Va a ser una guarrería: Los hosteleros en alerta sobre la nueva prohibición que nos afectará a todos

La hostelería española, en jaque por la nueva normativa europea sobre envases de un solo uso El sector de la hostelería en España se enfrenta a un cambio profundo que promete revolucionar la forma en que bares, cafeterías y restaurantes operan diariamente. A partir de mediados de 2026, entrará en vigor una normativa de la ... Leer más

Jun 13, 2025 - 14:40
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Va a ser una guarrería: Los hosteleros en alerta sobre la nueva prohibición que nos afectará a todos

La hostelería española, en jaque por la nueva normativa europea sobre envases de un solo uso

El sector de la hostelería en España se enfrenta a un cambio profundo que promete revolucionar la forma en que bares, cafeterías y restaurantes operan diariamente. A partir de mediados de 2026, entrará en vigor una normativa de la Unión Europea que obligará a eliminar progresivamente el uso de plásticos de un solo uso en todos los establecimientos del sector. El detonante es el nuevo Reglamento sobre Envases y Residuos de Envases, aprobado por Bruselas con el objetivo de impulsar una economía más sostenible en todo el continente.

El fin de los formatos individuales

Uno de los puntos más llamativos de la nueva normativa será la prohibición de los envases monodosis que han sido durante décadas parte esencial del servicio en hostelería. Productos como los sobres de azúcar, las porciones individuales de mermelada, mantequilla o aceite tendrán que desaparecer para dar paso a envases colectivos, recargables o reutilizables. Esto implica que los establecimientos deberán adoptar soluciones como azucareros, tarros de mermelada compartidos o mantequilleras comunes.

Aunque la medida no entrará en vigor de inmediato, ya ha generado reacciones encontradas en el sector. Mientras que organizaciones medioambientales la aplauden por reducir los residuos plásticos, muchos profesionales de la hostelería alertan de las complicaciones prácticas y los costes adicionales que supondrá su implementación.

Almazora, ejemplo de la preocupación del sector

El periódico El Debate ha recorrido distintos establecimientos en el centro de la localidad castellonense de Almazora para tomar el pulso a los trabajadores y propietarios del sector. La conclusión es clara: preocupación, descontento y cierto escepticismo.

Más gastos y siempre para los hosteleros”, lamenta el propietario de un bar de la zona, quien afirma que cambiar el formato de productos tan básicos como el azúcar o la mantequilla conllevará inversiones que muchos negocios no pueden asumir fácilmente. Otros trabajadores critican que estos cambios llegan “de un día para otro” y que, como en ocasiones anteriores, “siempre acaban perjudicando a los mismos”.

El caso de las pajitas: un precedente polémico

Como ejemplo del impacto que estas normativas pueden tener, la propietaria de una heladería-cafetería recuerda lo ocurrido con las pajitas de plástico: “Las iban a prohibir y nos tocó cambiarlas por las de cartón… un gasto más y además son una mierda”, se queja con franqueza.

Este tipo de regulaciones, opinan muchos hosteleros, se implantan sin tener en cuenta las opiniones del sector, que no suele ser consultado antes de que se tomen decisiones que afectan directamente a su operativa y su economía.

Costes, higiene y ritmo de trabajo: las principales preocupaciones

Más allá del aspecto económico, otro de los grandes retos será mantener los estándares de higiene. “A saber cómo lo ha utilizado el cliente” o “eso va pasando por mano de todos”, son frases recurrentes entre los camareros entrevistados, quienes señalan que compartir recipientes comunes podría afectar a la percepción de limpieza e incluso a la seguridad alimentaria.

Además, el cambio complicará la logística en momentos de gran afluencia, como el servicio de desayunos. Una camarera resume el sentir general: “Es mucho más cómodo y rápido ahora para nosotros”. Sustituir los sobres individuales por formatos colectivos exigirá reorganizar rutinas, formar al personal y aumentar la limpieza constante de recipientes.

La incertidumbre política también pesa

A las dudas logísticas y económicas se suma la desconfianza hacia las decisiones políticas. “Unos apoyan a los ecologistas y otros no”, afirma un camarero. “¿Qué pasa si lo cambiamos todo y luego el año siguiente mandan otros y lo vuelven a cambiar?”, se pregunta con resignación el propietario de otro bar.

Este sentimiento de incertidumbre legislativa es compartido por muchos trabajadores, que observan cómo las normativas se suceden con poca estabilidad y sin una hoja de ruta clara. La mayoría coincide en que la falta de confianza en los líderes políticos, tanto nacionales como europeos, incrementa su malestar ante una transformación que no sienten como propia.

Un paso hacia la sostenibilidad, pero con costes humanos y económicos

El nuevo reglamento europeo pretende ser un hito en la lucha contra los residuos plásticos y un avance hacia modelos más sostenibles. Sin embargo, su implementación exigirá un esfuerzo considerable por parte de un sector que ya ha sufrido numerosas crisis en los últimos años, desde la pandemia hasta la inflación.

Para los hosteleros, el reto no es solo adaptarse, sino hacerlo sin perder competitividad ni calidad de servicio. Con o sin ayudas, deberán reinventar procesos, adquirir nuevos materiales y reorganizar su día a día, con la mirada puesta en un futuro más verde, pero también más exigente.

En definitiva, la hostelería española está ante una transformación estructural que pone en juego la sostenibilidad ambiental, pero también la viabilidad de miles de pequeños negocios que se sienten, una vez más, ignorados por las grandes decisiones políticas.