El problema para Canadá con los incendios no es solo su tamaño, es lo que duran: el país está en guerra contra los 'fuegos zombi'
Nadie espera que en mitad de un bosque de coníferas en British Columbia, corazón de Canadá, aparezca el legendario Negan Smith, protagonista de la serie The Walking Dead, pero lo que tampoco se podía sospechar es que el fuego, en cierto modo, también fuera zombi. Sin embargo, esta película de terror está de nuevo golpeando a buena parte de la región de Columbia Británica, en el oeste del país, pegada a la costa del Pacífico, y en otras partes del casi infinito Canadá, donde han vuelto a topar con un invierno especialmente seco, incluidas otras regiones como Saskatchewan, Manitoba y Ontario, temen un verano infernal. Y, quizá, más literal de lo que parece. Detrás de ello, los denominados incendios zombis tendrían la respuesta a por qué los bosques de Canadá viven, en cierta medida, fuegos perpetuos año tras año y la respuesta está en el subsuelo. Durante el invierno, cientos de pequeños incendios se mantienen aletargados bajo la nieve, pero alimentados por la rica capa de turba, que permite que esta combustión de baja intensidad perviva. Sin embargo, la nieve entierra durante meses este problema, casi como si una alfombra sirviera para tapar el polvo del suelo de una casa. Qué es realmente un incendio zombi Incendio cerca del lago Kelly, en British Columbia. ©BC Wildfire Service. El problema, cuando en la ecuación se añaden años más secos y cálidos, es que el letargo de estos incendios zombi no solo es menor, sino que tiene más probabilidades de replicarse año tras año, aumentando su virulencia. Un especialista en incendios de la Universidad de Aberdeen explicaba así a The Financial Times la situación: "Cuando las condiciones vuelven a ser cálidas y secas en verano, ese fuego sigue propagándose". Cuando eso sucede, el incendio puede rebrotar ya con llamas en la superficie. Parte de la complejidad está, evidentemente, en que los incendios zombi son difíciles de combatir porque es difícil detectarlos y, sobre todo, acceder por completo a ellos. Incendio en Pocket Knife Creek. ©BC Wildfire Service. Es decir, como el dicho español de 'donde hubo fuego siempre quedan ascuas' toma partido en los bosques canadienses. No en vano, en la primera semana de junio se reportaron casi 50 incendios activos en la Columbia Británica y todos serían estos incendios zombi. En 2024, por hacernos una idea, fueron más de 100. Al punto de que las autoridades tuvieron que emitir órdenes de evacuación en varias zonas. Como era de esperar, el incendio zombi, aún sin ser un fenómeno moderno, sí está más que acrecentado por cambios en la climatología. La ecuación de veranos más secos e inviernos menos lluviosos En este caso, expertos en este tipo de fenómenos advierten que hace sesenta o 100 años este tipo de incendios "apenas aparecían y ahora están por todas partes". Algo que advierte el investigador Sebastian Wieczorek, que en 2023, junto a otro par de compañeros, explicó en un modelo estadístico por qué suceden los incendios zombi. Incendio en la zona de Fort Nelson. ©BC Wildfire Service. Volviendo al refranero español, además, los incendios zombi son la pescadilla que se muerde la cola. La turba que está en los suelos canadienses es un material vegetal que atrapa enormes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera, pero también es un combustible magnífico. Cuando la turba arde, no solo incendia, sino que aumenta las emisiones de dióxido de carbono. Se genera así un círculo vicioso que, de momento, en Canadá no saben como parar. Lo que sí saben es que, con suerte, los fuegos subterráneos superficiales se pueden apagar con la propia humedad del deshielo. Pero en escenarios donde el fuego sea cada vez más profundo y haya menos hielo, las probabilidades de que estos incendios se apaguen solos son cada vez más remotas. ¿Hay una parte buena? La hay, pero es un mal menor Además, las altas temperaturas de la superficie permiten una mayor evaporación de la humedad, por lo que el agua del deshielo no se acaba filtrando tanto como sería necesario para acabar con el incendio. La investigadora Jennifer Baltzer en uno de los bosques boreales que ardieron hace 15 años. ©Wilfrid Laurier University. No obstante, no todo son pésimas noticias en el terreno de los fuegos zombies. Según la investigadora Jennifer Baltzer, que publicó en 2023 un estudio sobre este tipo de fenómenos, llegó a la conclusión de que este tipo de incendios no son tan destructivos como se creían o no como los incendios 'convencionales'. En esta mitad del vaso medio lleno, Baltzer, tras observar cerca de una veintena de bosques boreales en Alaska y Canadá entre 2009 y 2014, comprobó que algunos de estos incendios zombi no se habían producido en zonas de turba, sino que también se habían generado en las raíces de los árboles y en tronc

