El coreógrafo Marcos Morau arrasa en los Premios Max: por fin la danza supera al teatro

La gala ha estado marcada por las ausencias políticas del Gobierno y por la realidad escénica navarra, en augeTodos los ganadores de los premios Max 2025 La obra que el coreógrafo valenciano Marcos Morau realizó para el Ballet Nacional, Afanador, ha sido la ganadora de la noche con cinco premios Max. Pero lo más relevante, aparte del Premio al mejor espectáculo de danza, es el Premio a la mejor dirección de escena, galardón que tradicionalmente recaía en sector teatral. Además, Afanador, se llevó los premios de vestuario, iluminación y composición musical. Una gala empañada por la ausencia del ministro de Cultura, Ernest Urtasun y la presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite. Se esperaba a ambos representantes políticos pero solo pocas horas antes se supo que no asistirían. El momento más emotivo ocurrió cuando Petra Martínez tuvo que recoger sola el Premio Max de honor que este año recaía en ella misma y en su compañero, el recientemente fallecido Juan Margallo. Le entregó el premio su hija, la también directora de teatro Olga Margallo. Petra Martínez comenzó, vestida de negro, diciendo “es un poquito duro porque tengo la lágrima floja”, para inmediatamente pasar a recordar las raíces, los orígenes de estos dos creadores nacidos del teatro independiente español de los años sententa. “Nos debemos al grupo Tábano, nos debemos al grupo, a la política, el arte, el teatro, cuando empezamos prohibían todo, pero tuvimos suerte, cuando estábamos haciendo Castañuela 70 y nos prohibieron hacerla en el Teatro de la Comedia de Madrid, pudimos ir por toda Europa y conocer a toda la inmigración española, esa sí era una España que pensaba, no como los que estábamos aquí que parecíamos gilipollas”, recordó. La actriz Petra Martínez tras recibir el premio ´Max de Honor´, el suyo y en nombre de Juan Margallo, durante la 28ª edición de los Premios Max de las Artes Escénicas Al final, esta actriz llena de gracia y vida dejó que la tragedia que vive hoy. entrara en su discurso. “Hemos sido felices y se me ha muerto. Y eso no te lo dice nadie, se te muere y te da rabia, y te cagas en todo, es una putada. Lo peor es quedarse viva cuando se te muera alguien tan querido. Solo puedo deciros gracias y que viva Palestina libre”, concluyó. Nafarroa presente Pero esta gala si estuvo marcada también por algo fue por la reivindicación de una ciudad, Pamplona, y un territorio, Navarra, que vive un momento de especial efervescencia y fuerza en el sector escénico. Realmente la fiesta del teatro en esta ciudad comenzó el domingo a la tarde con una gran obra de teatro, La velocidad de la luz, del argentino Marco Canale. Una obra que tuvo lugar en el festival Arbola, una cita entregada a la investigación y ecologista hasta la muerte. A las espaldas del frontón Labrit se vivió una fiesta escénica, una barbaridad en la que estuvieron más de 30 personas mayores de 65 años actuando en un proyecto que recogía y escenificaba sus vidas. Con las agrupaciones de música del coro y txistularis de Muthiko Alaiak y la Cofradía de San Saturnino Pamplona vivió uno de los espectáculos más relevantes y que incidió en sus raíces y sus confrontaciones como la realidad de los pueblos y las ciudades o el eterno problema entre la “navarridad” y la “euskalización”. Es relevante y pertinente nombrar esta función porque no es fortuita. Estaba producida también, a parte del festival, por Teatrodix, un colectivo de teatro comunitario de Pamplona. Pamplona está viviendo uno de sus momentos más activos escénicamente, algo que traspasó la gala de los Premios Max. La dirección artística del espectáculo, que corría a cargo de la directora Ana Maestrojuán, directora pamplonica de larga experiencia, no defraudó y supo combinar la agilidad de las entregas con un respirar propio.

Jun 17, 2025 - 04:55
 0
El coreógrafo Marcos Morau arrasa en los Premios Max: por fin la danza supera al teatro

El coreógrafo Marcos Morau arrasa en los Premios Max: por fin la danza supera al teatro

La gala ha estado marcada por las ausencias políticas del Gobierno y por la realidad escénica navarra, en auge

Todos los ganadores de los premios Max 2025

La obra que el coreógrafo valenciano Marcos Morau realizó para el Ballet Nacional, Afanador, ha sido la ganadora de la noche con cinco premios Max. Pero lo más relevante, aparte del Premio al mejor espectáculo de danza, es el Premio a la mejor dirección de escena, galardón que tradicionalmente recaía en sector teatral. Además, Afanador, se llevó los premios de vestuario, iluminación y composición musical. Una gala empañada por la ausencia del ministro de Cultura, Ernest Urtasun y la presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite. Se esperaba a ambos representantes políticos pero solo pocas horas antes se supo que no asistirían.

