Dragones de frontera. Segundo ciclo, de Gregorio Muro Harriet y Pedro Camello

Reseñamos el segundo ciclo de Dragones de frontera, un inusual western con sabor a clásico de Gregorio Muro Harriet y Pedro Camello.

Jun 17, 2025 - 23:20
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Dragones de frontera. Segundo ciclo, de Gregorio Muro Harriet y Pedro Camello

Edición original: Dragones de frontera: Azote y Dragones de frontera: Los cañones de San Carlos (Harriet Ediciones, 2024 y 2025)
Guion: Gregorio Muro Harriet
Dibujo: Pedro Camello
Color en Azote: Seijas
Asistente de color en Azote:: Marina Rodríguez (M. INA)
Color en Los cañones de San Carlos: Tiago Barsa
Portadas:: Iván Gil
Portada Dragones de frontera: Los cañones de San Carlos de Gregorio Muro Harriet y Pedro CamelloAdaptación gráfica: Mikel Muro
Formato: Cartoné. 80 páginas. 23€

Un western de antes del western.

«Padre, ya le he dicho que yo no he venido a este mundo ni para vestir santos, ni para desnudar borrachos.»

A diferencia de lo que ocurre en el cómic estadounidense en el español nos es tan habitual que se produzca un relevo en el dibujo o guion de una serie. En parte por la poca cantidad de series que se producen en nuestro y también porque no se trata de un proceso de producción tan industrial y las personas que participan en las series tienen una mayor implicación con la obra. Pero sí que hay casos en los que se da un cambio como ha sucedido con la serie Dragones de frontera creado por el veterano guionista Gregorio Muro Harriet (San Sebastián, 1954). El primer ciclo estaba dibujado por Iván Gil con Garluk en el color, pero para el segundo ciclo el dibujo quedo en manos de Pedro Camello (Cáceres, 1974), acompañado de Seijas y Tiago Barsa en los colores de cada uno de los álbumes que forman la serie. Así que aprovechando que, con la salida de Los cañones de San Carlos, se completa el segundo ciclo de la serie comenzado con Azote vamos a analizar que nos ha ofrecido esta segunda aventura.

La historia nos traslada a finales de 1779 al territorio que hoy conocemos como Texas. Aquí vive junto a su padre Azucena Acosta, una joven ganadera conocida como Azote, descendiente de los canarios que fundaron San Antonio. Poco después de contraer matrimonio con un joven de origen francés y turbio pasado familiar llamado Armand Beaubien deciden conducir hacia el norte un rebaño de ganado vacuno para vendérselo a los estadounidenses que están en plena guerra de la independencia. Sin embargo, su viaje se verá interrumpido por el ataque de un grupo de francocanadienses relacionados con el pasado de Armand e indios sauk-renards se ha adentrado en territorio de Nueva España. Es en ese momento cuando sus caminos se cruzan los Dragones del sargento Beitia.

Estamos ante una historia cerrada e independiente en la que volvemos a contar con la presencia de los miembros de los Dragones de Cuera, este desconocido cuerpo de caballería que eran los encargados de defender las fronteras de los territorios colonizados por la corona española en Norteamérica durante el s. XVIII. Aunque en esta ocasión, aunque volvemos a estar ante una obra coral, el sargento Beitia y el resto de miembros del cuerpo a su cargo ejercen de secundarios de lujo dejando que el protagonismo de la trama recaiga en Azucena Acosta. Una mujer fuerte e indomable que nos remite a algunas de esos personajes femeninos míticos del género como son las inolvidables Comanche o Chihuahua Pearl. Un personaje muy bien construido que junto con el drama familiar de Armand sirve para convertir el primer álbum en un buen ejemplo de lo que debe ser un western fronterizo de hechuras clásicas, algo que contrasta con la parte final del segundo en la que vemos como los personajes se ven envueltos en un suceso real como fue la Batalla del Fuerte San Carlos. Como es habitual Harriet firma un guion que sabe entremezclar a la perfección los sucesos reales con otros salidos de su imaginación de manera que forman un todo muy bien engarzado creando un guion vibrante y lleno de ritmo que no da descanso a los lectores en ningún momento.

Es cierto que la historia gana mucho leída de una sola sentada, ya que el primer álbum del díptico tiene un arranque un poco lento por la necesidad de presentar a Azote y todo su entorno. Algo que nos sirve para volver a comprobar el enorme trabajo de documentación que siempre hace el guionista de Feroz y Vergüenza y Olvido. Además, en esta ocasión la historia esta menos integrada en los sucesos reales, de forma que no tenemos una sobrepoblación de personajes y sucesos que nos distraigan de la trama principal.

Como ya ha probado a lo largo de su extensa carrera, Harriet siempre es una garantía de buen hacer a los guiones y lo vuelve a demostrar con solvencia, aunque se eche en falta una mayor presencia de los Dragones en esta historia que podría funcionar perfectamente sin su concurso. El que afrontaba un reto más complicado era Pedro Camello, puesto que Iván Gil había realizado un trabajo extraordinario, pero hay que decir que sale bastante bien parado del reto. En lugar de optar por tratar de imitar el estilo de su predecesor decide tratar de hacer suyos a los personajes y la serie y lo cierto es que sale bastante bien parado del empeño, aunque su estilo más caricaturesco choque un poco con una trama tan realista. Pero los personajes ya conocidos son a la vez reconocibles y diferentes lo cual es todo un logro. Narrativamente sí que sigue mucho más los pasos de su antecesor, usando recursos similares al seguir compartiendo guionista. Al igual que sucede con el gran trabajo a la hora de dibujar de forma fiel a la realidad los uniformes, armas y escenarios que vemos a lo largo de la historia. Un trabajo que, si bien no brilla a la altura del de su predecesor, resulta notable sobre todo en el segundo álbum ya que el color de Barsa mezcla mejor con propuesta gráfica. Así que nos podemos alegrar al saber que ya están trabajando en un tercer ciclo de la serie.

Como es habitual la edición es impecable y ambos tomos cuentan con unos jugosos extras que nos permiten conocer el contexto histórico de la historia.

Con este segundo ciclo, Harriet y Pedro Camello consolidan a Dragones de frontera como una propuesta diferente de lo habitual, pese a su marcado tomo clásico. Un cómic histórico que, sobre todo, busca entretener, pero realizado con rigor y profesionalidad. Una serie que disfrutaran los amantes de los cómics de aventuras que firmaba el gran Charlier y para todos los que quieran conocer una parte de la historia de España, pero que no busca glorificarla como otras propuestas bastante más panfletarias.

Lo mejor

• El equilibrio entre realidad y ficción.
• El trabajo documental tanto gráfico como literario.

Lo peor

• Aunque Pedro Camello hace un muy buen trabajo se echa de menos a Iván Gil.