Son famosas las del Jerte, pero poca gente sabe que Alicante también tiene cerezas con sello de calidad. Y están en peligro

En España la producción de cerezas se distribuye principalmente entre siete comunidades autonómicas, siendo Aragón la primera región productora. Por detrás se sitúa Extremadura, con una notable ventaja frente al resto gracias a la fama que tienen sus cerezas y picotas del Valle del Jerte, únicas con sello de Denominación de Origen Protegida. Sin embargo, al otro lado del país otra región también puede presumir de la calidad diferenciada de una fruta local única, las cerezas de La Montaña de Alicante. Fueron los antiguos romanos quienes introdujeron la plantación de cerezos en la zona, un cultivo que sería perfeccionado y potenciado ya siglos más tarde con la introducción de las técnicas agrícolas y de gestión del agua por parte de los musulmanes. Así, la producción de cerezas en la región alicantina ha permanecido a través de generaciones como herencia cultural y sello de identidad de la zona y de sus gentes, convirtiéndose además en un importante motor económico también como agente dinamizador del turismo. La IGP Cerezas de la Montaña de Alicante Fue ya a finales de 1986 cuando  la Conselleria de Agricultura y Pesca de la Generalitat Valenciana estableció con carácter provisional la Denominación “Cerezas de la Montaña de Alicante”. Hubo que esperar hasta el año 1991 para que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ratificara el Reglamento de la Denominación Específica, ampliándose meses más tarde por la Conselleria al tiempo que se aprobaba el reglamento y su Consejo Regulador. Las cerezas que forman parte de la IGP Cireres de la Muntanya d’Alacant se cultivan y envasan en el mismo ámbito geográfico, el norte de la provincia de Alicante y sur de Valencia, una región con un paisaje y un clima muy particulares que ha favorecido la producción de un árbol frutal con unas necesidades de crecimiento y floración específicas. Concretamente, forman parte de la IGP  los términos municipales de Agres, Alcocer de Planes, Alcoy, Alfafara, Almudaina, Alquería de Aznar, Balones, Beneixama, Beniarrés, Benillup, Benimarfull, Biar, Cañada, Castalla, Cocentaina, Confrides, Cuatretondeta, Gaianes, Gorga, Ibi, Jijona, Lorcha, Millena, Monóvar, Muro de Alcoy, Penáguila, Pinoso, Planes, Tollos, Vall d´Alcalá, Vall d´Ebo, Vall de Gallinera, Vall de Laguart y Villena de la provincia de Alicante y Bocairent y Ontinyent de la provincia de Valencia. Como el propio nombre de la IGP indica, son zonas de un paisaje natural montañoso de clima mediterráneo, formado por una sucesión de valles y cimas a las que llega el influjo de la brisa del mar y deja su impronta tanto en la naturaleza como en el suelo, caracterizados por su elevado contenido en carbonato cálcico y escasa materia orgánica. Es un paisaje de relieve irregular que pertenece a las estibaciones de la subunidad bética, con temperaturas tradicionalmente más frías que el resto de la provincia. En Directo al Paladar Cuál es la diferencia entre cerezas y picotas (y cuáles están mejores) Ese paisaje irregular es el que ha marcado el desarrollo de las técnicas de cultivo y recolección durante siglos, que apenas han cambiado a lo largo de la historia. La producción de estas cerezas se mantiene esencialmente artesanal, con su recolección manual, con explotaciones de pequeño tamaño repartidas por la zona  en terrazas esculpidas en las faldas de la montaña. Así es la cereza de la Montaña de Alicante Las principales variedades de cerezas amparadas por esta IGP son: Burlat, Early Lory, Prime Giant, Brooks, Stark Hardy Giant, Picota, Picota Ambrunesa, Sweet Heart, Brooks, Nimba, Frisco, Santina, Lapins, 4-84 y Sonata. Cada fruta ofrece unas características propias de calibre, forma, color y dulzor, con una gama que oscila entre el rojo oscuro casi negro de la Picota, hasta el rojo brillante de la Sweet Heart. Pero todas deben poseer unas características comunes que protege la IPG, como un marcado dulzor gracias a su alto contenido en azúcares naturales, superior a 11º Brix, sabor equilibrado y consistencia firme, pulpa muy jugosa, forma redondeada y brillo intenso. El pedúnculo -rabito- suele ser de longitud media el hueso redondeado, blanco, muy duro. Son cerezas que, en general, tienen una buena postcosecha y son muy resistentes a la manipulación, transporte y almacenaje. Gracias a la amplia variedad de frutos, las cerezas de la Montaña de Alicante se pueden encontrar en el mercado durante toda la temporada, desde las más tempranas que ya aparecen en abril, hasta entrado el verano, en el mes de julio. Las amenazas de un sector en crisis La producción de esta fruta no pasa por su mejor momento. Son ya varias las campañas en las que el balance de la cosecha ha sido negativo, con una producción que cada vez parece reducirse más y tiene a sus productores contra las cuerdas.

