24 horas en Torrelavega: qué hacer y qué ver en la cuna del hojaldre y una de las ciudades más importantes de Cantabria

Situada en el centro geográfico de Cantabria, Torrelavega no es solo es la segunda ciudad más poblada de la comunidad autónoma, con cerca de 52.000 habitantes, sino un pequeño museo etnográfico e histórico al aire libre que, además, tiene a bien ser una de las mecas del hojaldre.

Pertenece a la comarca del Besaya y se encuentra a apenas 25 kilómetros de Santander, por lo que llegar a ella, tanto en coche como en tren, es fácil. Su localización estratégica, equidistante entre mar y montaña, la convierte en un excelente punto de partida para explorar tanto la costa cantábrica como los valles interiores.

Todo ello ha propiciado que Torrelavega haya sido históricamente un motor industrial y comercial en la región. Su crecimiento está vinculado al desarrollo del ferrocarril y a la industria química y alimentaria.

A día de hoy, aunque mantiene su carácter trabajador y práctico, a la vez que comienza a poner en valor su patrimonio histórico, sus tradiciones y sus espacios naturales. Es también conocida por su mercado nacional de ganado, uno de los más importantes de España, y por su actividad ferial y comercial, muy activa durante todo el año.

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El visitante encontrará en Torrelavega una urbe amable, fácil de recorrer a pie y con una vida local muy activa. En su centro histórico destacan la Iglesia de la Asunción, de estilo neogótico, el Teatro Municipal Concha Espina, y edificios modernistas como la Casa de los Escudos.

También merece mención el parque de Manuel Barquín, un pulmón verde ideal para pasear, y el Boulevard Demetrio Herrero, eje comercial de la ciudad. No muy lejos del casco urbano se sitúa el Monte Dobra, lugar de recreo habitual para los torrelaveguenses, ideal para bajar los hojaldres que dan fama a la ciudad y que se multiplican en confiterías y pastelerías, habiendo alumbrando a postres tan típicos como las polkas.

Polka de Torrelavega. ©Pasea Torrelavega.

Las festividades de la ciudad combinan celebraciones tradicionales y eventos de marcado carácter popular. Las Fiestas de la Virgen Grande, patrona de Torrelavega, se celebran en agosto e incluyen conciertos, verbenas, competiciones deportivas, puestos de hojaldre y la tradicional Gala Floral, un vistoso desfile de carrozas engalanadas. Dentro de su calendario festivo, además destaca el Festival Europeo de la Magia y lo Visual, que se celebra en primavera y transforma la ciudad en un escenario para ilusionistas de renombre internacional.

DÍA 1 – Mañana: De paseo por el centro urbano y el mercado nacional de ganado

El día arranca en la Plaza Mayor, donde el edificio del Ayuntamiento marca el inicio del casco antiguo. Desde aquí, un paseo matinal permite descubrir el entramado urbano más histórico, con paradas en lugares clave.

A escasos metros se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, una construcción neogótica de principios del siglo XX, que destaca por su verticalidad y su cuidada ornamentación interior. Es el principal templo religioso de la ciudad y suele estar abierto por las mañanas para visitas tranquilas fuera de los horarios de misa.

Se continúa por el Boulevard Demetrio Herrero, principal vía peatonal del centro y verdadero escaparate de la historia urbana de Torrelavega. A ambos lados, edificios modernistas y neoclásicos se mezclan con comercios centenarios y cafeterías con solera.

Boulevard Demetrio Herrero. ©Pasea Torrelavega.

En este mismo bulevar se encuentra el Teatro Municipal Concha Espina, de fachada racionalista, sede de una intensa programación cultural que incluye teatro, danza, cine y conciertos. Aunque no siempre es posible visitar su interior, merece la pena detenerse ante su fachada y consultar la cartelera por si coincide algún espectáculo vespertino.

Feria de Muestras La Lechera. ©Pasea Torrelavega.

A media mañana, es buena idea acercarse al Centro de Interpretación de la Historia de Torrelavega, ubicado en el Antiguo Palacio Municipal. En su interior, el visitante puede recorrer la evolución de la ciudad desde sus orígenes medievales como núcleo de ferias y mercados hasta su consolidación como capital comarcal. La entrada es gratuita y la visita no suele prolongarse más de 45 minutos. También merece la pena acercarse a ver uno de los vestigios industriales de la ciudad como es La Lechera, un edificio de finales del siglo XIX que acogió azucareras y lecheras hasta ser reconvertido, ya en el siglo XX como Feria de Muestras.

