La poética del dibujo de Ramón Gómez de la Serna
El Museo de Arte Contemporáneo de Madrid acogió este miércoles la presentación del libro 'Ramón dibujante. El lápiz atrevido', de Eduardo Alaminos (Ediciones Ulises). El autor estuvo acompañado por Juan Manuel Bonet, crítico de arte y colaborador de ABC, e Inmaculada Corcho, directora del Museo ABC . Este ensayo constituye un amplio recorrido por una de las facetas menos conocidas de Ramón Gómez de la Serna (Madrid, 1888-Buenos Aires, 1963) : su labor como dibujante de sus artículos, sus libros y sus célebres greguerías. Inmaculada Corcho explica que el origen del libro se halla en la colección del Museo ABC : «Le pedimos a Alaminos que hiciera la introducción al catálogo de 'Greguerías ilustradas' del museo y este fue el punto de partida de este estudio». «Los dibujos de Ramón -dice la directora del Museo ABC- son un complemento o una extensión gráfica de sus escritos. Todos los autores que han estudiado a Ramón consideran que sus dibujos no son obras de arte. El propio Gómez de la Serna decía que no era dibujante, sino escritor. Algunas veces los utiliza para explicar mejor, para hacerse entender mejor o simplemente para fijar mejor una idea. Son dibujos espontáneos, efímeros , que recoge tanto en mesas de café como en papeles sueltos, notas al margen... Sus dibujos son constantes en toda su creación, pero no son artísticos, son más una extensión de su caligrafía ». Juan Manuel Bonet , por su parte, subraya que «Alaminos es un ramoniano activísimo, incansable. Ha escrito varios libros sobre él y siempre encuentra rincones insospechados, inexplorados. Ha hecho muchísimo por Ramón y estoy encantado de que haya escrito este libro que indaga en sus dibujos, un tema importantísimo. Ha llevado a cabo una indagación buenísima sobre Ramón como escritor que dibuja y una recopilación de la iconografía de Ramón. Siempre estuvo rodeado de dibujantes. Él fue el líder de todos los que vinieron después: Tono, Mihura, Jardiel Poncela ... Todos salen de él». Destaca Bonet que el humor «es una de las características principales de Ramón. Su literatura es enormemente humorística. Sus dibujos tienen muchísima gracia y amplían el eco de la greguería literaria». «No es pintor, pero sí dibujante. Es alguien que necesita extender, digamos, sus greguerías al campo del dibujo. Imita un poco a algunos dibujantes franceses de esos años. Conocía bien el ambiente del dibujo y de la ilustración, pero consigue hacer greguerías ilustradas, que son formidables». ¿Tiene el mismo talento como escritor que como dibujante? «Bueno, no, es un talento accesorio . Es un poco lo mismo que pasa con Lorca. Ningún dibujo de Lorca es comparable a sus mejores poemas». Alaminos abarca en el libro desde sus dibujos como alumno en los Escolapios para la revista 'El Postal' (1901-1903), hasta ilustraciones para periódicos como 'La tribuna' y de sus libros -'Ramonismo' (1923), 'Caprichos' (1925), 'Gollerías' (1926), 'Trampantojos' (1947)- y concluye con sus greguerías ilustradas de los años 30 (1920-1935), que publicó en Blanco y Negro , « cima de su obra dibujística ». También están presentes en sus dos libros sobre la tertulia del Café de Pombo (1918-1924), tanto dibujos de sus amigos como los suyos propios. «Toda la obra dibujística de Ramón está atravesada por el humorismo. Son dibujos muy despreocupados y tienen mucho que ver con el mundo del humor. Pero digamos que es un observador de la realidad. Un gran observador, muy meticuloso y exhaustivo . Casi todos sus dibujos giran en torno a la ciudad, que es el tema principal de su obra», advierte Alaminos. «Ramón no es un ilustrador ni un dibujante profesional, pero sí tiene una poética del dibujo . Va ilustrando sus propios artículos, sus propios libros, va haciendo consideraciones reflexivas sobre su propia labor como dibujante. Una de las aportaciones fundamentales del libro, a mi juicio, es que he ido recogiendo todos los comentarios que hace de sus propios dibujos. En su conjunto forman una poética gráfica propia». Y cita una greguería ilustrada en la que, junto al texto, aparece el dibujo de un botecito donde hay lápices metidos. Y escribe este comentario: «Lápices, tallos de iniciativas para diseñar el mal dibujo» .