May 29, 2025 - 06:20
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Son famosas las del Jerte, pero poca gente sabe que Alicante también tiene cerezas con sello de calidad. Y están en peligro

Son famosas las del Jerte, pero poca gente sabe que Alicante también tiene cerezas con sello de calidad. Y están en peligro

En España la producción de cerezas se distribuye principalmente entre siete comunidades autonómicas, siendo Aragón la primera región productora. Por detrás se sitúa Extremadura, con una notable ventaja frente al resto gracias a la fama que tienen sus cerezas y picotas del Valle del Jerte, únicas con sello de Denominación de Origen Protegida. Sin embargo, al otro lado del país otra región también puede presumir de la calidad diferenciada de una fruta local única, las cerezas de La Montaña de Alicante.

Fueron los antiguos romanos quienes introdujeron la plantación de cerezos en la zona, un cultivo que sería perfeccionado y potenciado ya siglos más tarde con la introducción de las técnicas agrícolas y de gestión del agua por parte de los musulmanes. Así, la producción de cerezas en la región alicantina ha permanecido a través de generaciones como herencia cultural y sello de identidad de la zona y de sus gentes, convirtiéndose además en un importante motor económico también como agente dinamizador del turismo.

La IGP Cerezas de la Montaña de Alicante

Fue ya a finales de 1986 cuando  la Conselleria de Agricultura y Pesca de la Generalitat Valenciana estableció con carácter provisional la Denominación “Cerezas de la Montaña de Alicante”. Hubo que esperar hasta el año 1991 para que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ratificara el Reglamento de la Denominación Específica, ampliándose meses más tarde por la Conselleria al tiempo que se aprobaba el reglamento y su Consejo Regulador.

Las cerezas que forman parte de la IGP Cireres de la Muntanya d’Alacant se cultivan y envasan en el mismo ámbito geográfico, el norte de la provincia de Alicante y sur de Valencia, una región con un paisaje y un clima muy particulares que ha favorecido la producción de un árbol frutal con unas necesidades de crecimiento y floración específicas.

Cerezas De Alicante

Concretamente, forman parte de la IGP  los términos municipales de Agres, Alcocer de Planes, Alcoy, Alfafara, Almudaina, Alquería de Aznar, Balones, Beneixama, Beniarrés, Benillup, Benimarfull, Biar, Cañada, Castalla, Cocentaina, Confrides, Cuatretondeta, Gaianes, Gorga, Ibi, Jijona, Lorcha, Millena, Monóvar, Muro de Alcoy, Penáguila, Pinoso, Planes, Tollos, Vall d´Alcalá, Vall d´Ebo, Vall de Gallinera, Vall de Laguart y Villena de la provincia de Alicante y Bocairent y Ontinyent de la provincia de Valencia.