El momento más emotivo ocurrió cuando Petra Martínez tuvo que recoger sola el Premio Max de honor que este año recaía en ella misma y en su compañero, el recientemente fallecido Juan Margallo. Le entregó el premio su hija, la también directora de teatro Olga Margallo.

Petra Martínez comenzó, vestida de negro, diciendo “es un poquito duro porque tengo la lágrima floja”, para inmediatamente pasar a recordar las raíces, los orígenes de estos dos creadores nacidos del teatro independiente español de los años sententa. “Nos debemos al grupo Tábano, nos debemos al grupo, a la política, el arte, el teatro, cuando empezamos prohibían todo, pero tuvimos suerte, cuando estábamos haciendo Castañuela 70 y nos prohibieron hacerla en el Teatro de la Comedia de Madrid, pudimos ir por toda Europa y conocer a toda la inmigración española, esa sí era una España que pensaba, no como los que estábamos aquí que parecíamos gilipollas”, recordó.

La actriz Petra Martínez tras recibir el premio ´Max de Honor´, el suyo y en nombre de Juan Margallo, durante la 28ª edición de los Premios Max de las Artes Escénicas

Al final, esta actriz llena de gracia y vida dejó que la tragedia que vive hoy. entrara en su discurso. “Hemos sido felices y se me ha muerto. Y eso no te lo dice nadie, se te muere y te da rabia, y te cagas en todo, es una putada. Lo peor es quedarse viva cuando se te muera alguien tan querido. Solo puedo deciros gracias y que viva Palestina libre”, concluyó.

Nafarroa presente

Pero esta gala si estuvo marcada también por algo fue por la reivindicación de una ciudad, Pamplona, y un territorio, Navarra, que vive un momento de especial efervescencia y fuerza en el sector escénico. Realmente la fiesta del teatro en esta ciudad comenzó el domingo a la tarde con una gran obra de teatro, La velocidad de la luz, del argentino Marco Canale. Una obra que tuvo lugar en el festival Arbola, una cita entregada a la investigación y ecologista hasta la muerte.

A las espaldas del frontón Labrit se vivió una fiesta escénica, una barbaridad en la que estuvieron más de 30 personas mayores de 65 años actuando en un proyecto que recogía y escenificaba sus vidas. Con las agrupaciones de música del coro y txistularis de Muthiko Alaiak y la Cofradía de San Saturnino Pamplona vivió uno de los espectáculos más relevantes y que incidió en sus raíces y sus confrontaciones como la realidad de los pueblos y las ciudades o el eterno problema entre la “navarridad” y la euskalización”.

Es relevante y pertinente nombrar esta función porque no es fortuita. Estaba producida también, a parte del festival, por Teatrodix, un colectivo de teatro comunitario de Pamplona. Pamplona está viviendo uno de sus momentos más activos escénicamente, algo que traspasó la gala de los Premios Max. La dirección artística del espectáculo, que corría a cargo de la directora Ana Maestrojuán, directora pamplonica de larga experiencia, no defraudó y supo combinar la agilidad de las entregas con un respirar propio.

La cantante Aurora Beltrán ofrece una actuación al inicio de la ceremonia de la 28ª edición de los Premios Max de las Artes Escénicas

Comenzó la gala sentando cátedra con la intervención de Aurora Beltrán (Tahúres Zurdos). Tras la cantante salió una de las grandes de Pamplona, la actriz Natalia Huarte, actriz destinada a lo más grande. Su dupla no era otra que Ane Sagües, directora de Las Nenas Theater, una compañía fluida y con todo el power de lo que está por venir. Hija, además, de uno de los históricos del Teatro Estable de Navarra, Ángel Sagüés.

Además, se pudo disfrutar de una sencilla coreografía de la escuela de danza Faktoría, un lugar que está siendo un revulsivo, junto al festival DNA, del baile contemporáneo de la capital navarra. Todas esas conjunciones, junto con otras como el Festival de Olite que vive un renacer o el buen hacer de instituciones como la Escuela Navarra de Teatro, hacen que ese renacer no sea en absoluto fortuito.

El presidente de la SGAE, Antonio Onetti (d), durante la 28ª edición de los Premios Max de las Artes Escénicas

La otra constante de la gala fue la reivindicación contra el genocidio de Gaza por parte de Israel. Muchos premiados tuvieron palabras recordando a los muertos y la inactividad de los poderes de los Gobiernos. La otra reivindicación vino de parte del presidente de la SGAE, Antonio Onetti, y del director de la Fundación SGAE, Juan José Solana, quienes pidieron “una regulación de la inteligencia artificial”: “No estamos en contra de las máquinas, pero sí de que nos destituyan”. También anunciaron la siguiente sede de los Premios Max, Mérida.

