Los 200 primeros casos de Mortadelo y Filemón, de Francisco Ibáñez
Reseñamos Los 200 primeros casos de Mortadelo y Filemón, un volumen lleno de extras que reedita con mimo las primeras y más interesantes historias de los personajes más conocidos de Francisco Ibáñez.


Edición original: Los 200 primeros casos de Mortadelo y Filemón (Bruguera, 2025)
Guion: Francisco Ibáñez
Dibujo: Francisco Ibáñez
Edición y textos: Antoni Guiral y Jordi Canyissà
Restauración: Rubén Larrea
Formato: Cartoné. 240 páginas. 29,95€
200 pedazos de historia del tebeo.
«¡No creí que fuéramos tan importantes!»

La edición
Lo primero que vamos a comentar es la edición de Bruguera. A primera vista hay que destacar el brillante diseño de la portada y las guardas, además de un título que no deja ninguna duda de lo que nos vamos a encontrar en su interior que son las primeras historias en orden de publicación cronológico de la serie Mortadelo y Filemón, agencia de información publicadas entre el 20 de enero de 1958 y el 2 de octubre de 1961. Es decir, las primeras historias de los personajes más populares del cómic español creados por Francisco Ibáñez (Barcelona, 1936-2023). El tomo comienza con una biografía del autor que abarca hasta el año 1961, para proseguir con artículo que nos habla sobre como la serie reflejaba determinados aspectos de la época y sobre la génesis y el orden de creación de las historias. Ambos artículos son realmente interesantes y que sirven para contextualizar las historietas. Posteriormente tenemos las primeras 123 historias tal y como fueron publicadas por primera vez, es decir sin recolorear o con un nuevo rotulado. Algunas están en blanco y negro, otras en bitono y algunas a color que eran las que se publicaban en la portada de la revista Pulgarcito. Entre ellas nos encontramos con algunas que no se habían recopilado nunca. Luego nos encontramos con un excelente artículo en el que se habla de la evolución tanto de la serie a todos los niveles, tanto argumentalmente como en el dibujo. Aunque ninguno aparece firmado son textos escritos por Antoni Guiral y Jordi Canyissà, dos de los mejores teóricos de cómic de nuestro país que también han sido los responsables de la edición. Finalizan el tomo las 77 historias restantes de los personajes y un texto biográfico sobre Ibáñez que resulta algo redundante con el primer artículo.
Con respeto a la reproducción hay que decir que dejando de lado alguna excepción está muy bien y se nota el trabajo de Rubén Larrea en la restauración de las páginas con la dificultad a la hora de conseguir algunos materiales. La decisión de publicar como aparecieron originalmente hace que en ocasiones veamos colores un tanto extraños o que se salen de las líneas, pero ambos problemas eran marca de la casa en aquellos años y no resultan muy molestos. Algo que si pasa con la atroz rotulación mecánica de algunas páginas que creo se debería haber sustituido por una que simulara la manual del resto de tiras, sobre todo ahora que con los recursos digitales no es tan difícil hacerlo. Pero quitando este problema que quizás sea más una cuestión personal mía, la edición es muy buena y hay que felicitarse por tener por fin estas páginas accesibles, además con un precio muy ajustado para estos tiempos, que son historia con mayúsculas del tebeo español.
Mortadelo y Filemón, agencia de información
Años antes de ser agentes de la T.I.A. y trabajar con el Superintendente Vicente, Ofelia o el doctor Bacterio, Mortadelo y Filemón tenían una agencia de detectives. Algo que sucedió durante los primeros años de vida de los personajes en las páginas de la revista Pulgarcito y que son las historias que nos encontramos en este tomo. A diferencia de las más conocidas estamos ante historias que solo duran una página, salvo alguna excepción publicada en algún almanaque o especial de la revista que duran dos páginas. Normalmente nos encontramos con seis tiras de viñetas, salvo en los casos que se trata de una historieta que iba en la portada de la revista que era de cinco tiras, en las que tenemos una historia clásica con presentación, desarrollo y un desenlace en el que nos encontramos un giro final que ya acaba con los personajes teniendo que huir. Una de las principales señas de identidad de la serie durante toda su existencia. Un esquema sencillo con varios gags en el que Ibáñez se mueve muy bien por su capacidad cómica que siempre fue superior a la que tenía para desarrollar historias largas que acostumbraban a resultar algo repetitivas.