Como el propio nombre de la IGP indica, son zonas de un paisaje natural montañoso de clima mediterráneo, formado por una sucesión de valles y cimas a las que llega el influjo de la brisa del mar y deja su impronta tanto en la naturaleza como en el suelo, caracterizados por su elevado contenido en carbonato cálcico y escasa materia orgánica. Es un paisaje de relieve irregular que pertenece a las estibaciones de la subunidad bética, con temperaturas tradicionalmente más frías que el resto de la provincia.

Ese paisaje irregular es el que ha marcado el desarrollo de las técnicas de cultivo y recolección durante siglos, que apenas han cambiado a lo largo de la historia. La producción de estas cerezas se mantiene esencialmente artesanal, con su recolección manual, con explotaciones de pequeño tamaño repartidas por la zona  en terrazas esculpidas en las faldas de la montaña.

Así es la cereza de la Montaña de Alicante

Las principales variedades de cerezas amparadas por esta IGP son: Burlat, Early Lory, Prime Giant, Brooks, Stark Hardy Giant, Picota, Picota Ambrunesa, Sweet Heart, Brooks, Nimba, Frisco, Santina, Lapins, 4-84 y Sonata. Cada fruta ofrece unas características propias de calibre, forma, color y dulzor, con una gama que oscila entre el rojo oscuro casi negro de la Picota, hasta el rojo brillante de la Sweet Heart.

Cereza Alicante

Pero todas deben poseer unas características comunes que protege la IPG, como un marcado dulzor gracias a su alto contenido en azúcares naturales, superior a 11º Brix, sabor equilibrado y consistencia firme, pulpa muy jugosa, forma redondeada y brillo intenso. El pedúnculo -rabito- suele ser de longitud media el hueso redondeado, blanco, muy duro.

Son cerezas que, en general, tienen una buena postcosecha y son muy resistentes a la manipulación, transporte y almacenaje. Gracias a la amplia variedad de frutos, las cerezas de la Montaña de Alicante se pueden encontrar en el mercado durante toda la temporada, desde las más tempranas que ya aparecen en abril, hasta entrado el verano, en el mes de julio.

Las amenazas de un sector en crisis

La producción de esta fruta no pasa por su mejor momento. Son ya varias las campañas en las que el balance de la cosecha ha sido negativo, con una producción que cada vez parece reducirse más y tiene a sus productores contra las cuerdas.

Cerezas Cooperativa

La última buena campaña que recuerda en la Marina Alta se remonta ya a siete años atrás, pero desde 2021 se han ido encadenando problemas que han generado cosechas cada vez más escasas o, en algunos casos, nulas. Lo recordaba en 2024 Ismael Cortell Vercher, presidente de la Cooperativa de Cireres Muntanya d’Alacant, apuntando al cambio climático como principal culpable al haberse reducido las horas de frío invernales que exigen estas variedades de cerezas.

Desde el Ayuntamiento de La Vall de Gallinera, que ya prepara la celebración de la tradicional Festa de la Cirera (7 de junio), señalan también al cambio climático como primera causa de la caída de la producción, pues provoca alteraciones térmicas y sequías prolongadas lo que, unido a la expansión de la plaga Drosophila suzukii, está provocando campañas “nefastas”.

Cerezas Caja

Tanto los consistorios de las poblaciones afectadas como los propios productores y cooperativas reclaman más ayudas y medidas urgentes para poder invertir en adaptar el sector a los retos que plantea la situación climática actual. De otro modo, advierten desde La Vall de Gallinera, “la agricultura está condenada a desaparecer, y con ella, los pueblos”.

El cultivo y la cosecha de las cerezas de La Montaña de Alicante se ha convertido en el motor económico de la zona, generando empleos directos e indirectos y fomentando un turismo atraído tanto por las rutas agroturísticas desarrolladas alrededor del fruto, como por la gastronomía, el paisaje y la cultura de las poblaciones que forman el territorio de la IGP.

Imágenes | IGP Cerezas de la Montaña de Alicante - Cooperativa de Cireres Muntanya d’Alacant

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La noticia Son famosas las del Jerte, pero poca gente sabe que Alicante también tiene cerezas con sello de calidad. Y están en peligro fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Liliana Fuchs .