Escribir nuestros días
Crecer y descubrir, es decir, madurar, no concebir que se pueda separar felicidad de memoria: «navegamos en ese mar de aceite donde todos los recuerdos nadan, donde hemos precisado un nombre y una emoción para cada momento importante de nuestra vida». Sosa Villada consigue imponer cierto tono feliz al texto, a una conclusión de tiempos... Leer más La entrada Escribir nuestros días aparece primero en Zenda.

Los versos de los himnos nacionales suelen ser belicosos y bastante vacíos. Por eso uno debe encontrar las palabras que ayuden a definir cuál es su nación, su patria, su educación sentimental. La literatura se elabora con palabras, con lo cual todo puede quedarse en el origen: la literatura puede ser nuestro lugar favorito. Eso es lo que le sucede a Camila Sosa Villada (Córdoba, Argentina, 1982) y que viene a expresarnos, con potencia y buen sonido, en esta obra breve. Todo comienza con un reflejo autobiográfico en el que se otorga al padre, primero, y a la madre, a continuación, su lugar de privilegio en los cimientos de quien uno es. Nos enfrentamos a la memoria del amor, pero este no llegará sin sus miles de contradicciones. Y la más significativa es la que imbrica al amor con el dolor que, a su vez, está imbricado con el aprendizaje. Conviene no eludir el dolor, entender que este forma parte de nuestra construcción, que nos ayuda a construir un decente sentido de la justicia y es gasolina en el motor del pensamiento ético.
Crecer y descubrir, es decir, madurar, no concebir que se pueda separar felicidad de memoria: «navegamos en ese mar de aceite donde todos los recuerdos nadan, donde hemos precisado un nombre y una emoción para cada momento importante de nuestra vida». Sosa Villada consigue imponer cierto tono feliz al texto, a una conclusión de tiempos que no han sido nada sencillos: «mi tristeza en la niñez (…) el alcoholismo de mi papá, las carencias de mi mamá», hasta el reconocimiento de lo que uno debe superar con frecuencia en alguna forma de terapia: «Los únicos enemigos fuimos nosotros, nuestras herencias, nuestras tradiciones, nuestra vocación de servidumbre, nuestra rebeldía reprimida». Esa rebeldía que ella encuentra, con sosiego, en la escritura, mostrándonos una cierta idea romántica del acto de escribir, que en su caso se acerca a la oralidad y, en consecuencia, al teatro, pero también a la poesía.
El título de este libro testimonial, El viaje inútil, hace referencia a la poca efectividad que parece tener la literatura para transformar nada, ni el rumbo del mundo ni la evolución de las cicatrices internas. Y, sin embargo, esto que aparece como una mera explicación, se encuentra a lo largo de las páginas con una refutación constante: ¿para qué sirve lo precioso, para qué sirve lo que nos agrada?: «Bueno, de eso también está hecha la literatura. De querer ser amados». Lo que importa no son los actos, sino las emociones que son consecuencias de los actos o, por utilizar algunos términos más próximos a sus hipótesis, lo que importa son las emociones: y las emociones que uno padece frente a lo cotidiano, a lo que llamamos realidad, no son más intensas que las que sentimos durante la lectura de un libro y, por tanto, no son más reales.
Todo ello se encuentra en esta defensa de una vida que ha existido para configurar páginas de literatura, y eso responde a un espíritu autodidacta: «Hasta hoy, no sé si me sucedieron esas vidas para que las escriba o yo las sucedí para poder escribirlas». Y más adelante explica la potencia de las sensaciones que deben salir a flote de alguna manera: «Escribo así, tan alcohólicas son mis palabras como lo fue mi papá y tan desamparadas e insaciables como lo fue mi mamá». Nótese que recurre a la forma más afectiva de referirse a sus progenitores, nada de padre y madre: papá y mamá, como si el lector fuera su confidente desde hace décadas. De ahí, de esa necesidad de expresión afectiva, brota este libro en el que ella se ofrece como canal para que circule la literatura, al tiempo que nos confía que ella es el tema sobre el que necesita hablar. Estamos, casi seguro, frente a uno de los mejores libros testimoniales que hemos leído en mucho tiempo.
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Autora: Camila Sosa Villada. Título: El viaje inútil. Editorial: Tusquets. Venta: Todos tus libros.
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