Título original: Choudouryoku Mouko Daishuurai JP
Traducción: Olinda Cordukes Salleras
Año de publicación: 2014
Valoración: Delirante
La formidable invasión mongola es una locura que sólo Shintaro Kago podría concebir: una ucronía con toques bizarros, surrealistas, "
ero-guro" y cómicos que exprime su premisa al máximo. Describe un mundo en el que los humanos domestican a los caballos mongoles, extrañas criaturas en forma de mano gigante que se amputan a unos seres gigantescos.
El manga muestra cómo la implementación de los caballos mongoles afecta al curso de la Historia. Para ello revisita, en capítulos bien diferenciados, varios países en distintas épocas (la conquista de Temujin, la creación de las primeras rutas comerciales que permiten llevar el descubrimiento a occidente, la revolución industrial, la primera guerra mundial, los inicios de la fabricación en cadena de montaje, etc...) y recontextualiza a figuras como Temujin (más tarde conocido como Gengis Khan), Vasco da Gama, James Watt o Henry Ford.
Esta ida de olla no explora solamente el delirante concepto de caballos mongoles (con su origen, su recorrido histórico, su uso, etc...), sino que también entrega otras ideas igual de extravagantes, como la comunicación con vómitos, las tiendas de sogas para suicidas, las trincheras laberínticas con un "maid café" o un aula de órgano electrónico, las cintas transportadoras con mujeres desnudas, etc...
Aunque La formidable invasión mongola no se toma en serio a sí mismo, critica a la humanidad, dispuesta a todo en pos del progreso, incluso si para ello debe explotar los recursos naturales del planeta o someter a diversas especies animales.
La narrativa visual de este manga no hace gala de la originalidad de que es capaz Kago. Sin embargo, su apartado gráfico es tan bueno como siempre. Y es que, en estas páginas, el mangaka despliega su habitual nivel de detalle, sus elaborados entramados y sus imaginativas arquitecturas o anatomías.
En definitiva, La formidable invasión mongola es una obra tan creativa como divertida. Gustará sobre todo a los amantes de las gamberradas desacomplejadas que supuran humor negro, y aunque no figure entre lo mejor de Kago (¡el listón está injustamente alto!), satisfará holgadamente a los completistas de este irrepetible autor.
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