El Museo de Arte Contemporáneo de Madrid acogió este miércoles la presentación del libro 'Ramón dibujante. El lápiz atrevido', de Eduardo Alaminos (Ediciones Ulises). El autor estuvo acompañado por Juan Manuel Bonet, crítico de arte y colaborador de ABC, e Inmaculada Corcho, directora del Museo ABC . Este ensayo constituye un amplio recorrido por una de las facetas menos conocidas de Ramón Gómez de la Serna (Madrid, 1888-Buenos Aires, 1963) : su labor como dibujante de sus artículos, sus libros y sus célebres greguerías. Inmaculada Corcho explica que el origen del libro se halla en la colección del Museo ABC : «Le pedimos a Alaminos que hiciera la introducción al catálogo de 'Greguerías ilustradas' del museo y este fue el punto de partida de este estudio». «Los dibujos de Ramón -dice la directora del Museo ABC- son un complemento o una extensión gráfica de sus escritos. Todos los autores que han estudiado a Ramón consideran que sus dibujos no son obras de arte. El propio Gómez de la Serna decía que no era dibujante, sino escritor. Algunas veces los utiliza para explicar mejor, para hacerse entender mejor o simplemente para fijar mejor una idea. Son dibujos espontáneos, efímeros , que recoge tanto en mesas de café como en papeles sueltos, notas al margen... Sus dibujos son constantes en toda su creación, pero no son artísticos, son más una extensión de su caligrafía ». Juan Manuel Bonet , por su parte, subraya que «Alaminos es un ramoniano activísimo, incansable. Ha escrito varios libros sobre él y siempre encuentra rincones insospechados, inexplorados. Ha hecho muchísimo por Ramón y estoy encantado de que haya escrito este libro que indaga en sus dibujos, un tema importantísimo. Ha llevado a cabo una indagación buenísima sobre Ramón como escritor que dibuja y una recopilación de la iconografía de Ramón. Siempre estuvo rodeado de dibujantes. Él fue el líder de todos los que vinieron después: Tono, Mihura, Jardiel Poncela ... Todos salen de él». Destaca Bonet que el humor «es una de las características principales de Ramón. Su literatura es enormemente humorística. Sus dibujos tienen muchísima gracia y amplían el eco de la greguería literaria». «No es pintor, pero sí dibujante. Es alguien que necesita extender, digamos, sus greguerías al campo del dibujo. Imita un poco a algunos dibujantes franceses de esos años. Conocía bien el ambiente del dibujo y de la ilustración, pero consigue hacer greguerías ilustradas, que son formidables». ¿Tiene el mismo talento como escritor que como dibujante? «Bueno, no, es un talento accesorio . Es un poco lo mismo que pasa con Lorca. Ningún dibujo de Lorca es comparable a sus mejores poemas». Alaminos abarca en el libro desde sus dibujos como alumno en los Escolapios para la revista 'El Postal' (1901-1903), hasta ilustraciones para periódicos como 'La tribuna' y de sus libros -'Ramonismo' (1923), 'Caprichos' (1925), 'Gollerías' (1926), 'Trampantojos' (1947)- y concluye con sus greguerías ilustradas de los años 30 (1920-1935), que publicó en Blanco y Negro , « cima de su obra dibujística ». También están presentes en sus dos libros sobre la tertulia del Café de Pombo (1918-1924), tanto dibujos de sus amigos como los suyos propios. «Toda la obra dibujística de Ramón está atravesada por el humorismo. Son dibujos muy despreocupados y tienen mucho que ver con el mundo del humor. Pero digamos que es un observador de la realidad. Un gran observador, muy meticuloso y exhaustivo . Casi todos sus dibujos giran en torno a la ciudad, que es el tema principal de su obra», advierte Alaminos. «Ramón no es un ilustrador ni un dibujante profesional, pero sí tiene una poética del dibujo . Va ilustrando sus propios artículos, sus propios libros, va haciendo consideraciones reflexivas sobre su propia labor como dibujante. Una de las aportaciones fundamentales del libro, a mi juicio, es que he ido recogiendo todos los comentarios que hace de sus propios dibujos. En su conjunto forman una poética gráfica propia». Y cita una greguería ilustrada en la que, junto al texto, aparece el dibujo de un botecito donde hay lápices metidos. Y escribe este comentario: «Lápices, tallos de iniciativas para diseñar el mal dibujo» .
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