PAPEL CON MARCA DE AGUA – Goran Petrović

En la actualidad lo tenemos en demasía. Basta con abrir cualquier cajón, observar la mesa de trabajo o rebuscar en cualquier carpeta que, si no ocurre nada raro, allí habrá un buen fajo de papeles. Listos para ser usados, a pesar de que los medios electrónicos en muchos casos parece que hagan inútil su uso […]

Jun 12, 2025 - 20:15
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PAPEL CON MARCA DE AGUA – Goran Petrović

En la actualidad lo tenemos en demasía. Basta con abrir cualquier cajón, observar la mesa de trabajo o rebuscar en cualquier carpeta que, si no ocurre nada raro, allí habrá un buen fajo de papeles. Listos para ser usados, a pesar de que los medios electrónicos en muchos casos parece que hagan inútil su uso Pero a todos estos ordenadores, tabletas, móviles, ebooks, etc, quítenle la electricidad y verán cómo se vuelven inútiles con el tiempo. Aun así el papel siempre está ahí, de mejor o peor calidad (ahora, desgraciadamente, cada vez peor), puro o de sucedáneo de celulosa que enseguida se vuelve amarilla. Fábricas y más fábricas hacen rollos gigantescos de papel, de varios kilómetros de longitud que sueñan, éstos, con que alguien –tal vez– trace sobre ellos las líneas que marquen una época, que emocionen a un corazón helado, que provoquen odios y guerras y, en fin, que sea utilizado con inteligencia y no llevar a ser simples burruños tirados en una papelera.

Como decía, ahora el papel está en todos los sitios y se fabrica en masa pero hubo una época, ya hace muchos siglos, en que dicha elaboración y su uso posterior eran todo un arte en el que competían las ciudades entre sí. Cuál era el más perfecto, el más blanco o el más cremoso en su uso. Pues bien ese amor (apunten esta palabra, porque es importante) por la literatura y por los sentimientos puros que se desprende de ellos son la base sobre la que se asienta una de esas novelas que desde que se leen por vez primera ya sabe uno que se convertirá con el tiempo en un auténtico clásico. Se trata del que fue el penúltimo libro del autor serbio Goran Petrović (1961-2024): Papel con marca de agua.

La novela que el autor nos presenta puede en un principio parecer pequeña en extensión, pero ya saben lo que se dice de los frascos minúsculos y las esencias, y nuestra obra, que humildemente les reseño es, esencialmente, una joya para los sentidos, para los paladares más exquisitos y saborear cada palabra que Petrović ha vertido en sus hojas. El amor (recuerden que dije que no se olvidara esta palabra) es el verdadero leivmotiv de esta novela, de principio a fin. A finales del siglo XIV en el reino de Nápoles la reina Giovanna II está enamorada –de nuevo– de un cortesano llamado Pandolfo Alopo más conocido por su sobrenombre de Pandolfello Pisopo. No es un amante más pues la reina, a la que llaman la Insaciable, parece que ahora sí está verdaderamente enamorada y para demostrarle su verdadero amor decide transmitir sus sentimientos en la hoja de papel más pura que exista y no hay lugar donde mejor papel fabriquen que en la cercana ciudad de Amalfi.

Según observo en el Google Maps la distancia entre ambas ciudades es de unos 60 kilómetros de distancia, una hora y pico de viaje, que si se hace en coche tal vez duré menos. Pero en aquellos años, en el alborear del nuevo siglo, la distancia era la misma pero los medios de transportes eran más lentos y se podía tardar alrededor de dos días a buen ritmo y si la compañía no era muy grande. Pero en este caso no lo es pues la enamoradiza e insaciable Giovanna II, aquella que al igual que se come una manzana hace desaparecer (sic) a sus amantes, no duda en acudir a la ciudad amalfitana con una troupe de un centenar de soldados, sirvientes, cocineros, y nada más ni nada menos que un total de diez poetas, los diez mejores de Nápoles (a cada cual más loco y caprichoso) a los que encargará la misión de confeccionar la deseada carta de amor. Aun así, la reina se va a topar con un inconveniente al intentar conseguir el mejor papel del mundo para su misiva: la Congrega de Cartari, los mismos que celosamente lo fabrican.

Como indicaba unas líneas más arriba, la confección de papel era muy distinta a como se realiza hoy en día. Sobre todo, por lo menos en Occidente y en la baja Edad Media, era necesario tener molinos y batanes que molieran a golpes los harapos y otros elementos con los que hacer la masa que después se acostaría en tendederos y fuera pulida y de esta manera saliera una buena resma de papel en la que cada ciudad, molino o gremio imprimiera un sello de autentificación, un logo, conocido como «marca de agua». A partir del siglo XIII parece ser que la ciudad de Amalfi tuvo un auge importante de dichos molinos papeleros ya que muchos de ellos fueron reconvertidos en proveedoras municipales. Según nos dice el autor allí en la ciudad amalfitana se hallaba uno de los gremios de papel más celoso del mundo, la Congrega Cartari, que  no elaboraba este producto en masa sino que destinaba su producción a un número limitado de personas los cuales tenían que cumplir con una serie de normas bastante difíciles de complacer, y que, claro está, el sentimiento peregrino de Giovanna II no cumplía. Así pues a la llegada de la comitiva real a Amalfi, junto a la pléyade de poetas, irremediablemente se produce el enfrentamiento entre la ésta y los férreos defensores del buen uso del papel. ¿Quién vencerá? ¿Se saldrá la Insaciable con la suya y comprará los folios que necesita o bien sucumbirá y bajará la cerviz ante las duras normas de la Congrega Cartari? Solo la lectura del libro se lo podrá decir.

En este punto de la reseña he de entonar el mea culpa debido a que en mi deber no he tenido el gusto de leer nada de literatura serbia (creo), pero reconozco que gracias a esta pequeña joya de Petrović siento que en el futuro alguna obra de este país caerá en mi haber. En un principio, las primeras páginas de Papel con marca de agua me costaron algo seguirlas (tres o cuatro nada más) pero en cuanto cogí un poco de ritmo la lectura se volvió apasionante a la vez que curiosa e imparable. Y lo de curiosa lo digo con todo el sentido pues este breve libro rezuma la esencia de un museo de maravillas, un wunderkammern que se va abriendo poco a poco a cada página que leamos: la búsqueda del amor carnal y cultural, el sentido de la vida y el fin mismo de la literatura, la historia de cómo se fabricaba el papel antiguo, las curiosidades de su confección y de las restricciones que existían en aquellos tiempos arcanos, santos y ángeles que huyen escopetados de las iglesias, e incluso una guerra fratricida entre los integrantes del gremio de traperos de distintas ciudades.

Un auténtico mundo de sorpresas encerrado en las breves páginas que ha imaginado el autor serbio. Y a esto, si no fuera suficiente le podemos sumar  una construcción casi matemática, precisa y estudiada del texto todo ello regado con una fina ironía y humor que al final convertirán, sin lugar a dudas, a Papel con marca de agua en todo un clásico de la literatura contemporánea.

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Goran Petrović, Papel con marca de agua, traducción de Dubravka Suznjevic. Madrid, Sexto Piso, 2024, 136 páginas.