Eran una alternativa barata a las barricas de roble, pero cada vez más bodegas de Rioja se están rindiendo al hormigón
Si la idea de conservar el vino en bolsas dentro de cajas ya sonaba algo cutre, tampoco parece que la idea de litros de Rioja vinificando en depósitos de hormigón suene muy atractiva. Al menos, no según los cánones clásicos que el propio mundo del vino se ha esforzado por estereotipar. Pero los tiempos cambian, el sector se enfrenta a un futuro poco halagüeño y hay que adaptarse. En realidad, el uso de grandes recipientes de hormigón para conservar el vino no es ninguna novedad, pero sí es nueva la imagen que ahora los bodegueros quieren transmitir reimpulsando esta técnica. Como explican productores como Solar de Samaniego, los depósitos de hormigón son un elemento tradicional en muchas bodegas que nacieron hace ya más de medio siglo, tomando como ejemplo a referentes italianos y franceses de entonces. La DOCa Rioja es quizá la más clásica entre los clásicos del vino español, la más conocida dentro y fuera de nuestras fronteras. Pero, como llevan tiempo alertando voces expertas, parece anclada en una imagen de cierta ranciedad antigua. En esta imagen algo anticuada entra el estereotipo de los vinos envejecidos en recias barricas de roble americano o francés que en ocasiones llevan a sobrecargarlos de madera. Sin embargo, como destaca Louis Thomas en The drink business, Rioja ofrece también una gran diversidad de estilos, uvas y formas de producción y también apuesta por la innovación. Y es precisamente el escenario español donde está cuajando una vuelta al hormigón por su funcionalidad y potencial a la hora de producir vinos de calidad. Apuestan por este material en bodegas de la talla de Ramón Bilbao o Viña Salceda, cuyo enólogo, David González, recuerda que este material era más común en nuestro país antes de que los franceses afectados por la filoxera impusieran sus barricas de madera. Y, aunque el acero inoxidable es el otro material dominante del sector, el hormigón está reenamorando a productores más pequeños que saben jugar con las desventajas que tiene a su favor. El hormigón, más grueso, es más aislante y permite mantener una temperatura más estable y beneficia a la clarificación, al no tener las cargas electroestáticas con las que sí hay que lidiar en el caso del acero inoxidable. Se emplea, normalmente, para afinar los vinos tras pasar por la crianza en madera, reduciendo la astringencia y obteniendo una mejor polimerización de los taninos naturales. En el caso de Ramón Bilbao, se ha vuelto al hormigón con depósitos nuevos actualizados, más modernos, con un sistema de circulación de hormigón metálico para proporcionar cierto grado de regulación de la temperatura. Además, se han adaptado los procesos de recolección de la uva a las particularidades de este material, pues no debe introducirse el mosto demasiado frío o no fermentará bien. “El hormigón es un cruce entre acero inoxidable y roble. Es muy honesto, pero da redondez”, señala a Thomas Rosana Lisa, directora de innovación en la bodega y enóloga de Bodegas Lalomba. La mayor desventaja, comenta, son las dificultades que presenta a la hora de limpiar las cubas por dentro, pues es un material áspero que no se puede tratar con vapor ni con oscilaciones térmicas. En Directo al Paladar 48 horas en Haro: qué ver y qué comer en la capital del vino de Rioja Alta, el lugar con más bodegas centenarias del mundo En el caso de Solar de Samaniego, dos de sus vinos más valorados, Cabeza de Cuba Crianza y Solar de Samaniego 7 Cepas Reserva, se fermentan y afinan en depósitos de hormigón algo que, en sus palabras, “permite ofrecer a nuestros clientes unos vinos que pueden ser guardados en su casa y disfrutados durante varios años después”. Imágenes | Solar de Samaniego - Ramón Bilbao En DAP | Ni París, ni Burdeos: esta bodega de La Rioja tiene una de las pocas del ingeniero de la Torre Eiffel fuera de Francia En DAP | He ido a centenares de bodegas y esto es lo que te aconsejo buscar si planeas visitar alguna - La noticia Eran una alternativa barata a las barricas de roble, pero cada vez más bodegas de Rioja se están rindiendo al hormigón fue publicada originalmente en Directo al Paladar por Liliana Fuchs .