Al tratarse de las primeras historias de los personajes vemos una búsqueda inicial para establecer tanto el tono de las historias, como la dinámica entre los personajes y el estilo gráfico. Algo que provoca una constante evolución, sobre todo gráfica que hace que los personajes vayan mutando, ya el tono y la relación entre los personajes principales se consolida rápidamente. En el caso de Mortadelo reduciendo su tamaño y dejando de lado la chistera y el paraguas que le acompañan en sus primeras apariciones. En el caso de Filemón también vemos diferentes indumentarias y un aumento del tamaño de su cabeza. Una simplificación de su aspecto visual que los hace más icónicos y dinámicos, pero que además suponía un ahorro de trabajo en unos años en los que producía muchas páginas a la semana. Además, vemos como el entintado se va volviendo más preciso, enérgico y afilado, haciendo que los personas tengas más aristas en las últimas historias que son de lo mejor que dibujó Ibáñez en su carrera. Unas historias en las que todavía tenía con un estilo deudor de los grandes autores de Bruguera, mucho más interesante visualmente, personal y original que el deudor de Franquin de las historias más conocidas que era bastante corriente sin el nervio, la frescura y la energía de estas páginas.
Las historietas parten de un esquema similar en el que o bien les encargan investigar un caso o descubren un posible crimen, pero por la torpeza o mezquindad de Mortadelo o un equívoco todo acaba saliendo de la peor manera posible. Algo que provoca que leyendo el tomo de una sola sentada nos encontremos con historias muy similares, e incluso algunas casi idénticas, pero hay que tener en cuenta que estamos ante casi tres años de historia que leídas semana a semana no dejaban esa impresión. Además, muchas más veces de las que podemos pensar en un inicio Ibáñez se sale de los esquemas habituales para sorprendernos totalmente con historia realmente brillantes, algo nada sencillo partiendo de ese esquema fijo y de la realidad de una época en la que todos tenían que lidiar con la censura y la moral ultracatólica. Pese a tener que lidiar con esa censura en las historias podemos ver algunas críticas a la sociedad de la época sobre todo en la relación de poder entre un jefe, Filemón, y su empleado, Mortadelo. El primero se comporta como un verdadero déspota llevando a controlar incluso la vida personal de su empleado, una sutil metáfora de lo que vivía el país en aquellos años, pero sin el mordiente y las cargas de profundidad que veíamos en los trabajos de algunos de sus contemporáneos.
Como se comenta en el segundo artículo del tomo las historias incluidas nos permite hacernos una idea de muchos aspectos de la época tanto en lo referente a la forma de vivir como a la mentalidad y nos encontramos con un humor que era considerado para los niños que los leían en esos años en el que sorprende la violencia de algunas historietas que hoy en día serian consideradas como humor negro casi underground y con habituales toques surrealistas. Un humor que puede ser producto o bien de esos diálogos llenos de anacronismos marca de la casa, juegos de palabras o de gags visuales en los que vemos como el estilo de dibujo va cambiando para hacer que funcione mejor deformando a los personajes cuando es necesario. El tiempo transcurrido desde su publicación hace que haya algunos partes que no han envejecido excesivamente bien como las representaciones de algunas personas de otras razas, pero nos es tan desafortunado como sucedió en algunos álbumes de la serie posteriores.
En las partes del guion que más vemos evolucionar es como va desapareciendo la tendencia de los personajes a decir que es lo que están haciendo sobre todo un Mortadelo que en las primeras historias nos va radiando de que se va disfrazando a cada momento. Con el paso de las historias va dejando de hacerlo lo que va dotándolas de mayor agilidad algo a lo que contribuye el buen hacer narrativo de Ibáñez que consigue las historia se leen casi como un cortometraje de dibujos animados.
Una de las sorpresas más agradables que encierran estas historietas son las constantes referencias y cruces con otros personajes de la casa que sirven como un sentido homenajes a autores a los que consideraba sus maestros. Algo que se puede observar en la forma en la que evoluciona su dibujo que empieza a tomar cosas de un maestro como Vázquez del que toma la simplificación ya mencionada en los personajes y también en los fondos.
La edición de Los 200 primeros casos de Mortadelo y Filemón es una de las mejores noticias comiqueras de este año tanto por la importación histórica de estas historietas como por la calidad y mimo de la edición. Unas historietas que son lo mejor de Francisco Ibáñez junto con la imprescindible 13, Rué del Percebe en una época en la que su dibujo rebosaba personalidad propia y su dominio del gag era enorme. Ojalá sea el prólogo de la aparición del resto de historias de esta primera etapa y de la recuperación de los tebeos de otros tantos autores del catálogo de Bruguera que llevan años en el olvidado.
Lo mejor
• Poder tener en un solo volumen las primeras historias de Mortadelo y Filemón incluyendo algunas nunca recopiladas.
• Ver la evolución de Ibáñez y de los personajes.
• El formato historia de una página es cuando Ibáñez se mostraba más ingenioso.
• Los artículos y los extras.
Lo peor
• La reproducción de algunas historias no es óptima.
• Entendiendo el deseo de publicar las historias como aparecieron originalmente, no haber cambiado la atroz rotulación mecánica de algunas es un error.