Anna Pacheco. Estuve aquí y me acordé de vosotros.

Anagrama, 2024. 140 páginas.

La autora entrevista a diferentes trabajadores del hoteles de lujo e incluso se cuela en alguna reunión de trabajo para intentar averiguar cuales son las actitudes y el ambiente en estas personas que están en contacto permanente con el lujo, pero que nunca podrán alcanzarlo.

Es un libro muy de moda (me ha costado mucha espera en la biblioteca y ya hay reservas detrás), pero me pasa como muchos de esta colección. No está mal, pero se queda en lo superficial. Al ser libros compactos uno espera que vayan al tuétano de la cuestión y, en general, se van por las ramas.

El punto de partida es muy interesante. ¿Los trabajadores de hoteles de lujo tienen más o menos rencor de clase que alguien que trabaja, pongamos por caso, en un supermercado? Pero ni ese es el eje del libro, ni se responde a la pregunta, más allá de unos cuantos testimonios que solo son eso, opiniones.

Se deja leer.

se ablande. En realidad, Pila tiene claro que «ver aquí un atardecer será la mejor idea» es casi una abstracción, porque los trabajadores tienen restringido el acceso a los diferentes espacios del Hotel excepto en ocasiones puntuales.
En el Enjoy&Work se habla de Path to Suc-cess, Luxury, Energy, Accountability, Entrepre-neurship, y se felicitan porque prácticamente todo el año es temporada alta en Barcelona. Al final, esto era la desestacionalización. Las previsiones son excelentes después de la pandemia. Sin embargo, los trabajadores siguen funcionando como si las temporadas existieran. Los temporales y los refuerzos se marchan en otoño, dejando ahí a los fijos como Pila sosteniendo la ficción de que el trabajo se va a reducir durante unos meses. Quienes podrían revertir el engaño han decidido que no importa. Pila sigue mirando el móvil, hablando a su compañera ahora sin levantar la vista de la pantalla:
-Otra cosa que no entiendo es que todo esto te lo cuenten en inglés, fíjate, mami, que por aquí muchos somos latinoamericanos. Yo nada de inglés. Pero nada de nada. Así que no me entero de mucho.
La raza como principio ordenador. Ninguna jerarquía aquí es natural. La mayor parte de
los altos rangos que intervienen son europeos y blancos. También quienes reciben los premios. O como dice Pila: «Los españoles, siempre p’arriba, aquí a más blanquito más posibilidades de escalar».
Nadie en ningún momento habla catalán, ni tampoco el powerpoint está en la lengua cooficial de la ciudad cuyo nombre no paran de repetir como en una especie de mantra. Barcelona, Barcelona, Barcelona… los mejores… somos… Barcelona… ¿Qué es exactamente Barcelona, o el catalán, en esa sala, más allá de un nombre borroso en un mapamundi? ¿Un cuadro de Ikea? ¿Una entrada de Wikipedia?
La compañera de Pila con cara de primera vez atiende a los jefes spealcers con atención de conferencia e ignora los comentarios de Pila, que le parecen algo rudos y fuera de contexto. Pila casi siempre parece fuera de contexto.
-Colombiana tú también, ¿verdad? -le pregunta a su compañera.
La chica con cara de primera vez asiente, casi sin mirarla. Como si sintiera que si escucha mucho a Pila se puede contagiar de algo, pero todavía no sabe muy bien de qué.

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