El itinerario cultural puede continuar por la calle José María Pereda, que conserva una notable unidad arquitectónica, o desviarse hacia la zona de La Llama, donde se encuentra la Casa de Cultura, que suele acoger exposiciones temporales de pintura, fotografía o artesanía. El ambiente por esta zona, sobre todo a media mañana, es el de una ciudad viva, con vecinos haciendo recados, cafés llenos y cierta atmósfera de pueblo grande.

Plaza Baldomero Iglesias. ©Turismo de Cantabria.

Para comer, dos opciones céntricas y bien valoradas: Mesón La Taberna, con platos muy locales a buen precio, donde los chipirones, el cocido montañés o unas espléndidas albóndigas no fallan.

Otra buena dirección para sentarse a comer es el  Mesón El Refugio, un clásico donde no faltan los guisos montañeses, las rabas o el bacalao al pil-pil. El menú del día ronda los 18-22 €, y conviene reservar si es fin de semana.

Un clásico, no solo de Torrelavega, sino de Cantabria es 'ir de blancos', que no es otra cosa que tomar el aperitivo o tomar el vermut, aunque también se puede hacer por la noche.

Parrillada de carne. ©El Refugio de Tanos.

Para comer, una opción muy recomendable es reservar mesa en el Restaurante La Venta de Castañeda, a escasos 10 minutos en coche, o quedarse en el propio centro y optar por el clásico Mesón El Refugio, rodeado de un entorno de parques y jardines –ya estamos fuera del centro de Torrelavega– se completan con buenas carnes a la brasa

Tarde – Paseo cultural, repostería con historia y vida local

Tras la comida, la tarde invita a descubrir otro de los orgullos torrelaveguenses: su tradición repostera, especialmente la ligada al hojaldre. El recorrido comienza en la mítica Casa Carral, en plena Avenida de España, donde se bordan los sobaos.

Tarta de hojaldre. ©Confitería Santos.

Fundada en el siglo XIX, esta confitería pasiega se asentó en Torrelavega en los años ochenta y desde entonces sigue siendo un referente. Imprescindible para las meriendas también es la Confitería Santos, abierta en los años cincuenta, donde además de poder disfrutar in situ de sus postres (la trilogía del almendrado, la polka y los lazos) también borda unas maravillosas tartas.

Las míticas polkas. ©Pasea Torrelavega.

A menos de cinco minutos andando se encuentra Confitería Blanco, otro referente centenario (desde 1898, ni más ni menos), donde además de polkas se pueden probar milhojas, pasteles de arroz o versiones gourmet de sobaos y quesadas.

La tarta de hojaldre de la Confitería Blanco, un clásico.

Con el sabor dulce aún presente, se puede continuar la tarde con un paseo relajado por el Parque Manuel Barquín, uno de los mayores espacios verdes urbanos de Cantabria. Sus caminos sombreados, sus fuentes y su quietud lo convierten en el lugar perfecto para desconectar sin salir del centro. Cuenta con bancos, esculturas, zonas de lectura e incluso un pequeño auditorio al aire libre.

Parque Manuel Barquín. ©Pasea Torrelavega.

Al salir del parque, otra parada cultural: la Galería Espiral, un pequeño espacio de arte contemporáneo que promueve artistas cántabros. También es interesante consultar la programación de la Casa de Cultura, donde a menudo hay charlas, exposiciones o ciclos de cine alternativo con entrada libre o muy económica.

Para cerrar el día, nada como sumarse al ritual torrelaveguense del vermut o el vino en alguna de las terrazas de la Plaza Baldomero Iglesias (popularmente conocida como la Plaza Roja, por su color).

La esquina del Bar Torrelavega, en la plaza Baldomero Iglesias.

En los alrededores abundan los bares con pinchos caseros, tortillas recién hechas y tablas de quesos cántabros. Sitios como el propio Bar Torrelavega, Casa María o La Casuca del Gorbea ofrecen buen producto local sin pretensiones, con una atmósfera relajada y auténtica.

Como también vas a encontrar en la cafetería Kuman, perfecta para resolver la cena con un sándwich, una hamburguesa original o con sus tortillas de autor.

Este último tramo del día permite ver otra faceta de Torrelavega: la de una ciudad cercana, sin prisas, donde la vida cotidiana fluye con naturalidad y donde el visitante es bien recibido sin necesidad de grandes artificios. Perfecto para quienes buscan una escapada sincera y sabrosa.

Imágenes | Turismo de Cantabria / Pasea Torrelavega

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La noticia 24 horas en Torrelavega: qué hacer y qué ver en la cuna del hojaldre y una de las ciudades más importantes de Cantabria fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Jaime de las Heras .