Los erizos salen de noche, de Yordanka Béleva
La escritora búlgara Yordanka Béleva, Premio Nacional Yordán Radíchkov en 2022, ha escrito un libro de relatos en el que las palabras están habitada por historias familiares, supersticiones ancestrales y, por encima de todo, un humanismo epifánico que las convierte en literatura. En Zenda reproducimos uno de los relatos presentes en Los erizos salen de... Leer más La entrada Los erizos salen de noche, de Yordanka Béleva aparece primero en Zenda.

La escritora búlgara Yordanka Béleva, Premio Nacional Yordán Radíchkov en 2022, ha escrito un libro de relatos en el que las palabras están habitada por historias familiares, supersticiones ancestrales y, por encima de todo, un humanismo epifánico que las convierte en literatura.
En Zenda reproducimos uno de los relatos presentes en Los erizos salen de noche (La Tortuga Búlgara), de Yordanka Béleva.
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Una vela en algún lugar
Mi abuela Zóitsa era sacristana en la iglesia del pueblo. Le encantaba repetir que era una sierva de Dios. A veces, el sacerdote le pagaba por su trabajo, aunque ella lo sabía bien: a mí me paga Dios. Por eso aceptaba el dinero y lo guardaba para una ocasión especial. Una vez hasta me dio para comprarme unos vaqueros, la palabra era nueva para ella y seguro que imaginaba que los vaqueros eran algo sagrado. Con los años, de tanto encender velas y limpiar candelabros, mi abuela había elaborado su propia teoría sobre la luz.
Un día le objeté que justamente ellos, los sacristanes, trabajaban para la oscuridad. Yo soy, de hecho, una de esas personas que se indigna cuando en alguna festividad se apaga una vela recién encendida y se tira para hacer sitio a la siguiente. Entonces ella me reveló su teoría sobre la luz. De la luz compartida. Dicho con sus palabras, la teoría es algo así como «fundirte en la cera».
Todas las velas usadas acaban en el taller donde las derriten para hacer otras nuevas. Las nuevas son en realidad velas viejas bien mezcladas. Así se logra mantener una luz continua, inextinguible y universal que se va pasando de iglesia en iglesia; luz compartida por la gente. Me pidió que la próxima vez que sujetara una vela en la mano me imaginara que la vela está formada por las expectativas de otros, por las oraciones de alguien, que son trocitos de fe juntados a propósito para acabar en mis manos. Que tuviera cuidado con lo que dejara de mí en la vela: «fundirte en la cera». Y que mirara la luz y no la mano del sacristán.
Desde entonces me basta con divisar la cúpula de una iglesia y me siento más liviana.
Lo sé: en este momento alguien debe estar encendiendo una vela con mi dolor.
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Autora: Yordanka Béleva. Título: Los erizos salen de noche. Traducción: Marco Vidal González. Editorial: La Tortuga Búlgara. Venta: Todos tus libros.
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