejemplos puede ayudar a los participantes a entender mejor lo que se espera de ellos, sin presuponer que tiene cierto conocimiento previo.
• Duración de las tareas: a veces planificamos sobre el papel ejercicios que, al ponerlos en práctica, resultan demasiado largos o complejos. Reducir la duración o dividir las tareas en pasos más manejables puede mejorar la propia experiencia del usuario en el test.
• Relevancia de las preguntas: también nos ha pasado que algunas preguntas no eran pertinentes en el contexto global del estudio, o no se enfocan en el tipo de información que buscábamos. Con el piloto, afinamos el enfoque o directamente las eliminamos.
• Interacción con el prototipo: si el prototipo presenta problemas técnicos o no funciona como se esperaba, es fundamental solucionarlo antes de la prueba con usuarios, para evitar una sesión fallida. Esto puede incluir ajustes en la interfaz o en la funcionalidad.

¿Qué pasa si no hacemos una prueba piloto?

Omitir las pruebas piloto puede llevar a varios problemas durante la ejecución del test con usuarios. Puede que salga bien, pero el riesgo de que algo falle es muy alto. Algunos ejemplos reales que nos han pasado (y que ya no dejamos pasar):

• Tareas mal interpretadas: si no hemos hecho la prueba piloto, puede ocurrir que los participantes no entiendan una tarea clave, lo que resulta en datos poco fiables. Si realizas una prueba piloto, puedes identificar y corregir esta confusión.
• Problemas técnicos: un fallo en la aplicación durante la prueba con usuarios causa frustración y pérdida de tiempo. Por ejemplo, si un apartado clave no carga bien, puede llevar a interrumpir la sesión y tener que reagendar y reorganizar todo el estudio, con los cambios en la planificación y el coste que esto puede acarrear.
• Feedback irrelevante: si no hay una validación previa en la guía de discusión, los participantes pueden proporcionar comentarios que no son útiles. Esto puede llevar a decisiones de diseño basadas en información errónea.

Buenas prácticas para crear y revisar la guía

Para asegurar que la guía sea efectiva, es importante seguir ciertas buenas prácticas. Estas son algunas de los puntos que tenemos en cuenta:

• Tener claro qué queremos saber: no se trata de hacer muchas preguntas, sino las adecuadas para los objetivos del estudio en concreto.
• Incluir ejemplos y aclaraciones: nos tenemos que asegurar de que las instrucciones sean claras y fáciles de seguir. Usamos frases simples, evitamos ambigüedades y, cuando hace falta, incluimos ejemplos concretos.
• Revisar y ajustar: antes de la prueba piloto, revisamos la guía con otros miembros del equipo (que no tengan relación directa con el proyecto) para obtener feedback y realizar los ajustes necesarios. Ese intercambio nos da otros puntos de vista que enriquecen el enfoque.
• Realizar múltiples iteraciones: como pilar fundamental en cualquier proyecto de UX, no dudamos en hacer varias pruebas piloto e iterar la guía en función del feedback recibido.  Lo importante es llegar con confianza a las sesiones con usuarios.

En definitiva, las pruebas piloto no son un trámite, sino una parte activa del proceso de investigación. Nos ayudan a reducir el margen de error, a validar nuestras hipótesis metodológicas y a llegar mejor preparados a las sesiones con usuarios. Incorporarlas como hábito en nuestros proyectos nos ha permitido trabajar con más confianza y obtener aprendizajes más claros. Al final, se trata de investigar con rigor y respeto por el tiempo de todas las personas implicadas.

En el día a día de los proyectos de investigación, decisiones como hacer o no una prueba piloto pueden marcar la diferencia en la calidad de los resultados. Saber cuándo conviene ajustar una guía, cómo leer lo que ocurre durante una sesión o qué tipo de preguntas aportan valor son habilidades que se afinan con la práctica, pero también con formación que conecte teoría y experiencia profesional. Precisamente por eso, en UX Learn, la plataforma formativa de Torresburriel Estudio seguimos iterando nuestras formaciones para acompañar ese recorrido.

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