«Y ya no seré lo que antes era, porque iré tan otro que los que me conocieron dirán que no soy yo». En una carta remitida desde La Plata, en la actual Bolivia, a su primo que reside en Burgos, el emigrante español a Indias Juan Esquivel confiesa con serenidad su estado de ánimo. Es el 20 de enero de 1584. Primero despacha noticias tranquilizadoras, esas que toda familia espera tener y justifican el desgarro de una ausencia intolerable. « Estoy bueno y tengo salud. Muy contento de verme en esta tierra, muy aparejada para ganar de comer». Tras el estómago, habla el corazón: «He sentido mucho el venir a estas partes, porque han sido grandes los trabajos que he...
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