Perenne Juan Bernier

Frente al descontento levemente creativo de nuestra era, este Diario (1918-1947) (Pre-Textos, 2025; Edición de Juan Antonio Bernier) proporciona andamiajes recreativos sobre los que alzar una porosidad esencial. Eléctrico es el empuje de este volumen que discurre del axioma al corolario, con una capacidad incombustible de seguir fascinando. La poesía de Juan Bernier (La Carlota,... Leer más La entrada Perenne Juan Bernier aparece primero en Zenda.

May 21, 2025 - 05:35
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Perenne Juan Bernier

A favor de la vitalidad de la voz y sus ecos, todo un pensamiento parte en busca de resonancias. A favor de los argumentos criticados o perseguidos, una filosofía poética, escrita hace tres décadas, sigue redundando en los debates contemporáneos: “Nunca había sabido, hasta este momento, que él era… era un hombre, e instantáneamente, que su carne blanca bajo la luna me atraía”.

Frente al descontento levemente creativo de nuestra era, este Diario (1918-1947) (Pre-Textos, 2025; Edición de Juan Antonio Bernier) proporciona andamiajes recreativos sobre los que alzar una porosidad esencial. Eléctrico es el empuje de este volumen que discurre del axioma al corolario, con una capacidad incombustible de seguir fascinando.

"En este dietario, a cargo de uno de los miembros fundadores de la revista de poesía Cántico en el año 1947, se denuncia una pérdida temporal que ahonda en una valoración perenne, independiente de los indicadores circunstanciales"

La poesía de Juan Bernier (La Carlota, Córdoba, 1911 – Córdoba, 1989) permea su prosa, pasados treinta y cinco años de la desaparición del poeta, para el que “la noche es íntimo y desacostumbrado terror de lo inevitable”. Transmutados por la lírica, se exponen y deshacen roles y actitudes: “Yo voy a casa para escribir, porque quiero pensar escribiendo: desahogo doloroso, pero adecuado, de un sentimiento penosísimo”.

Atemporal (y por eso plenamente moderno) su impulso hacia la democracia y su falta de inclinación hacia credencial alguno supone un modelo de comportamiento a seguir: “Cuando pienso en los procedimientos posibles, tengo cierta tranquilidad que no es sino la íntima esperanza de que de la idea al hecho hay una absoluta distancia.”

Se combina memorial e historia cultural, con lúcido, amplio alcance, llena de reflexiones matizadas, profundizando en los conceptos de racionalidad, lenguaje, trauma, cerebro versus cuerpo, clase, género e inequidad. Es la del cofundador de la revista Ardor, en la que colaboraba el también poeta Ricardo Molina, una vida provinciana, intensamente local que resume, sin embargo, las tensiones y los extremos de su época: las identidades multilingües y cambiantes, las luchas violentas entre facciones.

"Hay un significado, pero el lector debe esforzarse por encontrarlo y, al hacerlo, reconsiderar sus propias ideas preconcebidas, reexaminando sus respuestas a las sucesivas provocaciones"

Sigue vigente la capacidad de Bernier para emitir apotegmas, que van de la reverencia a la indignación: “Al principio esta soledad se llena por sí sola, y en muchas ocasiones, sirve de campo a mis pensamientos.” En el trigésimo quinto aniversario de su fallecimiento, conmemoramos toda una forma de estar en el mundo, con las inevitables complejidades que esto conlleva.

En este dietario, a cargo de uno de los miembros fundadores (con Pablo García Baena y el citado Molina) de la revista de poesía Cántico en el año 1947, se denuncia una pérdida temporal que ahonda en una valoración perenne, independiente de los indicadores circunstanciales: “Pensando en esto marcho y me meto en la cama, lleno de rencor y odio a la humanidad toda, menor a este muchacho que parece estar conmigo”.

Hay un significado, pero el lector debe esforzarse por encontrarlo y, al hacerlo, reconsiderar sus propias ideas preconcebidas, reexaminando sus respuestas a las sucesivas provocaciones: “Estar a su lado es una felicidad que se conjuga en la noche orgiástica, el ruido, la luz, la pedrería y el oro de los altares vivos.”

"Su lectura, treinta y cinco años después, sigue suponiendo una experiencia de alto riesgo que nos enfrenta a lo que considerábamos categorías invariables: amor, identidad, pertenencia"

Por encima de todo, la experimentación formal de Juan Bernier nos sigue arrojando de cabeza a la subjetividad de la lectura: la intuición de que, cuando abrimos un libro, cada uno de nosotros descubre algo diferente: “Esta confesión sacrílega acaso se justifique por el deseo noble del que la hace, del que, dudando, casi en absoluto, del dogma mismo, lo aprovecha, sin embargo, para una purificación interior”.

Sostiene en su prólogo el escritor Juan Antonio Bernier (Córdoba, 1976): “Pertenece a la estirpe de los diarios comprometedores y comprometidos, es decir, aquellos que relatan una vida oculta, propia y ajena, que, en su momento, por motivos obvios de índole política y social, no podía ser exhibida públicamente”.

Su lectura, treinta y cinco años después, sigue suponiendo una experiencia de alto riesgo que nos enfrenta a lo que considerábamos categorías invariables: amor, identidad, pertenencia: “El autor se adopta a sí mismo como tema y como hilo vertebrador”, afirma el sobrino-nieto del poeta en la nota a la edición, “sin que por ello el texto deje de ser, más allá de su función personal, literatura, es decir: elaboración artística y consciente”.

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Autor: Juan Bernier. Título: Diario (1918-1947). Editorial: Pre-Textos. Venta: Todos tus libros.

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