Una Muerte en la Familia: Robin Vive
Robin está vivo y de parranda. ¿Qué pasaría si Jason no hubiera muerto? La respuesta la tienen DeMatteis y Leonardi.



Edición original:Death in the Family: Robin Lives! 1-4 (DC Comics, 2024)
Edición nacional/España: DC ONE-SHOT V1 (Panini Cómics, 2025)
Guion:J.M. DeMatteis.
Dibujo:Rick Leonardi
Color:Rico Renzi.
Traductor:: Santiago García.
Corrección:: Enrique Acebes y Marcos Muñoz.
Rotulación:: Obaachaan.
Diseño y realización: Fanhunter y Núria Moreso
Formato: Comic-Book con lomo, color. 96 páginas. 9,95€
El Robin desechado
«¿Te arrepientes de esta vida?»
Una llamada telefónica puede cambiar el curso de la historia, y en este caso fue real. En 1988, durante la etapa de Jim Starlin y Jim Aparo en Batman -El Dúo Jimámico-, se dejó a los aficionados decidir si Jason Todd, el segundo Robin, moría a manos del Joker o se salvaba. Y bueno, si estáis leyendo esto, ya sabéis que el pulgar fue hacia abajo. En la archiconocida Una muerte en la familia Robin murió, y la vida del murciélago bajó un poco más a los infiernos, hasta que décadas después, el fallecido petirrojo rebelde resucitó. Como en los buenos cómics, todo vuelve.
A partir de esta premisa, ¿y por qué no contar qué pasaría si no hubiera muerto?, pensaron en DC.
En este contexto, la editorial de Burbank tiene un gran historial con historias alternas, los llamados Elseworlds u Otrosmundos, que no tienen que ver mucho con los What If de la competencia marvelita, a decir verdad. Los primeros crean mundos, universos a raíz de cambios muy importantes de los personajes o directamente su desaparición, dando lugar a unas variantes que lo cambian todo y permiten jugar mucho más al guionista con la historia. En cambio, los segundos simplemente son cambios en situaciones específicas que desembocan en un pequeño universo paralelo, haciendo más hincapié en el morbo que en construir algo diferente respecto a esa diferencia capital del personaje, donde su vida es puesta patas arriba.
Por eso, DC quiso usar los What If con la excusa de qué pasaría si Robin no hubiera muerto en el lejano 1988.
Ahora bien, ¿era necesario contar la historia? Bueno, ¿es necesario contar y contar muchas veces momentos o enfrentamientos tan destacados de los héroes? Quizás sí, quizás no, pero en el mundo del cómic siempre hay alguien dispuesto a leer otro tipo de desenlaces. Como lectores, siempre tenemos el gusanillo de saber qué pasaría si Batman se hubiera quedado en silla de ruedas, Superman siguiera muerto o incluso cómo serían las precuelas de Watchmen. Querer saber más allá de lo contado y las múltiples ramificaciones —el morbo, digámoslo también de manera clara— es intrínseco en nosotros, y por eso estamos aquí.
De hecho, ya en su momento, DC publicó la historia sin alterar, solo cambiando la viñeta de la muerte por su supervivencia. Nada más se supo, hasta ahora, que a cargo del legendario J.M. DeMatteis y el famoso dibujante de Spider-Man 2099 Rick Leonardi nos relatarán qué ocurrió después y cómo cambió todo a raíz de ese suceso, en los 4 números de esta miniserie que Panini publica este mes en un comic book con lomo, dentro de la línea One-Shot, dedicada a historias cortas de un solo volumen o antologías.
Robin vive, pero el Joker ha muerto. Con esa premisa da comienzo el tebeo: una página con el payaso homicida cayendo al suelo después de recibir un balazo. A partir de ahí, cada número comienza de la misma manera, solo que exponiendo un poco más, de manera progresiva, quién le ha matado, la llegada a esa situación y por qué estamos aquí.