El equipo de la obra ´Casting Lear´ tras recibir el premio a ´Mejor Espectáculo de Teatro´ durante la 28ª edición de los Premios Max de las Artes Escénicas

La otra ganadora de la noche fue Casting Lear de Andrea Jiménez, producida por Barco Pirata de Sergio Peris Mencheta y el Teatro de la Abadía dirigido por Juan Mayorga. Se llevó el ansiado Premio al Mejor espectáculo de teatro y el de Mejor adaptación, que corría a cargo de Jiménez y el propio Mayorga. La obra estrenada en La Abadía y que continúa con una gran gira, es una adaptación del Rey Lear de William Shakespeare. Cada noche Jiménez dirige a un actor invitado diferente. Ahí entra la performance y la sorpresa, el espectáculo nunca es igual y por manos de la directora madrileña ya han pasado nombres como Pedro Casablanc, Joaquín Notario, Fernando Colomo, Pere Ponce, Pedro Mari Sánchez, Alberto San Juan o Miguel del Arco.

Catalunya 'power'

Otro de los ganadores de la noche, si nos ponemos territoriales, fue Catalunya. El Premio a la obra revelación recayó en el espectáculo de danza Quiso Negro, de la coreógrafa Ester Guntín, catalana que con este mismo espectáculo ganó ya en 2023 el Premio de Danza del Institut del Teatre. Además, el Premio al Mejor diseño de espacio escénico recayó en Victor Peralta de la compañía catalana La Mula, colectivo que está despuntando y asombrando en Catalunya, este julio estrenan nueva pieza Manual per a éssers vius dentro del Festival GREC, en el Teatre Lliure; comentan que las entradas están volando. Su teatro poético y tan objetual como conceptual cada día tiene más adeptos. Y buena culpa de ello es justamente de Peralta.

La directora y coreógrafa Ester Guntín (c) recibe el premio a la Mejor Autoría Revelación por 'Quiso Negro', durante la 28ª edición de los Premios Max de las Artes Escénicas

Pero es que tanto el Premio Max a mejor actor como a actriz fue para dos montajes catalanes, Àgata Roca por L’imperatiu categòric como Enric Auquer por la adaptación de ese novelón de Francisco Casavella, El día del Watusi. Y ya para redondear la noche otro espectáculo catalán fue quien se llevó los tres premios de danza que no se fueron para Afanador: mejor coreografía y mejor intérprete de danza femenino y masculino. Natural order of things, creada por el libanés Guy Nader y la catalana María Campos, indaga sobre los movimientos precisos y perfectos del universo llevados al espacio y el cuerpo de los bailarines. Desde que se estrenó el año pasado en el GREC de Barcelona ha maravillado allí por donde ha pasado. María Campos recibió el Premio a la mejor interpretación femenina y Alfonso Aguilar a la masculina.

El actor Enric Auquer posa con el premio a ´Mejor Actor´ durante la 28ª edición de los Premios Max de las Artes Escénicas

Una de las sorpresas de la noche es que 1936, obra sobre la Guerra Civil dirigida por Andrés Lima y que ha tenido un éxito allí por donde ha actuado, no recibió ningún premio. Optaba a dos, mejor actor con Juan Vinuesa, y mejor autoría teatral. Pero los jurados, jurados son. Quizá cierto público no entienda que este año el gran éxito del teatro en España no esté en estos premios centrales de las artes escénicas.

Itziar Pascual (d) recibe el premio a la Mejor Autoría Teatral por 'Pepito, una historia de vida para niños y abuelos', durante la 28ª edición de los Premios Max de las Artes Escénicas

La otra sorpresa de la noche fue el Premio Max a la mejor autoría teatral que este año recayó en una de las corredoras de fondo de la dramaturgia española, Itziar Pascual, que además obtuvo el galardón por una obra infantil, Pepito, una historia de vida para niños y abuelos. Acabó la gala con la irrupción de una cantante veinteañera y llena de fuerza irradiadora CastaZabal, cantante queer con dejes folk aflamencados. Su presente se confrontó con el de Julián Gayarre, el cantante del Roncal, esa voz salida de los montes pirenaicos que asombró el mundo entero y que hoy da nombre al teatro de Pamplona y que es seña de identidad de toda Navarra.

La cantante Castazabal durante su actuación en la 28ª edición de los Premios Max de las Artes Escénicas

Este sitio utiliza cookies. Al continuar navegando por el sitio, usted acepta nuestro uso de cookies.