Si la idea de conservar el vino en bolsas dentro de cajas ya sonaba algo cutre, tampoco parece que la idea de litros de Rioja vinificando en depósitos de hormigón suene muy atractiva. Al menos, no según los cánones clásicos que el propio mundo del vino se ha esforzado por estereotipar. Pero los tiempos cambian, el sector se enfrenta a un futuro poco halagüeño y hay que adaptarse.
En realidad, el uso de grandes recipientes de hormigón para conservar el vino no es ninguna novedad, pero sí es nueva la imagen que ahora los bodegueros quieren transmitir reimpulsando esta técnica. Como explican productores como Solar de Samaniego, los depósitos de hormigón son un elemento tradicional en muchas bodegas que nacieron hace ya más de medio siglo, tomando como ejemplo a referentes italianos y franceses de entonces.
La DOCa Rioja es quizá la más clásica entre los clásicos del vino español, la más conocida dentro y fuera de nuestras fronteras. Pero, como llevan tiempo alertando voces expertas, parece anclada en una imagen de cierta ranciedad antigua. En esta imagen algo anticuada entra el estereotipo de los vinos envejecidos en recias barricas de roble americano o francés que en ocasiones llevan a sobrecargarlos de madera.
Sin embargo, como destaca Louis Thomas en The drink business, Rioja ofrece también una gran diversidad de estilos, uvas y formas de producción y también apuesta por la innovación. Y es precisamente el escenario español donde está cuajando una vuelta al hormigón por su funcionalidad y potencial a la hora de producir vinos de calidad.
Apuestan por este material en bodegas de la talla de Ramón Bilbao o Viña Salceda, cuyo enólogo, David González, recuerda que este material era más común en nuestro país antes de que los franceses afectados por la filoxera impusieran sus barricas de madera. Y, aunque el acero inoxidable es el otro material dominante del sector, el hormigón está reenamorando a productores más pequeños que saben jugar con las desventajas que tiene a su favor.
El hormigón, más grueso, es más aislante y permite mantener una temperatura más estable y beneficia a la clarificación, al no tener las cargas electroestáticas con las que sí hay que lidiar en el caso del acero inoxidable. Se emplea, normalmente, para afinar los vinos tras pasar por la crianza en madera, reduciendo la astringencia y obteniendo una mejor polimerización de los taninos naturales.
En el caso de Ramón Bilbao, se ha vuelto al hormigón con depósitos nuevos actualizados, más modernos, con un sistema de circulación de hormigón metálico para proporcionar cierto grado de regulación de la temperatura. Además, se han adaptado los procesos de recolección de la uva a las particularidades de este material, pues no debe introducirse el mosto demasiado frío o no fermentará bien.
“El hormigón es un cruce entre acero inoxidable y roble. Es muy honesto, pero da redondez”, señala a Thomas Rosana Lisa, directora de innovación en la bodega y enóloga de Bodegas Lalomba. La mayor desventaja, comenta, son las dificultades que presenta a la hora de limpiar las cubas por dentro, pues es un material áspero que no se puede tratar con vapor ni con oscilaciones térmicas.
En el caso de Solar de Samaniego, dos de sus vinos más valorados, Cabeza de Cuba Crianza y Solar de Samaniego 7 Cepas Reserva, se fermentan y afinan en depósitos de hormigón algo que, en sus palabras, “permite ofrecer a nuestros clientes unos vinos que pueden ser guardados en su casa y disfrutados durante varios años después”.
Imágenes | Solar de Samaniego - Ramón Bilbao
En DAP | He ido a centenares de bodegas y esto es lo que te aconsejo buscar si planeas visitar alguna
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Eran una alternativa barata a las barricas de roble, pero cada vez más bodegas de Rioja se están rindiendo al hormigón
fue publicada originalmente en
Directo al Paladar
por
Liliana Fuchs
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