La lamentable propina que han dejado en un bar indigna en las redes

Cuando la experiencia trasciende la comida. Las historias que relatan experiencias en restaurantes, ya sean placenteras o bochornosas, conectan con el público porque todos, en algún momento, hemos sido clientes. Este tipo de relatos despiertan emociones comunes: el placer de un buen trato, la incomodidad de un mal servicio, la empatía por quienes trabajan en ... Leer más

May 25, 2025 - 15:45
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La lamentable propina que han dejado en un bar indigna en las redes

Cuando la experiencia trasciende la comida.

Las historias que relatan experiencias en restaurantes, ya sean placenteras o bochornosas, conectan con el público porque todos, en algún momento, hemos sido clientes. Este tipo de relatos despiertan emociones comunes: el placer de un buen trato, la incomodidad de un mal servicio, la empatía por quienes trabajan en condiciones difíciles. Por eso no sorprende que publicaciones virales sobre conductas en bares y restaurantes despierten tanto interés y debate.

Uno de los temas más divisivos en este ámbito es el de las propinas. En algunas partes del mundo, como Estados Unidos, forman parte inseparable del salario del personal. Sin embargo, en otras regiones, aunque no son obligatorias, ciertos locales ya incluyen sugerencias en el ticket, calculando incluso cuánto debería dejar cada comensal como reconocimiento económico por la atención recibida.

Este tipo de prácticas genera debate: hay quienes piensan que deberían eliminarse del todo. Argumentan que el sueldo justo de los trabajadores no debería depender de la voluntad del cliente, que ya paga por el servicio a través de la carta. Además, en otras profesiones también orientadas al público no se acostumbra dejar nada extra. Por otro lado, quienes sí defienden dejar propina insisten en que solo tiene sentido cuando el trato ha sido realmente excelente.

Lo que deja huella más allá del dinero.

Algunos clientes sorprenden con gestos generosos; otros dejan unos pocos céntimos que parecen más bien una forma de vaciarse los bolsillos. Hoy en día, también influye la forma de pago: al llevar cada vez menos efectivo, muchas personas optan por no dejar propina y lo justifican con ello. Aun así, más allá del dinero, lo mínimo exigible es dejar la mesa recogida, por respeto al siguiente cliente y al personal del establecimiento.

No siempre ocurre. Una escena que ha incendiado las redes es prueba de ello. El camarero y divulgador Jesús Soriano, a través de su conocida cuenta Soy Camarero, compartió una imagen que ha dado mucho que hablar: una mesa con los restos de una comida y, en medio, algo impensable. “Gracias por su propina, no vuelva pronto”, escribió Soriano junto a la fotografía, que ha sido vista por más de 80.000 personas en solo 24 horas.

El protagonista de la imagen no fue un billete olvidado ni un halago en una servilleta, sino un pañal usado. Apoyado sobre un plato con restos de comida y rodeado por vasos vacíos, el objeto provocó una avalancha de reacciones en redes sociales. La mayoría coincidía en una palabra: indignación. No solo por la falta de propina, sino por una conducta que raya en la falta de humanidad.

Más allá del buen o mal servicio.

La publicación de Soriano desató una ola de comentarios exigiendo más educación y respeto en los espacios compartidos. Incluso hubo quien sugirió que, si el responsable regresara algún día, el personal debería “devolverle el regalo”, como recordatorio de su conducta. Estos gestos, que van mucho más allá del servicio recibido, hablan de los valores con los que cada persona se relaciona con los demás.

No se trata de exigir siempre una propina ni de hacerla obligatoria. Pero sí de reconocer que, en un bar o restaurante, hay personas trabajando duro para ofrecer una buena experiencia. Y de entender que, como clientes, también tenemos una parte de responsabilidad para que ese momento funcione para todos. Porque dejar un pañal usado no es solo una falta de educación: es un acto de desprecio hacia quienes hacen posible que volvamos a disfrutar de una mesa limpia.

Historias como esta reafirman la importancia del respeto mutuo entre clientes y trabajadores del sector. La buena convivencia empieza por pequeños gestos, como agradecer con una sonrisa, dejar la mesa decente o, cuando se puede, sumar una propina. Lo que se deja sobre la mesa dice mucho más de nosotros de lo que creemos.