Psicoterapia a la carta

Desde los férreos postulados de Freud, que consideraba la mente humana en continuo conflicto, a los de Perls, que creía en la plena realización personal, la psicoterapia no ha dejado de evolucionar para mejorar la calidad de vida. La entrada Psicoterapia a la carta se publicó primero en Ethic.

Jun 17, 2025 - 22:40
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Psicoterapia a la carta

Según Sigmund Freud (1856-1939), los trastornos son la norma en la salud mental de los individuos, provocados por el desequilibrio entre el Ello, que se rige por la búsqueda del placer inmediato; el Yo, a quien guían el pragmatismo y la supervivencia; y el Superyó, que vela por el cumplimiento de las normas sociales. Estas tres instancias psíquicas estarían en una continua pugna que solo su teoría psicológica lograría equilibrar. Así nació el psicoanálisis, la primera corriente de terapia psicológica.

El psicoanálisis propugnaba que todo paciente que acude a consulta lo hace por tener un sufrimiento que responde a un conflicto inconsciente entre las tres instancias psíquicas. El psicoanalista lograría descubrir dicho conflicto y hacerlo consciente para que el paciente deje de sufrir. La terapia psicoanalítica estuvo, desde sus inicios, rodeada de polémica por achacársele falta de rigor científico. No obstante, las posteriores aportaciones que hicieron Carl Gustav Jung (1875-1961), Melanie Klein (1882-1960) o Jacques Lacan (1901-1981), lograron que el psicoanálisis renovase en cierto modo sus enfoques. A día de hoy, sigue renovándose gracias a la incorporación de métodos provenientes de otras corrientes.

Casi a la par que Freud y sus discípulos expandían su terapia, surgía otra corriente que se convertiría en enemiga declarada del psicoanálisis. Las investigaciones acerca de los estímulos y respuestas condicionadas a los mismos llevaron a John B. Watson (1878-1958) y Burrhus Frederic Skinner a instaurar el conductismo. Según esta corriente, nuestra conducta se basa en respuestas aprendidas a diversos estímulos exteriores. La terapia conductista busca averiguar la conducta indeseada que provoca el sufrimiento, y estudiarla para, posteriormente, suprimirla proporcionando al paciente un nuevo aprendizaje. De esta manera, los conductistas aseguraban contar con el rigor científico del que carecía el psicoanálisis. No obstante, también contaban con ciertas carencias, que vinieron a ser cubiertas por las teorías cognitivas, surgidas en la misma época.

Según estas, no son los estímulos los que provocan las respuestas aprendidas, sino la interpretación que hacemos de los mismos. A finales de los años 50, la terapia cognitivo-conductual quedó definitivamente fijada al incorporar al análisis de las conductas del paciente el de sus pensamientos e ideas.

Pero las teorías cognitivas comenzaron a ramificarse dando lugar a dos nuevos tipos de terapia que a día de hoy no han perdido su importancia: la constructivista y la sistémica. Mientras que los terapeutas constructivistas analizan los esquemas mentales del paciente para averiguar cómo construye su propia realidad, los sistémicos estudian sus patrones de comunicación con los demás para comprender en qué falla la misma y así poder reconducirla. En ambas teorías, todo sufrimiento puede solucionarse si se analiza en profundidad el esquema mental del paciente.

La psicología humanista se propone acabar con la idea de las corrientes tradicionales de que detrás de todo sufrimiento existe una patología

También a mediados de siglo, comenzaría a tomar relevancia una nueva corriente que ampliaría los tipos de enfoques psicoterapéuticos. La psicología humanista se propone acabar con la idea de las corrientes tradicionales de que detrás de todo sufrimiento existe una patología. El humanismo busca analizar las capacidades de las personas sanas para fomentar en ellas la autorrealización.

Dentro de este enfoque optimista sobre el ser humano, surgen diferentes teorías. Abraham Maslow (1908-1970) desarrolló una teoría basada en la jerarquía de necesidades que motivan el comportamiento humano. Carl Rogers (1902-1987) instauró la pedagogía humanista facilitando el autoconocimiento de los pacientes mediante la aceptación, la empatía y la congruencia. Erich Fromm (1900-1980) defendió la plena libertad de la persona mediante la eliminación de cualquier tipo de subordinación a poderes ajenos.

Por su parte, los alemanes Max Wertheimer (1880-1943) y Wolfgang Köhler (1887-1967), fueron los padres de la corriente Gestalt, en cuyos principios se basó Fritz Perls (1893-1970) para desarrollar la terapia del mismo nombre. Una terapia que no ha dejado de enriquecerse con las aportaciones de otras corrientes psicológicas, pero cuyo objetivo principal sigue siendo el de liberar a la persona de todo bloqueo que le impida la autorrealización en el presente. Es quizás la primera corriente psicológica que se desentiende del pasado del paciente.

Desde el establecimiento de estas importantes corrientes, la psicoterapia no ha dejado de evolucionar con nuevos métodos que no tienen problema en incorporar fundamentos de distintas escuelas psicológicas. El objetivo de todas ellas sigue siendo el de ayudar a las personas a comprenderse mejor y, de esta manera, lograr cambios positivos en su vida.

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