Es un cómic que, sí, tiene la trama de buen detective para descubrir quién mató al Joker mientras se nos cuenta la historia, pero además, como buena obra escrita por DeMatteis, tenemos ración de psicoanálisis de los personajes, momentos oscuros, caídas, situaciones que van más allá del dibujo y se reflejan en lo que el lector está leyendo y vislumbrando. En resumen, una obra a la que nos tiene acostumbrados el escritor.
Situaciones y momentos en las que los personajes se preguntan -y nosotros, los lectores también- ¿Quién es culpable? ¿Robin, por aceptar la oferta de Batman, o el propio Batman, por recoger niños huérfanos en el momento más delicado mentalmente de sus vidas y llevarlos a una vida de peligros y perturbadoras situaciones con la excusa de vengarse y hacer del mundo un lugar mejor?
En este sentido, es un guion denso, con preguntas de este tipo en toda la obra. Se toma su tiempo para establecer la acción, dejándonos estas píldoras psicoanalizando a Bruce, Jason después del trauma de lo ocurrido, y al propio Joker —aquí junto al doctor Stoner como guiño del propio DeMatteis al lector de su etapa del Doctor Destino— mientras tanto, descubrimos quién ha puesto fin a su vida.
Tengamos en cuenta que, desde el comienzo, es una historia pensada para los fans del personaje de la época en la que se basó. La obra, referenciada en la forma de narrarlo, las tribulaciones que tienen y algunos puntos en los que termina la historia, puede ser —y es— ya muy manida. No obstante, es un homenaje a una forma de hacer historias que, aunque esté a veces a medio gas y no sea lo que fue antaño, funciona bastante bien, en ocasiones, hay un brillo que te hace seguir más y ver que hay mucho que rascar… hasta que, llegado un momento que, todo lo narrado se cae y ves que el esfuerzo hecho por DeMatteis se queda en nada. El cómic se destruye a sí mismo.
En consecuencia, papel mojado.
El guion va de menos a más, hasta que, llegado un punto, destroza por completo la idea inicial, desechando la mejora que se iba teniendo de la obra mientras veíamos lo sucedido número a número., el dibujo no se queda atrás. Rick Leonardi, quien en su época nos entregaba páginas apabullantes y una narrativa visual deliciosa en Spider-Man 2099, con esos planos hermosísimos —tanto en la versión clásica como en su segunda etapa con David—, aquí resulta difícil de calificar. Todo el cómic parece abocetado, o al menos esa es la intención, generando la sensación de estar frente a una obra olvidada durante años en el fondo de un cajón. Esto le otorga un aire místico, como si ya hubiera sido escrita y sepultada entre miles de páginas perdidas en los archivos de la editorial.
Su trazo es sucio y directo, recuerda al entintado de Klaus Janson, lo que da como resultado una atmósfera más oscura y una apariencia inacabada. Sin embargo, en ocasiones mejora, especialmente en las escenas de diálogo más sustanciales, donde guion y dibujo logran complementarse mejor. Aun así, el conjunto puede dejar una sensación de decepción tanto en lo narrativo como en lo gráfico.
En definitiva, tenemos una obra que se sustenta del propio morbo de una época ya pasada, que comienza dándonos destellos de que incluso en la nostalgia más descarada se pueden sacar diamantes en bruto, para luego decirte que nada vale y ser lo más ramplón del mundo. Tanto trabajo para nada. No se sabe si como una broma hacia el lector, el mundo editorial, o simplemente da igual la finalidad que tengas escribiendo algunas historias, al final solo importa la mayoría de las ideas caducas en una industria inamovible.
En otras palabras, lo que podía ser rompedor hace mucho que dejó de serlo en la actualidad.
Sobre la edición, querría destacar el texto escrito por Lidia Castillo de la sección DC Connect, que nos pone en contexto sobre la obra y parte de lo que opina el propio DeMatteis sobre ciertos aspectos de la misma. Artículos que van perfectos para saber un poquito más sobre el cómic en cuestión y su iniciativa.
Lo mejor
• No se, que al final no es un gran desembolso por leer la historia…
• El intento al comienzo de querer ofrecernos algo más
Lo peor
• Para luego cargarse esa ideas y ser lo mas simple posible