Nadie espera que en mitad de un bosque de coníferas en British Columbia, corazón de Canadá, aparezca el legendario Negan Smith, protagonista de la serie The Walking Dead, pero lo que tampoco se podía sospechar es que el fuego, en cierto modo, también fuera zombi.
Sin embargo, esta película de terror está de nuevo golpeando a buena parte de la región de Columbia Británica, en el oeste del país, pegada a la costa del Pacífico, y en otras partes del casi infinito Canadá, donde han vuelto a topar con un invierno especialmente seco, incluidas otras regiones como Saskatchewan, Manitoba y Ontario, temen un verano infernal. Y, quizá, más literal de lo que parece.
Detrás de ello, los denominados incendios zombis tendrían la respuesta a por qué los bosques de Canadá viven, en cierta medida, fuegos perpetuos año tras año y la respuesta está en el subsuelo.
Durante el invierno, cientos de pequeños incendios se mantienen aletargados bajo la nieve, pero alimentados por la rica capa de turba, que permite que esta combustión de baja intensidad perviva. Sin embargo, la nieve entierra durante meses este problema, casi como si una alfombra sirviera para tapar el polvo del suelo de una casa.
Qué es realmente un incendio zombi

El problema, cuando en la ecuación se añaden años más secos y cálidos, es que el letargo de estos incendios zombi no solo es menor, sino que tiene más probabilidades de replicarse año tras año, aumentando su virulencia. Un especialista en incendios de la Universidad de Aberdeen explicaba así a The Financial Times la situación: "Cuando las condiciones vuelven a ser cálidas y secas en verano, ese fuego sigue propagándose". Cuando eso sucede, el incendio puede rebrotar ya con llamas en la superficie.
Parte de la complejidad está, evidentemente, en que los incendios zombi son difíciles de combatir porque es difícil detectarlos y, sobre todo, acceder por completo a ellos.

Es decir, como el dicho español de 'donde hubo fuego siempre quedan ascuas' toma partido en los bosques canadienses. No en vano, en la primera semana de junio se reportaron casi 50 incendios activos en la Columbia Británica y todos serían estos incendios zombi. En 2024, por hacernos una idea, fueron más de 100.
Al punto de que las autoridades tuvieron que emitir órdenes de evacuación en varias zonas. Como era de esperar, el incendio zombi, aún sin ser un fenómeno moderno, sí está más que acrecentado por cambios en la climatología.
La ecuación de veranos más secos e inviernos menos lluviosos
En este caso, expertos en este tipo de fenómenos advierten que hace sesenta o 100 años este tipo de incendios "apenas aparecían y ahora están por todas partes". Algo que advierte el investigador Sebastian Wieczorek, que en 2023, junto a otro par de compañeros, explicó en un modelo estadístico por qué suceden los incendios zombi.

Volviendo al refranero español, además, los incendios zombi son la pescadilla que se muerde la cola. La turba que está en los suelos canadienses es un material vegetal que atrapa enormes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera, pero también es un combustible magnífico. Cuando la turba arde, no solo incendia, sino que aumenta las emisiones de dióxido de carbono. Se genera así un círculo vicioso que, de momento, en Canadá no saben como parar.
Lo que sí saben es que, con suerte, los fuegos subterráneos superficiales se pueden apagar con la propia humedad del deshielo. Pero en escenarios donde el fuego sea cada vez más profundo y haya menos hielo, las probabilidades de que estos incendios se apaguen solos son cada vez más remotas.
¿Hay una parte buena? La hay, pero es un mal menor
Además, las altas temperaturas de la superficie permiten una mayor evaporación de la humedad, por lo que el agua del deshielo no se acaba filtrando tanto como sería necesario para acabar con el incendio.

No obstante, no todo son pésimas noticias en el terreno de los fuegos zombies. Según la investigadora Jennifer Baltzer, que publicó en 2023 un estudio sobre este tipo de fenómenos, llegó a la conclusión de que este tipo de incendios no son tan destructivos como se creían o no como los incendios 'convencionales'.
En esta mitad del vaso medio lleno, Baltzer, tras observar cerca de una veintena de bosques boreales en Alaska y Canadá entre 2009 y 2014, comprobó que algunos de estos incendios zombi no se habían producido en zonas de turba, sino que también se habían generado en las raíces de los árboles y en troncos secos.
Puedes preguntarte: ¿dónde está la parte buena? La teoría que defiende Baltzer en su trabajo es que, al no ser exclusivamente en turberas, este tipo de incendios no emitirían tanto dióxido de carbono a la atmósfera. Además, también les sirvió para comprobar que, aún produciéndose, este tipo de fenómenos no alteraban la regeneración natural de los bosques, no modificando la forma en la que resurgían de sus cenizas. Un mal menor, sin duda.
Imágenes | Wilfrid Laurier University / British Columbia Wildfire Service
En DAP | La seta que aparece a patadas tras un incendio forestal (y cuesta una pasta)
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La noticia
El problema para Canadá con los incendios no es solo su tamaño, es lo que duran: el país está en guerra contra los 'fuegos zombi'
fue publicada originalmente en
Directo al Paladar
por
Jaime de las Heras
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