La obra luminosa de Carmen Conde
En 1969 escribe Digo palabras porque la muerte es muda, donde vemos la ofrenda al otro, el regalo de la vida que ilumina versos como estos: “Te lo dicen todo, te lo van diciendo todo con sus voces / más cálidas / mientras el tiempo transcurre, ausentándote”. Y es ese paisaje emocional de dejar un... Leer más La entrada La obra luminosa de Carmen Conde aparece primero en Zenda.

Carmen Conde fue una gran poeta, nacida en Cartagena. Fue la primera mujer que ingresó en la Real Academia Española. La colección Averso Poesía, de la editorial Aliar, ha publicado Corrosión, libro que recoge muchos de los poemas que escribió la autora. Se trata de una antología luminosa, que refleja el universo de la poeta de Cartagena.
“Te lo dicen todo, te lo van diciendo todo con sus voces / más cálidas / mientras el tiempo transcurre, ausentándote”.
Y es ese paisaje emocional de dejar un eco del otro, del ser amado el que sustenta el libro, llama que posee su luz inaugural. Carmen Conde es la amanuense del lenguaje, que descifra el interior del ser y en él se aposenta.
Corrosión, libro escrito entre 1970 y 1972, también nos deja poemas en que vive la ausencia, porque en su vida siempre hubo un vacío, una oquedad que sustenta el verso, donde surge la gran poesía de la poeta de Cartagena:
“Una pasajera, / alguien que espera el paso de su tren, / el desatraco del barco, / el aviso de un vuelo de su avión”.
Llegará a decir en un poema del libro: “Hay quien lleva en su cuerpo árboles”. Este verso nos hace sentir el apego de Carmen a la Naturaleza, somos seres que nos encarnamos en la belleza del mundo que nos rodea. Y me hace recordar al mundo de los escritores ingleses de finales del siglo XIX, cuando narraban esa simbiosis con la Naturaleza, como D. H. Lawrence cuando Rupert Birkin se adentra en la floresta para hacer el amor a la Naturaleza, en la gran novela Mujeres enamoradas.
En el libro En esta hora del mundo, Carmen Conde expresa ese otro yo, el que penetra en la oscuridad, como la amada cuando busca la secreta escala disfrazada en busca de Dios en La noche oscura del alma de San Juan de la Cruz:
“Sí, lo sé. Hay oscuridad. / No la producimos. / Nadie la confiesa. / Pero algo, pero alguien, pero alguno, / yo no sé si quién, / mana oscuridad, /oscurísima oscuridad”.
Mujer que vivió la Guerra Civil y que sabe del dolor, penetra en ese mundo hosco donde todo se vuelve opaco, el mundo es tenebroso, pero no cesa su deseo de manifestar instantes de alegría, para vencer al dolor original.
Y, de nuevo, la sombra, tan presente en la poesía de Carmen Conde: reitero que es un universo de sombras, donde aparece la luz, porque el edén prometido existe, aunque no lo veamos por la creciente angustia del dolor, en la línea de Darío: “el espanto seguro de estar mañana muertos”, de su poema “Lo fatal”.
Y esa sombra la expresa cuando dice:
“Sombra del cuerpo debajo del mar, / sombra tendida en la arena / sobre la que viene y se va, suavísima hoy”.
Y reaparece el mar en otros poemas, porque la poeta sabe que explica la vida, nos hace sentir el enigma del ser, la vida es misterio, un vaivén de olas incesantes que nos traen al dolor y nos conducen de nuevo a la alegría, hasta romper en la orilla de la muerte.
Carmen Conde nos deja un libro hermoso, una poesía luminosa que no elude el dolor, pero que transita por el tiempo y sus espejismos.
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Autor: Carmen Conde. Título: Corrosión. Editorial: Aliar. Venta: Todos tus libros.
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